Mironiano o picassiano: dos razones para ir a ver la exposición

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Imagen de la gran exposición Picasso-Miró en la Fundación Miro .

En Barcelona, ​​una ciudad marcada a fuego por la huella de Picasso y Miró gracias a sus dos centros monográficos, hace años que pienso que la parroquia amante del arte se divide entre los picassianos y los mironianos, como si fueran dos formas de entender el arte y el mundo. Pues bien, esta exposición rompe un poco ese mito. No es que desaparezcan los límites entre uno y otro, que un poco también, sino que ponerlos uno junto al otro de una forma tan intensa y con obras que abarcan un período tan largo permite a unos ya otros reconciliarse con los contrarios. Estamos hablando de dos de las mayores bestias del arte del siglo XX. Representan, en cierto modo, el momento de máximo esplendor de un arte de vanguardia que realmente pensaba que podía cambiar el mundo. Es un arte poético, experimental, libre, radicalmente antiacadémico y, sí, algo testosteronico. Un arte, en cualquier caso, que cambió la forma en que lo entendemos hoy en día. Aquí dejo dos razones y un consejo para ir a ver la doble exposición Miró-Picasso, que hasta el 24 de marzo estará abierta en el Museo Picasso y en la Fundación Miró de Barcelona.

La exposición tiene obras maravillosas e importantes de ambos artistas. Buena parte nunca se han visto o muy poco en Barcelona. En el Picasso encontrará de Miró La masía, que viene de Washington, y en la Miró hay La danza, de Picasso, que viene de Londres. Por sí mismas valen la visita, pero son sólo la punta del iceberg de un conjunto de cerca de 300 obras de las que más de un centenar vienen de fuera. Sólo por eso, ya hay que ir.

Así como está planteada, casi se trata de dos retrospectivas que transcurren en paralelo. El ejercicio realizado por ambos museos es insólito. Son dos exposiciones “iguales” en lo que se refiere al planteamiento en ambos centros. Ambas cronológicas y ambas marcando los puntos de contacto entre ambos artistas. Pero hay algún pequeño decalaje de tiempo y de foco entre una y otra. Y, además, recorre 52 años de amistad entre ambos artistas. En el caso de Miró estamos hablando casi de toda su trayectoria, pero en el caso de Picasso faltan los primeros años, fundamentales, puesto que son los que provocaron su éxito con los períodos azul, rosa y la invención del cubismo. Sin embargo, se puede ver la evolución del arte de Miró y el de Picasso a lo largo de medio siglo, con momentos realmente sorprendentes de confluencia, lo que permite entender muy bien hasta qué punto compartían círculos de amistades e intereses , y cómo el espíritu del tiempo impregnaba el arte del momento.

PD: No intente verlas ambas el mismo día, pero no deje de verlas ambas. Es interesante darse cuenta de cómo cambia todo en función del espacio. Pero el mismo día es demasiado. La entrada combinada permite modular la visita.

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