Las primeras veces

El silencio cómplice en torno a Ivette Nadal

Ivette navidad fotografiada por la entrevista con el ARA
13/06/2025
2 min

BarcelonaHoy empiezo con unos datos incómodos: el 25% de la población adulta ha sufrido maltrato físico en la infancia, y un 18% de niñas y un 8% de niños han sufrido abusos sexuales (Unicef, 2017). La psicoanalista polaca Alice Miller profundizó en el concepto de pedagogía negra, que define como un modelo de crianza basado en la represión emocional, la humillación y la obediencia acrítica, donde la violencia (física, verbal o simbólica) se presenta como necesaria para educar. Esta pedagogía no sólo hiere, sino que enseña a justificar la herida ("Lo hacían por mi bien", "Los estándares de la época eran otros") y, de este modo, el dolor queda sepultado bajo una capa de lealtad, y el ciclo de la violencia puede perpetuarse sin ser cuestionado.

Miller describe que maltratadores y abusadores suelen proyectar grandes cantidades de culpa a las víctimas para anular su vida emocional. De este modo, el niño no puede sentir lo que sería la reacción normal y sana a un abuso y crueldad, es decir, indignación, y así no se cuestiona el comportamiento del abusador ni se rebela en él. La autora defiende que debemos aprender a escuchar el odio porque nos informa de las heridas y de nuestros valores. Si odiamos las mentiras y la toxicidad, dice Miller, nos otorgamos el derecho de luchar contra él o de alejarnos.

He pensado mucho en todos estos conceptos, mientras he leído Justicia poética, el dietario que la poetisa y cantautora Ivette Nadal acaba de publicar en Pòrtic. La autora explica la larga lucha contra la anorexia y algunos de sus desencadenantes: los abusos que sufrió cuando tenía 14 años por parte de un admirado poeta de más de 50 años, ya los 16 años por parte de otro poeta del mismo entorno, casado y cincuenta. La autora no describe estas situaciones como abusivas, sino como "amores descompensados".

El libro me ha removido mucho por varios motivos. Uno es la normalización de estas relaciones descompensadas dentro de los entornos artísticos o intelectuales. Como Anna Punsoda denunciaba en la presentación del dietario, en la librería Ona, "si en vez de ser poetas fueran profesores de instituto, monjes de Montserrat o mecánicos, ya estarían en prisión". Me pregunto: de toda la gente que frecuentaba el Horiginal, ¿nadie se dio cuenta de nada? La violencia no es sólo el acto violento en sí, es también el silencio que le rodea. Si los adultos no preguntamos, miramos hacia otro lado, callamos o reímos la gracia a los hombres mayores que tienen una amante jovencita, lo que hacemos es perpetuar los ciclos de violencia.

Otro punto que me ha incomodado es, precisamente, que la propia Navidad no describa estas relaciones como abusivas. Ella es libre de repensar su experiencia con las palabras que necesite, pero como psicóloga infantil sé que las telarañas tóxicas de lealtad que construyen los abusadores son difíciles de destruir. Al final del libro, sin embargo, Nadal hace una elección de poemas y canciones. Para mí, es la mejor parte del texto porque, a través de su poesía, Nadal llama y está aquí, a medio camino entre la disociación y la lucidez, donde encuentra su justicia poética. No hay venganza, ni complacencia. Sólo su voz que se alza, elegante y profunda (siente cantar, se lo recomiendo), por encima de todo lo demás:

SI PRETENDES

Si pretendes seguirme,

si pretendes escribirme,

si pretendes pintarme,

si pretendes llamarme,

si pretendes buscarme,

si pretendes llamarme.

Me esconderé.

Y no te leeré.

Saldrá la voz del ahogo

del aire del desierto

que traslada

malas hierbas

arriba y abajo

detrás de los camellos.

Por ti el amor

dura como una canción,

por ti el juego se termina si lo gano yo.

[...]

stats