Literatura

Siete personajes triturados por la historia

Los protagonistas de 'El trigésimo año', de Ingeborg Bachmann, tienen una característica en común: sufrir el monstruoso insulto que es la vida y acabar hechos jixinas

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Un cuadro de la pintora expresionista Marianne von Werefkin
  • Ingeborg Bachmann
  • Cráter ediciones
  • Traducción de Clara Formosa Plans
  • 256 páginas / 20,90 euros

El trigésimo año, primera incursión de'Ingeborg Bachmann (1926-1973) en la prosa, consta de una serie de relatos hechos de imágenes sutiles y de personajes obsesionados por la búsqueda de la verdad, la obligación de amar o la necesidad de cambiar de vida. A lo largo de siete textos, la autora construye unas situaciones que muestran la dificultad de comunicarse con los demás, el amor, la desesperación o las vivencias pasados ​​por la criba de la pérdida y de un lenguaje lleno de imágenes y mitos . Sus personajes tienen una característica en común: sufrir el monstruoso insulto que es la vida y terminar hechos jixinas.

El trigésimo año es el relato principal, que da título al libro. Se trata de una reflexión de un narrador en primera persona que desarrolla una crisis vital a la edad de treinta años, porque por primera vez tiene la sensación de que su vida es finita. La crisis de su vida es, a su vez, una crisis de identidad inestable. Debe alejarse durante un año de su cotidianidad y emprender un viaje a Viena ya Roma para explorar el propio pasado y descubrir quién es en realidad. El viaje también es interior, puesto que sus recuerdos no coinciden con lo que dicen otras personas. Sólo un accidente de tráfico en el que muere el alter ego del personaje le permite superar la crisis, sacar algo positivo del balance que ha hecho y volver al futuro. El recurso del monólogo interior utilizado por Bachmann sirve como medio de autocomprensión y seguridad en uno mismo. El yo narrativo es siempre fragmentario. La nueva identidad no es fija, sino una construcción hecha de capas.

Profundizar en las aguas turbias

Por lo que respecta a la historia, los relatos de Bachmann también conforman un libro clave sobre la posguerra en Alemania y Austria. La autora plantea, siempre desde la perspectiva de la responsabilidad del individuo, siete cuestiones fundamentales en torno a la convivencia social y de las relaciones entre hombres y mujeres, condicionadas eternamente por las trampas del lenguaje y sus limitaciones. Los temas de Bachmann siguen explotándonos en las narices por su radical actualidad. Las siete narraciones, publicadas por primera vez en 1961, fueron fuertemente intervenidas por la censura, hasta el punto de que uno de los relatos, Un paso hacia Gomorra, sobre una historia de amor lésbico, se omitió de la recopilación.

En la década de los años 50, Bachmann entra a formar parte del conocido Grupo 47 con Heinrich Böll, Paul Celan, Günter Grass o Hans Werner Richter. Coinciden porque buscan, a través de sus obras, ofrecer una resistencia ante la realidad del momento y por defender la memoria colectiva por no olvidar un pasado traumático todavía muy presente. Al mismo tiempo, pretenden revivir la cultura alemana y austríaca, muy deteriorada en el predominio nacionalsocialista. El fascismo alemán, sus consecuencias sociales y sobre todo en la mujer serán las constantes en la vida y obra de Ingeborg Bachmann. Las siete narraciones deEl trigésimo año no están escritas en el sentido convencional; son más bien momentos de reflexión, monólogos impresionistas que profundizan en las aguas turbias en las que se encuentran los protagonistas. Bachmann muestra la agitación y el colapso humanos no sólo en términos existenciales vacilantes, sino que retrata de forma realista a unos personajes vinculados a un contexto social específico. Especulaciones ficticias que combinan ideas filosóficas y morales, ironías, intuiciones psicológicas y anécdotas o recuerdos en siete relatos intensos pero controlados con frialdad austríaca.

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