Música

El Año Ricard Viñes comienza con Debussy y Ravel

Josep Pons dirige un concierto dedicado al pianista leridano en el Liceu

Ricard Viñes en París, el 12 de junio de 1906.
02/05/2025
3 min

BarcelonaRicard Viñes (Lleida, 1875 - Barcelona, ​​1943) y Maurice Ravel (Ciboure, 1875 - París, 1937) se conocieron durante la adolescencia y, desde los primeros años en París, compartieron inquietudes artísticas y una gran afinidad personal. Cuando un joven Ravel escribió el Pequeño antique (1895), Viñes decidió estrenarla en 1898, iniciando así una trayectoria muy comprometida con los nuevos lenguajes musicales. "Ravel no estaba tan dotado para el piano y le expulsaron del conservatorio, pero gracias a ello ganamos a un gran compositor", relata el comisario del Año Viñes, Màrius Bernadó. Ese estreno, aparte de suponer el debut público de Ravel, consolidó a Viñes como impulsor incansable de la música moderna del siglo XX.

Este año, en el marco del Año Ricard Viñes y coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento de ambos artistas, el Gran Teatre del Liceu programa este domingo 4 de mayo a las 17 h Una noche en París con Debussy y Ravel, con dirección de Josep Pons. Es un concierto que explora la riqueza expresiva de la música impresionista y rinde homenaje a dos grandes compositores de la música francesa y al pianista leridano. Puig-reig, dirigido por Emmanuel Niubó.

Josep Pons apunta que "el programa del concierto celebra el París de 1900" El repertorio lo forman músicas nocturnas de Debussy y Ravel Nocturnas de Debussy, que incluye el tercer movimiento Sirenas, cantado por el corazón femenino. Luego sonará el Concierto para piano en sol de Ravel, con Perianes como solista. "Es una obra muy tardía de Ravel, de los años 1929-1931, en un momento de conflicto con Viñes, que no lo estrena", explica Pons. Por último, cerrarán la noche las suites I y II del ballet Daphnis et Chloé, también de Ravel, que él mismo llamó "sinfonía coreográfica" y que fue un encargo del empresario ruso Diáguilev.

El Año Ricard Viñes

"Ricard Viñes no fue un creador o un compositor, sino un intérprete al servicio de los creadores. Y lo que debemos reivindicar en un intérprete es su memoria", constata el comisario Bernadó. El Any Viñes, que se extenderá durante todo el 2025, nace con la voluntad de valorar el legado del músico y agente cultural. La prolífica carrera como pianista de Viñes en París le convirtió en una figura clave de la vanguardia artística y musical europea; sin embargo, su gran labor de difusión del repertorio pianístico contemporáneo de compositores como Debussy, Ravel, Falla, Satie o Mompou transformó la música contemporánea de su tiempo. "Realmente es el artífice de la presentación al público de la mayor parte del nuevo lenguaje pianístico del siglo XX", reflexiona Bernadó. "Conmemoramos a un gran artista leridano y catalán, pero, sobre todo, a un gran artista universal", añade Pons.

El programa de actividades se articulará en torno a la investigación, la conservación, la divulgación y la creación contemporánea, con el apoyo de entidades nacionales e internacionales y el Ayuntamiento de Lleida al frente. Para preservar la figura del pianista, se promoverá la digitalización y catalogación de fondos documentales así como la restauración de materiales de valor. Destaca la creación de un portal de conocimiento abierto sobre el músico y la edición de su diario personal de más de 7.000 páginas. El proyecto también movilizará a intérpretes de renombre e instituciones de aquí y de fuera para fomentar el diálogo cultural. Se potenciará la creación musical contemporánea y se organizarán exposiciones, conciertos, conferencias, ediciones y acciones educativas. En el ámbito internacional, se organizarán actos en la New York Philharmonic de Nueva York, en las fundaciones Louis Vuitton y Maurice Ravel de París y en la abadía de Fontfreda, en Narbona, entre otros. Además, se quiere que el proyecto tenga continuidad más allá de 2025.

El comisario del Año Ricard Viñes, Màrius Bernadó; el director general de Promoción Cultural y Bibliotecas, Xavier Fina, y el director musical del Liceu, Josep Pons.
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