Literatura

El regreso de Mario Vargas Llosa a Barcelona

El premio Nobel de literatura dialoga con Javier Cercas en la Biblioteca Jaume Fuster

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Vargas Llosa, en la biblioteca Jaume Fuster

BarcelonaHacía años que el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) no presentaba un libro suyo en Barcelona. Se lo pudo ver el 2018 apoyando la candidatura de Manuel Valls a la alcaldía. También el 10 de octubre del 2017, en la manifestación convocada por Societat Civil Catalana, en que cargó contra los "estragos" que causaba el nacionalismo catalán. "Se necesita mucho más que una confabulación golpista de los señores Puigdemont y Junqueras, y de la señora Forcadell, para destruir lo que han construido 500 años de historia", proclamó: a un lado tenía a Josep Borrell; al otro, a Xavier Garcia Albiol con una bufanda de España envuelta en el cuello.

Este paréntesis se ha cerrado en la Biblioteca Jaume Fuster gracias al diálogo que el escritor ha mantenido con Javier Cercas sobre La mirada quieta, ensayo motivado por los 18 meses de lectura sistemática de la obra de Benito Pérez Galdós (1843-1920), que arrancaron con motivo del confinamiento de marzo del 2020. "Es una suerte tener a Vargas Llosa aquí, en Barcelona, para hablar de literatura –ha afirmado Cercas–. Sus opiniones políticas han eclipsado demasiado a menudo su obra. Me gustaría recordar a Milan Kundera, cuando dice que cuando un escritor expresa lo que piensa políticamente se lo juzga a partir de esto y no de sus novelas, que es donde se encuentra su visión del mundo".

Barcelona, ¿capital cultural de España?

La política ha quedado al margen de la masterclass de hora y media que han compartido Vargas Llosa y Cercas, guiados hábilmente por Sergio Vila-Sanjuán. Han aparecido consideraciones sobre el narrador "dios todopoderoso" que inventó Flaubert –"sin ser del todo consciente, revolucionó la literatura"–, elogios a El Quijote, "novela fundacional de la modernidad", y el recuerdo de la Barcelona donde el premio Nobel escribió Pantaleón y las visitadoras (1973). "Pasé cinco años en esta ciudad y fueron muy felices –ha dicho–. En aquellos momentos era la capital cultural de España. Los españoles que venían a vivir aquí se sentían europeos. Estaban convencidos de que la transformación llegaría por aquí. Y la democracia y la libertad acabaron viniendo. El único error fue creer que la cultura dirigiría el cambio".

El gran protagonista de la sesión ha sido Benito Pérez Galdós, "un hombre discreto y una buena persona, el primer escritor profesional del país, que escribía siguiendo un horario de oficina y que acababa una novela cada dos o tres meses". No llegó al nivel de Flaubert, Dickens y Balzac. "Era un novelista más desigual –ha explicado–. Escribió obras maestras, pero también obras flojas e insuficientes". Aun así, el público, que casi llenaba el auditorio de la biblioteca, se ha marchado a casa con deberes: descubrir el canon de novelas que Vargas Llosa elogia en el ensayo. Lo encabezan Misericordia y Fortunata y Jacinta, "en que las mujeres son mejores que los hombres que las acosan", y lo completan Doña perfecta, La desheredada, Tristana y Torquemada en la hoguera. "He releído esta última y me ha parecido buenísima –ha asegurado Cercas–. El libro de Vargas Llosa también: hace una lectura de Pérez Galdós con una generosidad extraordinaria".

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