Barcelona"Cuando leemos podemos calzar los zapatos de los demás y podemos ver el mundo a través de una percepción que no es la nuestra: dialogamos o nos confrontamos", ha dicho la escritora Cristina Rivera Garza este martes por la tarde durante el tradicional Pregón de la Lectura, celebrado en el Ayuntamiento de Barcelona y organizado en colaboración con la colaboración de levantando carteles como "defendemos nuestras bibliotecas", "falta personal" y "bibliotecarias maltratadas", en señal de protesta por las condiciones laborales de la plantilla. "Barcelona se transforma el día 23 de abril en una gran librería, imagen que enamoraba a un premio Nobel de literatura desaparecido hace poco como Mario Vargas Llosa", ha dicho Xavier Marcé, actual concejal de Cultura.
"He tenido la suerte de pasar temporadas recientes en Barcelona gracias a una beca María Zambrano —ha explicado Rivera Garza—. He hecho algunos amigos catalanes, pero también una parte de la nómina de autores latinoamericanos que viven allí. Todos ellos me han hecho sentir una más de la gran comunidad cosmopolita que integra la ciudad. De ahí que quiero dedicar el pregón a los migrantes".
La escritora, nacida en México en 1964 y residente en Texas desde hace más de tres décadas —donde da clases de escritura creativa en la Universidad de Houston—, se ha centrado en glosar el poder transformador de un ". La lectura aporta el detalle concreto y convoca a nuestros sentidos. Imaginemos a los demás, pero desde nosotros mismos". La escritora ha mencionado a personajes emblemáticos como la señora Dalloway de Virginia Woolf y Andrea que protagonizaba Nada, de Carmen Laforet. "La potencia de la imaginación es que puede producir realidad: entramos en un libro de una manera y salimos de otra —continuó—. Desde que leí Las ondas, de Virginia Woolf, no he mirado el mar por igual. Leer es un primer paso para intentar cambiar el mundo".
Una pregonera con el premio Pulitzer
"Fue leyendo los documentos de Liliana, mi hermana asesinada, que volví a sentirme cerca —ha recordado—. Era un encuentro emotivo, pero también con una finalidad: llegar a escribir un libro". Aunque debutó hace tres décadas con la novela Desconocer (1994) y que desde entonces ha publicado una veintena de títulos, fue con El invencible verano de Liliana (Literatura Random House, 2021) que Cristina Rivera Garza logró una notoriedad remarcable. Sucedió primero en castellano, pero también en inglés: en el 2024 la traducción de la propia autora del libro, que explica el feminicidio no resuelto de su hermana en 1990 mientras estudiaba arquitectura en México, recibió el premio Pulitzer en Estados Unidos el año pasado.
"La violencia contra las mujeres es mayúscula, pero todavía ahora la palabra feminicidio se utiliza muy poco: hay que mencionarla más para que entre en la conversación pública. Hay que preservar la memoria colectiva de quienes nos han dejado, sobre todo a causa de la violencia", ha dicho hoy. Hace cuatro años, cuando presentó El invencible verano de Liliana, decía: "Mi hermana tuvo dos grandes enemigos: su asesino y el patriarcado"Y también: "Estoy harta de las novelas que se aproximan a los criminales dotándoles de una especie de glamour"
"Leyendo aquellos documentos de mi hermana volvía a acercarme a su cuerpo y, específicamente, a su forma de respirar —continuó hoy con Rivera—. largo, me llegaba a ahogar. ¿Será la lectura una manera de insuflar aire a los pulmones de los que ya no están con nosotros?" el Amazonas", en este sentido: "venimos a respirar sin pausa, a reconectarnos". "Leer es respirar todos juntos", concluyó, antes de solidarizarse con la protesta de los trabajadores de la red pública de bibliotecas.
Durante su conversación posterior con la periodista Anna Guitart, Cristina Rivera "complicada". "A veces la ficción se ha apropiado de la experiencia de los demás sin pedirles permiso, y eso me exaspera -ha dicho-. También hay quien dicen que con la ficción puedes hacer lo que te dé la gana. No acabo de estar de acuerdo con que la autora lo tiene claro:" hacer, recurriremos a todo lo que sabemos, pero también, y sobre todo, a lo que desconocemos". Por eso la hibridación de géneros se encuentra en buena parte de los libros de Rivera Garza, como ocurre en "los relatos de no ficción especulativa" de Terrestre (Literatura Random House, 2025), del que la autora ha querido leer un fragmento antes de cerrar el acto en el que se ha hecho evidente una vez más su compromiso político y social.
"Siento un miedo terrible"
Por la mañana, y en formato rueda de prensa, Rivera Garza ha hecho evidente su preocupación por la situación actual en Estados Unidos. "Siento un miedo terrible. Me da la impresión de que la forma en que se toman las decisiones desde la Casa Blanca afecta no sólo a la frágil democracia de Estados Unidos, sino también al orden mundial, económico y cultural", ha afirmado. "El horror nos deja sin lenguaje, sin los demás, sin la comunidad –ha precisado–. En momentos así, hay que trabajar con ellos. Siendo escritora, me queda clarísimo el poder de esos elementos tan humildes que son las palabras, la tremenda influencia que pueden tener ahora es fundamental", ha añadido.
Rivera Garza recordó que el "ataque" reciente de Trump a universidades como Harvard no es una "falsa coincidencia, sino que forma parte de un programa". El presidente de Estados Unidos ha amenazado con congelar 2.200 millones de dólares en subvenciones si no cierran todos los programas de diversidad, equidad e inclusión. También pretende someter a determinados departamentos a una auditoría externa. "Es necesario que se reactiven las fuerzas que históricamente han estado detrás de los movimientos por los derechos civiles o el feminismo y para que se recupere el espacio público en Estados Unidos", ha reclamado también la autora.
