Cómic

Muere el dibujante Tom Roca, uno de los fundadores de 'El Jueves'

Figura clave del boom de la prensa satírica de los años 70, también fue guionista de televisión

Xavi Serra
3 min
Tom Roca

BarcelonaTom Roca tituló su biografía Mi puta vida (Astiberri), un título que era más un exabrupto irónico que un lamento. “Más que puta ha sido de puta madre”, aclaraba al ARA con una sonrisa pícara en una entrevista en 2015, a pesar de que leyendo cosas sobre sus cinco matrimonios y el desencanto de sus últimos años profesionales era evidente que no todo había sido fácil. Pero reírse de las cosas buenas y malas era al fin y al cabo su trabajo, porque Roca fue un humorista. De hecho, uno de los más importantes de la generación que durante los años 70 renovó el humor gráfico y las revistas satíricas. Uno de sus colegas de esa época, Romeu, es quien ha confirmado la noticia de su muerte a los 67 años.

Roca se forjó en la mejor escuela posible para un dibujante: la editorial Bruguera. Entró a trabajar en los 13 años como aprendiz del Raf, de quien aprendió "todos los secretos del oficio" y heredó su trazo vivo y ágil. En Bruguera coincidió con otros maestros como Ibáñez y Vázquez, pero también conoció el lado oscuro del negocio editorial. "Ahí hacíamos barbaridades. Se crearon plantillas de todas las posiciones de Mortadelo del Ibáñez y nosotros las recortábamos y las copiábamos según el guion". De Bruguera saltó a la prensa underground y de ahí a las revistas satíricas, que a inicio de los 70 vivían un momento de gran efervescencia con nombres como Perich, Fer, Romeu, Ja, Ivà, José Luis Martín y el propio Roca, que dirigió la fundamental Mata Ratos y fue uno de los fundadores de El Jueves.

El humor de Roca era directo y penetrante. No practicaba la ironía fina, sino la estocada mortal y cargada de cinismo y mala leche. Conectaba de fábula con el espíritu desmitificador de la época y, sobre todo, era gracioso. Todo esto no impidió –más bien al contrario– que se convirtiera en un habitual de los tribunales de justicia. Aseguraba acumular más de un centenar de juicios. "En Mata Ratos teníamos tantos juicios que hacíamos turnos para no perder mucho tiempo en el juzgado. Una semana se hacía responsable de todo Romeu, la siguiente Maruja Torres y la otra yo", explicaba.

A los 80, sin abandonar la faceta como dibujante, empezó a trabajar en televisión y participó muy activamente en los inicios de TV3 junto a Romeu y el Perich. Colaboró en los primeros programas de Josep Maria Bachs como Tres i l'astròleg, su primer programa juntos, pero el éxito llegaría poco después con el mítico Filiprim. Después de unos años intensos acabaría yéndose de TV3 para fundar una productora y crear programas y series como Locos por la tele e Historias de la puta mili. A los 90 se trasladó a Madrid para trabajar de productor en otra televisión joven, Antena 3, pero también en la inauguración de Vía Digital y en series de Telecinco tan populares como Médico de familia y Periodistas.

La carrera televisiva de Roca acabó devorando su faceta como dibujante, que abandonó a mediados de los 90, cuando volvió a Barcelona y empezó a producir telefilms para la Forta y a trabajar de nuevo con TV3, donde vivió el éxito y la nominación a los Oscars de Balseros, el documental de Carles Bosch y Josep Maria Domènech del cual fue uno de los productores, pero también una etapa más oscura en la que asegura haber sido víctima de acoso laboral. "Todo eso me condujo a una depresión que tuvo que ser tratada", explicaba en Mi puta vida. Finalmente se acabó desvinculando y en los últimos años trabajó como productor independiente en varios proyectos, además de publicar sus memorias y recuperar chistes de sus primeros años en el libro que publicó en 2019: ¡Apaga y vámonos! (Diminuta).

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