Memoria histórica

La historia de amor entre dos mujeres que nació en el campo de concentración de Ravensbrück

Bruselas homenajea a Nelly Mousset-Vos y Nadine Hwang, miembros de la resistencia y supervivientes del Holocausto

BruselasNelly Mousset-Vos (1906-1987) era cantante de ópera y fue miembro de la resistencia y espía durante la Segunda Guerra Mundial. Viajaba mucho por trabajo y podía pasar información fácilmente entre sus compañeros resistentes de distintos países. Nadine Hwang Bronta (1902-1970) fue piloto y coronel, y también colaboró ​​con la resistencia desde París. Ambas fueron capturadas por el régimen nazi y en 1944 fueron deportadas al campo de concentración de Ravensbrück. Allí es donde se conocieron y empezó una historia de amor de por vida.

Esta relación, que nació con todo a contracorriente y perduró medio a escondidas, es la que se ha querido homenajear este jueves en el barrio de Ixelles de Bruselas, la ciudad natal de Nelly y la último lugar en el que vivieron juntas. Diferentes autoridades belgas, alemanas y españolas han asistido a la colocación del adoquín de memoria, o stolpersteine, dedicada a Nelly. Se trata de un adoquin cubierto de latón que se pone frente al portal de casas y edificios donde vivieron víctimas del Holocausto, se graba su nombre y el año en que fueron deportados. Es un proyecto del artista alemán Gunter Demnig y actualmente ya hay más de unos 75.000 distribuidos en más de veinte países.

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Muchos de los peatones que se topan con esta stolpersteine no se imaginan la gran historia que esconde detrás. Nelly era licenciada en filosofía y letras y una gran aficionada al canto y la música desde pequeña. Ser cantante de ópera le dio una libertad que no tenían la mayoría de mujeres de la época, y se atrevió a tener un papel activo en la resistencia ya divorciarse de su marido, con quien tenía dos hijas .

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En cuanto a Nadine, se hará un acto similar el próximo octubre en Madrid, donde se colocará otra stolpersteine dedicada a ella frente a la casa donde nació. Era hija de un diplomático chino y fue de las primeras mujeres piloto y coronel de China, pero nació y creció en la capital española porque estaba donde estaba destinado su padre. También vivió en distintas ciudades, como París o Florencia, y antes de entrar en el campo de concentración ya había tenido otras relaciones con mujeres. Por ejemplo, había sido amante de la escritora Natalie Clifford Barney.

Las dos supervivientes se conocieron en Nochebuena de 1944 en Ravensbrück. Nadine estaba cantando villancicos para entretener al resto de presas cuando Nelly le pidió que interpretara un aria de Madama Butterfly. Fue entonces, coinciden las dos, cuando se fijaron una en otra por primera vez. Más adelante, las separaron. A Nelly se la llevaron a Mauthausen en 1945 y Nadine fue evacuada y trasladada con otras deportadas a Malmö. Tras ser liberadas, consiguieron reencontrarse y emigraron a Venezuela. No regresaron a Europa, para ir a vivir a Bruselas, hasta el final de sus vidas, cuando Nadine enfermó.

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Los jubilados de las 'stolpersteine'

El homenaje a Nelly ha sido posible gracias a una pareja de empleados de banca jubilados de Madrid, Isabel Martínez y Jesús Rodríguez, que de forma absolutamente altruista ya han colocado a casi un centenar de stolpersteine. "Nos encargamos de todo, de ir a los archivos, de confirmar la dirección y el papeleo con todas las administraciones", explican en el ARA.

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Se suelen guiar con el libro Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), de Benito Bermejo y Sandra Checa. Normalmente, escogen casos que tienen familiares que quieren recordar a los antepasados ​​o que les interesan especialmente por toda la historia que hay detrás, como con Nadine y Nelly. La descubrieron a través de una exposición que fueron a ver a Madrid y del documental Nelly & Nadine (2022), del director sueco Magnus Gertten. Además, la limpia de Nelly, Sylvie Bianchi, también les ha ayudado en todo momento y ha asistido al acto de colocación de la stolpersteine.

Martínez y Rodríguez suelen pagarlo todo de su bolsillo, los viajes e incluso el adoquin de latón, que vale 132 euros. De hecho, defienden que el proyecto de las stolpersteine es una "gran idea" porque es un homenaje que tiene un precio que "se le puede permitir casi todo el mundo" y "es muy democrático, guarda el mismo tipo de recuerdo para Lluís Companys que por una víctima más anónima".

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