Novedad editorial

Marion Fayolle: "No nacemos vírgenes, somos un ramo de nuestros antepasados"

La artista, una de las ilustradoras francesas del momento, debuta en la novela con 'De la misma madera'

La ilustradora Marion Fayolle
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BarcelonaLa ilustradora francesa Marion Fayolle (Ardecha, 1988) pasó buena parte de su vida rodeada de animales en una granja regentada por sus abuelos. estos temas", explica Fayolle, que con La ternura de las piedras (Nórdica, 2016) se hizo un sitio como una de las autoras de cómic francesas del momento, y que el año pasado expuso en el Centro Pompidou. El artista tiene un imaginario singular que ha explorado a títulos como Los traviesos (Nórdica, 2015) y Los pequeños (Nórdica, 2021), en la que juega con los cuerpos y dibuja hijos atados a los padres, bebés flotando dentro de un pecho y lechugas que florecen en la pelvis de las mujeres. Ante la imposibilidad de dibujar sobre su niñez, la dibujante decidió abrirse camino en la novela. En De la misma madera (Nórdica, 2025), Fayolle cambia el dibujo por las palabras para hablar de cómo la niñez y los legados familiares nos definen.

"Mi escritura empieza como un esbozo, una idea visual. El texto gira en torno a esa imagen, la cuestiona y cuenta su historia", señala Fayolle. La novela está hecha de capítulos breves que funcionan como pequeños flashes sobre un paisaje. Fayolle explica el día a día de una niña rodeada de hermanos y primos y, a través de ella, disecciona el papel de los miembros de la familia en un ecosistema en el que cada uno tiene su rol. "La familia es un sitio de transmisión, reproducción e intimidad", afirma la creadora. Una de las ideas que laten en el libro es que los hijos son copias en pequeño de sus progenitores, y que, sin quererlo, acaban imitando sus gestos, comportamientos y forma de ver el mundo. "Cuestiono las partes innatas y adquiridas, el poder que tenemos para inventar una vida diferente a la de nuestros padres. Como en mis dibujos, los personajes son porosos, se contagian entre ellos y no tienen nombres ni límites demasiado definidos. Son únicos, pero a menudo se desbordan de sí mismos. En la misma línea, no nacemos vírgenes;

Los valores de los abuelos campesinos

Cuando fue el momento de elegir un camino profesional, Fayolle se alejó de lo que tenía en casa. En vez de quedarse en la granja, eligió dibujar y marcharse a la gran ciudad. En el libro refleja esa opción como una alternativa, no como una ruptura. "No me distancé de mi familia por rechazo, sino porque me sentí llamada por otras cosas. Sigo dando vida a ese lugar con las palabras. Es, más bien, una metamorfosis", dice Fayolle. En cierto modo, la infancia es un lugar recurrente en sus creaciones, porque sigue alimentando el paisaje que la vio crecer. "A menudo busco invocarla y revivirla, y los valores de mis abuelos campesinos todavía me sirven de fundamento", subraya.

Ilustración de la cubierta de la novela

Los animales son los otros grandes protagonistas de la novela, que describe con ternura pero sin obviar su salvaje y su crueldad. El contacto constante entre sus cuerpos y los de las personas los convierte a todos en niños que comparten espacio y vida. "La novela no es una historia puramente autobiográfica, sino una herramienta para convocar imágenes, superponer identidades, mirar a una familia a través de la transparencia y jugar con analogías —dice Fayolle—. La escribí basándome en esta conexión con el paisaje y con las vacas que sentí durante mi infancia".

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