Música

Un Joan Isaac de Champions en el Palau de la Música

Ovación final para un concierto con invitados muy especiales y un grito final de rabia

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Joan Isaac con Joan Manuel Serrat en el Palau de la Música.

BarcelonaMientras su querido Barça se jugaba las algarrobas europeas contra el Oporto, Joan Isaac celebraba 50 años de oficio con un recital musicalmente de primera, emocionalmente de Champions y al final también con un arrebato político cuando el cantautor de Esplugues cerró la noche con A quien corresponda. "¡Qué ha hecho de aquel domingo / de ese año dos mil diecisiete. / Ya no os creo, no me fío, / déjenos a la gente!", estalló con rabia contra la gestión posterior al 1 de Octubre en esta canción del disco Tengo una casa en el mar (2023). Al oír la letra buena parte del público correspondió llamando "independencia" con la misma rotundidad con la que antes había ovacionado "la bandera negra en el corazón" a propósito de Salvador Puig Antich en En Margalida, tanto en la versión coral del Coro Arco como en la interpretación con el pianista Antoni-Olaf Sabater.

Joan Isaac con Paco Ibáñez en el Palau de la Música.
Joan Isaac con Maria del Mar Bonet en el Palau de la Música.

Apenas era la segunda vez que Joan Isaac daba un concierto en el Palau de la Música en 50 años de dedicación a la canción de autor, y quería celebrarlo con compañeros de profesión de distintas generaciones. Por un lado, Paco Ibáñez, Juan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet y la actriz Carme Sansa. "Mi madre siempre me decía que había que escuchar a los maestros, y hoy escuchará a unos cuantos", dijo antes de presentar Paco Ibáñez, con quien interpretó a dúo una versión en catalán y castellano de Palabras para Julia. También había representantes más jóvenes, como Anna Roig y Roger Mas, y entre unos y otros, compañeros como Sílvia Comes, "de la generación surgida en uno de los peores momentos para la canción de autor [los años 80]" , y Pemi Fortuny, "el mejor cantante de rock que ha dado este país", según Isaac. Las colaboraciones, que ocuparon la segunda parte del concierto, ofrecieron grandes momentos, como el divertido dúo con Serrat a propósito de Si en el otro mundo, la canción que empieza diciendo "Si en el otro mundo hubiera fútbol cada domingo...". Por cierto, como hecho expresamente, Serrat salió a cantarla nada más terminar el partido entre el Barça y el Oporto.

Joan Isaac con Roger Mas en el Palau de la Música.
Joan Isaac y Antoni-Olaf Sabater con el Cor Arc en el Palau de la Música.

Anna Roig y Roger Mas

Maria del Mar Bonet, "la coherencia y el rigor", despegó una vez más la furia de ¿Qué quieren esta gente, con ese enfado que proyecta siempre con tanta fuerza. Con Anna Roig, de quien Isaac dijo tener "una sensibilidad extrema", viajaron a la Italia de Giorgio Conte para cantar Qué hermosa es la luna. A Roger Mas, "una voz arraigada en los riscos y las umbrías", le regaló los versos centrales de Por un beso, una caricia. Pemi Fortuny recordó los tiempos de Lax'n'Busto colocando la voz en el registro más rockero de la noche en El tren de los mil vagones. Con Carme Sansa, todo un prodigio recitando un poema de Luis Eduardo Aute sobre la muerte, repescaron la Desmedida del espectáculo conjunto sobre los siete pecados capitales. Y la ferocidad de Sílvia Comes se sumó a la exuberancia musical de Pequeña serenata diurna, magnífica demostración del gran nivel y la elasticidad del sexteto formado por Walter Porro (acordeón y teclado), David Palau (guitarra), Jordi Gas (bajo), Xesco Grau (percusión y flauta), Gloria Maurel (batería) y Antoni- Olaf Sabater (piano y dirección musical).

Todo esto ocurría en la segunda parte del concierto. Antes, un Joan Isaac que contenía la emoción manteniendo el compromiso con la afinación, había atado un repertorio antológico que avanzaba disco a disco, de la mano de los aromas italianos y un costumbrismo sentimental serratiano reforzado por los arreglos de flauta. Es tarde, Vivir, Barcelona ciudad gris y Pero prefiero tus ojos arrancaron un recorrido vital con notables despliegues instrumentales, como el que llevaba Qué tramposa es la vida hacia un festival de country-folk, y con anécdotas cargadas de ironía, como cuando dijo que la canción Manfred nació a raíz de descubrir hace años una historia "en el dominical deEl País, cuando el dominical deEl País era el dominical deEl PaísEl repertorio, claro, no olvidó a los amigos ausentes: Moncho y Aute. Al primero le recordó ensanchando los colores del bolero ¿Dónde está la gente? (el tema de Isaac que Moncho hizo suyo). Y a Aute, su "hermano amado", le invocó con La belleza, en castellano y catalán, en uno de los pocos momentos en los que la voz estuvo a punto de resquebrajarse de la emoción.

La noche de Champions de Joan Isaac acabó después de dos horas y cuarto con el cantautor invitando a Pere Camps, el director del Barnasants, a subir a saludar el escenario. "Sin él ese concierto no hubiera sido posible", dijo Isaac. Dicho y hecho, Camps también lo aprovechó para desplegar una bandera palestina mientras el público mantenía viva una ovación que venía a raíz deA quien corresponda. Entonces todos los artistas invitados, salvo Serrat, volvieron a salir al escenario para recibir el último aplauso.

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