Música

Canciones de fama y drama: de Rosalía a David Bowie

El éxito y los gajes del oficio de músico son temas recurrentes en la historia de la música

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Rosalía al videoclip de 'La fama'

Barcelona“¡Vivir para siempre!”, cantaba Irene Cara a la película Fama (Alan Parker, 1980), e insistía: “Me adorarán”. Billy Joel, menos entusiasta, decía en The Entertainer: “Puede ser que haya conquistado vuestros corazones, pero conozco el juego y sé que olvidaréis mi nombre”. La fama y los gajes del oficio de músico son también dos de los temas que planean sobre el disco Motomami, de Rosalía, concretamente en las canciones La fama y G3 N15 . Son temáticas recurrentes en la historia de la música. La misma Rosalía, alineándose con el sueño de Irene Cara, anhelaba la parte más material del éxito a Milionària: “Que yo sé que he nacido para ser millonaria / que me cierren el Louvre así como el Macba”. Pero tres años después admite que la fama no es de fiar. Y en G3 N15, removiendo el batido del sacrificio, lamenta que uno de los peajes por ser artista sea “estar donde no quiero estar”, allá donde no hay paz “entre estrellas y jeringuillas”.

A continuación, diferentes ejemplos de canciones sobre la fama y como tomársela. Como cantan los Manel en la versión de Les estrelles, de Janis Ian: “Escuchad una historia / de cómo se pierde la gente por unos aplausos”.

1.

Chuck Berry, Loquillo y Oasis

‘Johnny B. Goode’, ‘Rock and roll star’ y ‘Rock ’N' roll star’

Todo empieza con alguien que quiere triunfar. Johnny B. Goode (1958), de raíz autobiográfica, tiene la fuerza de las canciones pioneras. Chuck Berry sintetizó el anhelo de salir adelante de un chico nacido al lado equivocado de las vías. Lleva la guitarra en un saco de arpillera y sueña que un día su nombre se podrá leer en las luces de neón. El “manos a la obra, Johnny” del estribillo es la esperanza en el rock ’n' roll como herramienta para tener una vida digna.

Muchos años y unas cuantas decepciones más tarde, en 1981, Loquillo cantó Rock and roll star, con letra de Sabino Méndez. La idea es parecida a la de Johhny B. Goode, porque “a nadie le gusta el nacer para perder”, pero con una mueca de escepticismo: un chico de barrio a quien un productor puede convertir en una estrella... si antes "no le pegan diez tiros en la puerta de un hotel". Loquillo se explica como un personaje dramático que anticipa el miedo a la soledad del artista: “Cuando me llene el cuerpo de anfetas y de alcohol, querré alguien a mi lado que me recoja al caer”. Ante esta visión desencantada, de ponerse la venda antes de la herida, está la ambición de Rock 'N' roll star (1994), la primera canción del álbum de debut de Oasis. Noel Gallagher es inequívoco: tanto le da que no estés de acuerdo con él, es una estrella y esta noche tiene todo el mundo en sus manos. Su hermano Liam lo canta con la arrogancia de quien todavía no tiene nada que perder y transmitiendo el poder que se siente en el escenario. Todo un himno a la determinación.

2.

Mishima

‘El corredor’

En el disco L'ansia que cura (2014), los Mishima incluyeron esta sentida reflexión sobre el oficio de músico y la adicción emocional de los conciertos. “Si vieras las caras que pone la gente / Cuando tocamos Ull salvatge!”, canta David Carabén mientras la guitarra de Dani Vega dibuja una melodía deshilachada. El corredor también describe la precariedad económica de la época (“la gente no tiene un duro”), agradece el apoyo del público y plantea un conflicto: añora a su pareja, pero han sido tan felices estos días que “si la gira durara cien mil vidas o más / y no pudiéramos volver a casa nunca más / no sé qué haríamos”. Esta es la medida de la adicción al poder de tener a todo el mundo en el bolsillo cada vez que subes al escenario.

3.

Billy Joel

 ‘Piano Man’ y ‘The Entertainer’

Billy Joel tiene dos canciones que explican perfectamente las circunstancias del éxito y lo efímera que puede ser la fama. Una armónica cargada de melancolía introduce Piano Man, la canción del bar de los sueños y las melodías olvidadas. Allí la función del músico es reconfortar corazones rotos y existencias destartaladas. Piano Man, de 1973, catapultó a Billy Joel hacia el éxito. Un año después, en el álbum Streetlife Serenade (1974), colocó The Entertainer, una especie de consecuencia irónica del triunfo de Piano Man. Billy Joel, que ya no es el pianista casi anónimo, habla ahora del precio que ha tenido que pagar y de la ansiedad que provoca la voracidad de una industria musical que puede enviarte al cajón de las rebajas si no repites el número 1. 

4.

