Música

Sara Roy: "Tengo ganas de demostrar que no sólo soy una mujer sensible y dulce"

Músico. Publica el disco 'Alter ego'

Sara Roy en una fotografía promocional.
4 min

BarcelonaTres años después del disco (A)mar (2021), Sara Roy (Manresa, 1997) trata de transmitir reflexiones y emociones mediante canciones más bailables y estimulantes, de tonalidad mayor y ritmos alegres. Así suena Alter ego (Halley Records, 2024), el álbum que presentará en concierto en Barcelona, ​​en La (2) del Apolo, el 18 de enero, dentro del Festival Huellas.

Tienes la sensación de empezar una nueva etapa con Alter ego? ¿Qué querías cambiar de tu trayectoria artística?

— La evolución de un disco a otro ha sido muy orgánica. Es verdad que hay una evolución clara en el sonido, pero también porque teníamos ganas de hacer algo más de fiesta en los conciertos y de montar un directo bastante cañero.Creo que la cosa va por ahí. Sí, sí, 100% va por ahí.

Con mayor intención de hacer bailar, también.

— Sí, y hacer un bolo con caña. Me gustan mucho las baladas, y obviamente no faltarán en directo; de hecho, hay dos en el disco. Me gusta mucho esta parte íntima y más acústica, pero quería que todos los demás temas tuvieran esa caña, que estuvieran en lo más alto, para poder bailar, saltar y pasárnoslo bien.

La primera canción del disco, que también se titula Alter ego, habla de sueños de niñez, pero también tiene un punto irónico, ¿verdad?

— Sí, 100%. Tiene algo de burla y de crítica de lo que la gente espera de una diva del pop. Los referentes que tenía de pequeña eran Britney Spears, Madonna, las Spice Girls y Hannah Montana, y después cuando cambió a Miley Cyrus. Cuando me hice mayor y empecé en el mundo de la música con el grupo Macedonia, hice un cambio de admiración, más hacia artistas catalanas como Judit Neddermann, Silvia Pérez Cruz, Beth Rodergas... Noté un cambio y un contraste muy heavy. Estaba admirando divas de un pulpo superficial, mucho producto, y de repente me encuentro con artistas que para mí también son divas, pero que son mucho más terrenales, naturales y orgánicas. Esta canción pretendía explicar estos dos mundos y criticar la presión estética que tenemos las mujeres, que para estar en el escenario tenemos que hacerlo todo perfecto y se espera aún más de nosotros. Como mujer estás luchando contra esto todo el puto día.

En otra canción dices: "seré lo que no pude ser".

— Hay momentos que piensas: lo que hice de esa manera pudo hacerlo de otra manera. Pero también dices: si lo hice de esa manera es porque entonces tenía que hacerlo de esa manera. Piensa que vengo del grupo Macedonia, de hacer música y estar dentro de la industria desde muy pequeña, y en ese momento no tienes el espíritu crítico, te dejas llevar mucho por las cosas. Te dicen: es que las cosas deben hacerse de esta manera.

¿Qué espacio tienes en un panorama musical que dominan propuestas como Julieta, Mushkaa y Oques Grasses?

— Creo que me desmarco bastante. El boom que hay en Cataluña de mujeres en este mundo del género más urbano me parece brutal. para mí como mujer artista. Pero yo vengo de unas referencias muy distintas. Mi punto fuerte como artista son las letras, porque quiero dar a la música este sentido. más de transformación, de hacer cambios, aunque sean pequeños, tanto social como personalmente, en la gente que escucha las canciones.

¿Qué letristas admiras?

— Uno de los letristas que me flipa y que admiro profundamente es Santi Balmes. Además, también utiliza mucho la metáfora. llorar y emocionar. De niña también escuchaba mucho a Serrat. la versión de Padre que han hecho Rita Payés y Rozalén y me parece espectacular. Me gusta mucho la poesía en general.

En Bailando bajo la luna explicas que no hay nada que una canción no pueda curar. ¿Qué canciones tienen ese efecto terapéutico en ti?

— Toda la música que escucho. La música nos ayuda a sacar sentimientos. A veces me pongo música para llorar y decir: necesito llorar mucho, escuchamos música y sacámoslo todo. Pero también en los momentos que estoy más eufórica en el coche, que vengo de hacer algo que pienso: que guay poder estar haciendo esto. Y me pongo canciones de Nathy Peluso, que es como un rollo completamente distinto, pero que hacen empoderarme. La música tiene esa magia inexplicable.

Hace unos días hablaba con Miki Núñez, tu pareja, y me comentaba que cuando él tenía un mal día tú decías: "Alexa, pone El Niágara en bicicleta del Juan Luis Guerra". Y le pasaban todos los males. ¿Tú tienes alguna canción que te arregle el día?

— Me gusta mucho Maggie Rogers. Para mí es un gran referente. La descubrí hace dos años y no la paro de escuchar. Y su último disco, Don't forget me, me parece brutal. Me la pongo siempre y me alegra muchísimo.

¿Con qué formato de banda harás el concierto del día 18 en La (2) del Apolo?

— El objetivo es realizar un show increíble con la banda. Con la salida del disco te acabas dejando llevar por todo el tema de hacer contenido en la red. Yo soy músico, y lo que me gusta es tocar y defender mis temas, y ahora que estamos ensayando me está devolviendo la ilusión un poco, porque estaba harta de las redes sociales. Seremos cuatro artistas en el escenario, Jordi Pinyot, Noèlia Aparicio, Laia Fortià y yo. Estamos muy motivados y daremos un show fantástico. Tengo ganas de demostrar que Sara Roy no sólo son baladas, que no es sólo una mujer sensible y dulce. Sara Roy también tiene éste alter ego, que es una tía cañera con ganas de pisar fuerte.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes relacionado con la música?

— Cuando presentamos el disco (A)mar en el Estadi Olímpic per la Mercè fue bastante increíble. Pero también te diría conciertos muy íntimos y cosas muy pequeñitas que hemos hecho con Jordi [Pinyot], que dices: por eso estamos haciendo música. Cuando tengo esa sensación, que por suerte la tengo a menudo, todo tiene sentido.

¿Y cuál es el recuerdo que te gustaría olvidar?

— En algún show me he encontrado con técnicos varones haciendo comentarios desagradables y despreciando mi trabajo, como si yo no fuera capaz de enchufar la guitarra. Quizás te diría estas cosas, que a mí me tachan mucho, pero al mismo tiempo, si no hubieran pasado, no estaría en un punto tan reivindicativo y de querer luchar contra él.

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