Música

Extraordinario concierto de Cat Power en el nombre de Bob Dylan

La cantante estadounidense interpreta el mismo repertorio que el autor de 'Like a rolling stone' hizo en la legendaria gira británica de 1966

3 min
  • Alma Festival. Poble Espanyol. 9 de julio de 2024
  • [En esta crónica no hay ninguna fotografía del concierto porque la artista no autorizó la presencia de fotógrafos profesionales]

El guion estaba claro: la estadounidense Chan Marshall, alias Cat Power, interpretaría el mismo repertorio que hizo Bob Dylan en Reino Unido en 1966. Es decir, en aquellos conciertos de hace 58 años con los músicos de lo que después sería The Band, con una primera parte acústica y una segunda eléctrica. Conciertos como el del 17 de mayo en el Free Trade Hall de Manchester, cuando un espectador gritó "¡Judas!", molesto por la encarnación de Dylan como ángel turbio del folk eléctrico. Cat Power hizo esas mismas 15 canciones el 5 de noviembre del 2022 en el Royal Albert Hall de Londres, otro escenario de esa gira, y el resultado se puede escuchar en el disco Cat Power sings Dylan: the 1966 Royal Albert Hall Concierto (2023). Por tanto, la actuación del martes en el Poble Espanyol, dentro del Alma Festival, tenía infinidad de atractivos. Por ejemplo, poder escuchar canciones que Dylan lleva años sin cantar en directo... También era muy estimulante el formato acústico/eléctrico, porque permitía viajar a uno de los momentos fundamentales de la historia de la música popular del siglo XX. Y, por supuesto, por encima de todo, incluso por encima de la sombra de Dylan, había una artista extraordinaria.

Cat Power empezó a trío para desplegar la magia acústica de un cancionero inmortal, en el mismo orden de 1966. En vez de emular el fraseo de Dylan, hizo lo que prometía: ser Cat Power cantante Dylan, aprovechando todos los rincones de la melodía vocal para añadir matices, jugando con la dinámica del micrófono, utilizando la mano para proyectar una voz a ratos más folk o más blues (y más rock en la parte eléctrica), asumiendo con seguridad el torrente de palabras y los diabólicos versos rotos de algunas canciones...

She belongs to me y 4th time around fueron las primeras que sonaron, y después de cada una ella misma se aplaudía, como si quisiera animarse y ganar confianza. El efecto inmediato fue una increíble interpretación de más de diez minutos de Visiones of Johanna, uno de los mejores momentos de la música en directo de este 2024, solo superado un rato después por una extraordinaria Desolation row que Cat Power, encaramada en el acorde de la guitarra acústica, llevó hacia la aflicción del blues de Billie Holiday. Es cierto que el repertorio era de primera, pero precisamente por eso tiene más mérito su interpretación: es muy fácil estropear lo bueno, y muy difícil hacer lo que hizo ella. Después de Just like a woman, cerró el segmento acústico con Mr. tambourine men, que primero convirtió en una especie de nana, rebajada de tempo y con un punto narcótico, y que al final transformó en un blues demoledor.

Cat Power había hipnotizado al público, que seguía el concierto en silencio, todo el mundo sentado, y solo estallaba para aplaudir con devoción al final de cada tema. Escuchando este material acústico, podía entenderse que en 1966 alguien quisiera seguir viviendo eternamente en el recuerdo de un cancionero tan inmenso. Incluso podía aceptarse que alguien considerase que Dylan era el Judas del folk. También es cierto que todo quedaba olvidado a la segunda canción de la parte eléctrica. Con siete músicos en el escenario, el concierto continuó con Tell me, momma. Cat Power, dominadora, dialogó con los teclados y las guitarras eléctricas en I don't believe you (she acts like we never have met), y aceleró el tempo y se vistió de country-rock para cantar Baby, let me follow you down, la versión de Eric von Schmidt que Dylan había incluido en el álbum de debut en 1962.

El ambiente de la noche estaba cambiando. El público se levantaba de la silla, el volumen y la electricidad del escenario hacían menos molesto el tintineo de las barras y menos impertinente la palabrería de algunos espectadores, y entonces llegaron los gritos de entusiasmo al reconocer Leopard-skin pillbox hat y One too many mornings... hasta que Cat Power volvió a enmudecer el Poble Espanyol con otro momento único: una Ballad of a thin man que cantó desde las profundidades del blues, con la voz negrísima. Una ovación merecidísima dio paso al final de fiesta con Like a rolling stone, que Cat Power invitó al público a cantarla.

Qué suerte haber vivido una noche como esta, poco más de hora y media en el nombre de Bob Dylan, sí, pero también de una extraordinaria Cat Power. No era fácil vivir en el repertorio de una de las mejores giras del premio Nobel de literatura (¿solo superada por la de Rolling Thunder Revue de 1975?), y ella lo hizo. Y de qué forma.

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