Ilusiones de inicio de temporada en L'Auditori
Ludovic Morlot dirige la OBC en un concierto con obras de Mompou, Gershwin y Ravel
- Dirección: Ludovic Morlot
- Con la soprano Núria Rial, el pianista Lucas Debargu y el Orfeó Català
- Repertorio: selección de canciones de Frederic Mompou, 'Rhapsody in Blue' de George Gershwin y 'Daphnis et Chloé' de Maurice Ravel
Sin lugar a dudas, esta semana era clave para acabar de dar salida a la temporada musical barcelonesa. Después de la inauguración de la temporada del Lice el 25 de septiembre con Lady Macbeth de Mtsensk, el Palacio de la Música y L'Auditori han iniciado su periplo con los ciclos naturales que son marca de las respectivas casas. Y, obviamente, el primer concierto de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC) siempre despierta un innegable interés.
El problema es tener que escuchar a nuestra primera orquesta al día siguiente del efecto producido, en el Palau, por la Filarmónica de Viena. Como es obvio, las comparaciones no sólo son odiosas, sino nada recomendables. Y hay que prescindir de ellos, si bien es inevitable que las bondades del gran concierto del jueves planeen cuando al día siguiente hagamos hacia L'Auditori. Los dos modelos de orquestas (la austríaca y la catalana) parten de bases, conceptos y contextos distintos. Y también de modelos de gestión divergentes. Pero esto condiciona, y mucho, la sonoridad de cada formación. Dejémoslo correr.
Centrémonos, pues, en la temporada de la OBC que arrancaba con un ciclo de obras que siempre hacen ilusión porque conectan un clásico contemporáneo nostrat con la bocanada de aire fresco de un músico integral como Albert Guinovart: en el compositor de Mar y cielo le pidieron la orquestación de cinco canciones de Frederic Mompou. El resultado es atractivo y revela las conexiones estéticas entre uno y otro compositor, de generaciones tan diferentes. El nexo de unión fue la siempre excelsa voz de Núria Rial, al servicio del refinamiento de las melodías de Mompou y frente a una orquesta cumplidora con Ludovic Morlot.
La Rhapsody in Blue de Gershwin es siempre una obra problemática por sus dificultades y por el complejo equilibrio entre música de concierto y música popular. Hay que controlar mucho las dinámicas y planos sonoros y aquí los resultados quedaron a medio camino por un desequilibrio de volúmenes en las diferentes secciones de la orquesta. Papel especial del pianista Lucas Debargue, con bastante swing para recordarnos que la obra es genuinamente norteamericana pero no siempre consciente de la orquesta que tenía detrás.
La segunda parte la integraba una pieza bastante conocida de la OBC como Daphnis et Chloé. El ballet de Maurice Ravel sirvió para demostrar algo que ya sabíamos: que Ludovic Morlot es un hombre hecho para esta música y que sabe transmitirla a los músicos que tiene delante. Las sinuosas frases de la obra escamaron como anillo al dedo a una cuerda suficientemente volátil y, ahora sí, a un buen equilibrio sonoro, sustentado por las intervenciones del Orfeó Català en los vocalisas que cosen el tejido de la partitura.
¿Hace ilusión esta temporada o no son más que realidades ilusorias (ya me disculparán el juego de palabras)? Personalmente, quien firma estas líneas prefiere resguardarse en un altísimo silencio, parapetado por muchos signos de interrogación, que a menudo son el mejor instrumento defensivo. Hay todavía muchas cosas por ver y por escuchar y de momento vemos el vaso ni medio vacío ni medio lleno, sino todo lo contrario.