Haydn pide más: la OBC interpreta 'La Creació' en el Palau de la Música
El oratorio de Haydn exige ligereza, agilidad y ductilidad, sin olvidar la profundidad de una música muy al servicio del texto
- Palacio de la Música Catalana
- 1 de marzo
Siempre goza volver a ver la OBC en el escenario del Palau de la Música para quienes seguimos tantas temporadas de conciertos de nuestra orquesta en el escenario modernista durante muchos y muchos fines de semana. Por eso sabe mal cuando los resultados no son los esperados ante obras mayúsculas como Die Schöpfung (La Creación), el magistral oratorio de Franz Joseph Haydn.
Marta Gardolinska es una joven directora, enérgica y que marca con gesto preciso sus intenciones, como resultado del buen conocimiento de la partitura que tiene entre manos. Y es que el problema son, como decíamos antes, los resultados. Digámoslo sin tapujos: Haydn pide otra cosa. Pide –o exige– ligereza, agilidad y ductilidad, sin olvidar la profundidad de una música muy al servicio del texto. Y en este caso la orquesta no siempre respondió, había demasiada pesada y poca imaginación en el discurso y ocasionalmente –como en la introducción, que evoca el caos– hubo serios desajustes. Sin embargo, secciones como el viento-madera mostraron su buena salud.
El Cor Jove del Orfeó Català, preparado por Pablo Larraz y Oriol Castanyer, ha hecho un gran trabajo con una obra difícil y exigente para la masa coral, pero quizá no sea La Creación una partitura adecuada para una formación precisamente tan joven. Esto se notó sobre todo en la cuerda masculina, más apagada y menos homogénea en timbres y colores. Sin embargo, el trabajo con los cantores se ha notado y eso es de agradecer.
El oratorio haydniano pide también tres grandes voces solistas. Y en este aspecto tan sólo hubo plena suerte con José Antonio López, el bajo-barítono murciano que siempre se caracteriza por unas interpretaciones impecables, de las cuales ésta Creación no será una excepción por el excelente trabajo en arias y recitativos o con sus compañeros solistas. La soprano Jone Martínez presenta una buena línea, carece de problemas de extensión y las agilidades están bien resueltas, si bien no destaca por una voz con excesiva personalidad. Por su parte, el canto levemente estrangulado y la escasa proyección del tenor Jorge Navarro Colorado resultó lo más flojo de la velada. Y es que Haydn pide más.