Artes escénicas

"Miraba con asco al niño que lo consintió"

Alejandro sufrió abusos cuando tenía 15 años por parte de un padre de una compañía teatral

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Albert Llimós i Núria Juanico
3 min
El sofá donde se produjo el segundo abuso

BarcelonaAntes del primer encuentro, en la plaza de la Vila de Gràcia, Alejandro Bordanove (1995) hace un gesto con la mano para pedir un poco de tiempo. Está enganchado al teléfono. La conversación que ha decidido conceder al periodista le ha empujado a dar un paso que hacía tiempo que meditaba: llamar al hombre que abusó de él cuando era un adolescente. Está preparado para abordarlo. Está sereno. Fuerte. Habla con determinación de lo que pasó y del proceso que ha vivido durante los últimos años.

Alejandro es uno de los jóvenes actores catalanes con más proyección. Empezó a hacer teatro en el colegio cuando tenía 10 años. Ya de adolescente, en 4rto de la ESO, el profesor le invitó a sumarse a una compañía amateur que había creado con algunos padres de la escuela en l'Hospitalet de Llobregat. Uno de ellos, el padre de una compañera de clase, abusó de él tres veces. El hombre rondaba entonces la cincuentena y se fue acercando al chico despacio, generando confianza para crear el contexto propicio. La primera vez pasó en el sofá de casa, tapados con una manta, mientras veían la película Origen. “No sé como llegamos hasta ahí. ¿Por qué se atrevió? Supongo que soy una persona abierta, que me abro fácilmente a la gente, y él se aprovechó”, reflexiona diez años después de los hechos. La segunda vez pasó en el local donde ensayaban, donde el hombre, que tenía las llaves para acceder, le invitó cuando no había nadie más. Alejandro todavía no sabe por qué fue. La tercera vez, en una casa de las afueras de Barcelona, mientras se cambiaba para ir a la piscina. La hija –y compañera de clase del chico– y una prima también estaban. Cuando las vio pasar por detrás de una ventana en dirección a la piscina, sin que ellas se dieran cuenta de lo que pasaba dentro de la habitación, sintió un “terror absoluto” que sirvió para pararlo a pesar de poner punto final a lo que había pasado. Durante casi una década no se vieron. Hasta que, coincidiendo con la celebración de los diez años de la compañía, se volvieron a encontrar. “¿Me tienes miedo?”, le soltó el hombre después de un largo rato evitándose. Alejandro no tenía nada a decirle en aquel momento de su vida. Todavía no estaba preparado para dar el paso adelante que acabaría protagonizando un día de finales de septiembre del año pasado, andando arriba y abajo por la plaza de la Vila de Gràcia.

“He estado trabajando la culpabilidad. En la cabeza sabía que no era culpa mía, en el corazón todavía no. Durante muchos años miraba con asco al niño que lo consintió”, reflexiona ahora, exponiendo las ideas con mucha claridad. Tres años de terapia han servido para trabajar el pasado y a la vez coger la fuerza suficiente para encarar lo que pasó cuando era adolescente. “Él es el responsable de lo que pasó, tiene que pedir perdón porque fue un abuso”, asume con determinación, desvaneciendo todas las dudas que le habían perseguido durante años. El hombre le cogió la llamada. “He quedado con un periodista. Quería decírtelo”, le dijo. “¿Crees que abusé de ti? Fue consentido, habría parado si me lo hubieras pedido”, le respondió el hombre a la defensiva. “Era un menor, había una gran diferencia de edad, una situación jerárquica”, le espetó Alejandro.

Desde aquella conversación el actor ha continuado dando pasos adelante, madurando las decisiones para continuar cerrando las heridas que sufrió cuando era menor. Uno de los más importantes fue hablar con su madre, con quien tiene un vínculo muy fuerte. Y el último, el pasado lunes, cuando fue a denunciarlo a los Mossos. No fue un paso fácil. Estuvo dudando mucho sobre si lo tenía que hacer, pero finalmente salió de la comisaría sabiendo que había “hecho lo que tenía que hacer”. Y lo hizo por tres motivos: “Denuncié por mí, para hacer oficial que viví un abuso, para no volver nunca más a dudar. También por él, para que tuviera claro que aquello había sido un abuso. Le ofrecí tomar un café para hablar y explicarlo todo, y él no quiso, lo rechazó. Y finalmente lo hice porque he tenido el privilegio de poder denunciar, pero muchas víctimas no pueden”.

Abuso y consentimiento

A raíz de la investigación sobre los abusos sexuales en el mundo de las artes escénicas, el ARA ha recogido varios testimonios de gente del sector que mantuvieron relaciones con un adulto cuando eran muy jóvenes, algunos menores, y que con el paso del tiempo comprobaron que había habido abuso y manipulación. Si tienes alguna denuncia sobre abusos y acoso puedes ponerte en contacto con el equipo de investigación aquí.

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