Janis Ian / Manel

 ‘Stars’ / ‘Les estrelles’

“Se juegan la salud, se venden a sus madres, / y uno es coronado y otro es destrozado y otro desaparece en el combate”, cantan Manel en Les estrelles, su versión de la canción Stars, de la cantautora norteamericana Janis Ian, versionada también por Nina Simone, Shirley Bassey y Joan Baez, entre otros. El mismo año que Billy Joel derramaba reproches irónicos a The Entertainer, Janis Ian también abordaba la arbitrariedad del éxito y la fama pero cantando desde el pozo de la tristeza. Porque las estrellas “vienen y van, se queman rápido”. Y como dice la adaptación de Manel, fueron muchos los que “querían un autógrafo o metérsete dentro de la cama”, “pero no te creíste nunca que te querían”.

5.

Britney Spears

‘Piece of me’

“Soy Miss American Dream desde los 17 años”, dispara Britney Spears en el primer verso de este tema del disco Blackout (2007). Pocas canciones hay que expliquen con tanta mala leche y tanto dolor la pesadilla de la fama. Los suecos Christian Karlsson y Pontus Winnberg, que ya habían trabajado con Spears, quisieron denunciar en una canción la persecución que sufría constantemente la cantante por parte de algunos medios de comunicación. Vistieron la cara más oscura de la fama con electropop bailable, un envoltorio relativamente amable para una letra desafiante y dolorosa. “¿Quieres un pedazo de mí?”, repite como si estuviera a punto de partirse. Rabia desesperada, como la de Courtney Love en el disco Live Through This (1994), de Hole.

6.

Lady Gaga

‘The Fame’ y ‘The Fame Monster’

Como en el caso de Billy Joel, las cosas pueden dar vuelco en solo un año. Lady Gaga debutó con The Fame (2008), un disco sobre el afán de notoriedad, entre otras cosas. Según ella misma, una pieza como Paparazzi, pese a su ambigüedad, puede interpretarse como una canción de amor a la fama o sobre la disyuntiva entre la fama o el amor. Un año después publicó el EP The Fame Monster, fruto de la cara oscura de las experiencias vividas en el último año de éxito... y desde entonces, gracias a canciones como Bad Romance, es una superestrella.

7.

Héctor Lavoe / Rosalía

 ‘El cantante’ y ‘La fama’ / 'Genís' y 'La fama'

El espejo de las canciones G3 N15 y La fama de Rosalía, pero con matices importantes. El cantante (1978), con letra de Rubén Blades, además de una de las mejores canciones de la historia (no solo de la salsa), es Héctor Lavoe con el alma rasgada por la cocaína y los desastres emocionales. Lavoe es el cantante que deja los demonios en el camerino porque el público ha pagado la entrada para divertirse y no hay tiempo para la tristeza. Nadie pregunta si sufre, si llora. En G3 N15, Rosalía decide pagar el peaje de no ver a su sobrino durante dos años para poder desarrollarse como artista. En El cantante Lavoe también paga un peaje, pero con la generosidad de quien sabe que su deber de es servir al público.

En La fama, del disco Reventó (1985), el cantante portorriqueño se presenta como “la fama, aquel que la gente reclama pero nadie puede comprender", “tristeza y sonrisa pagada” que se puede obtener con dinero. Esta consideración de la fama, voluble y mefistofélica, sí que coincide con la de la bachata de Rosalía, “la mala amante” en quien no puedes confiar. Aun así, la cantante de Sant Esteve Sesrovires defiende que no caerá en la trampa de la fama: “Si quiero duermo con ella, pero nunca me la voy a casar”.

8.

Ed Sheeran / David Bowie

 ‘Eraser’ / ‘Fame’

“El dinero es la raíz de todo el mal, y la fama es el infierno”, lamenta Ed Sheeran en Eraser (2017). El músico inglés añora los días en los que todo era más sencillo, y canta-rapea contra todo lo que ha tenido que pagar en el camino hacia la fama. Cuatro décadas antes, en 1974, David Bowie pasó cuentas con la fama “criminal” en Fame, una canción compuesta con John Lennon y Carlos Alomar. En lugar de las lamentaciones de Sheeran, Bowie le hace frente con funk-rock y rabia.  

9.

Julio Iglesias

‘Me olvidé de vivir’

Acercarse a Julio Iglesias exige un esfuerzo extra de empatía. Y todavía más en Me olvidé de vivir (1978), la versión de la canción J’ai oublié de vivre que había popularizado un año antes Johnny Hallyday. “Es una canción que me hace daño”, explicaba Iglesias. El protagonista vive de aplausos envueltos en sueños y admite, afligido y columpiado por una cantidad obscena de violines, que se ha olvidado de vivir, sugiriendo que el éxito y la fama son superficiales. “Esta canción está hecha con mi sangre y latido a latido; quizás lo he perdido todo a cambio de nada [...] La vida se encargará de decir la última palabra”, decía elevado en el drama en su autobiografía publicada en 1981.

10.

Mina

‘Rock and roll star’

La estrella del rock considerada como una de las criaturas monstruosas engendradas por la fama. Por lo tanto, metáfora del narcisismo, el egoísmo y el vampirismo emocional. Con este propósito metafórico funciona Rock and roll star (1979) de la cantante italiana Mina, con letra de Andrea Lo Vecchio. “¡Pero qué querías de mí! Vivía para ti y ya basta”, lamenta enfurecida... “¡En la vida eres una estrella del rock!”, lanza como reproche con el despecho que sólo saben gestionar las grandes divas.

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