Muere Brian Wilson, el genio trágico de los Beach Boys
El fundador de los Beach Boys, que revolucionó el pop durante la década de los 60, tenía 82 años
BarcelonaBrian Wilson, uno de los genios absolutos del pop, un gigante con el alma frágil que cambió para siempre la historia de la música popular, murió a los 82 años, según confirmó su familia. Con la banda que fundó, The Beach Boys, Wilson llevó la canción de pop de tres minutos a su cumbre, con éxitos como I get around, Help me, Rhonda, Surfing USA y Good vibrations. Pero su obra maestra fue el disco Pet sounds (1966), una sinfonía pop con arreglos y melodías excelsas que incluye clásicos como God only knows y Wouldn't it be nice. Su muerte es una pérdida terrible que llega sólo dos días después de la de Sly Stone, uno de los otros grandes protagonistas de la revolución musical de la década.
Wilson pasará a la historia como un creador superdotado para las armonías que llevó al pop a su madurez formal con producciones de una sofisticación y una complejidad inéditas. Al mismo tiempo, la suya es una figura trágica marcada por los abusos de un padre tiránico, el primer mánager de los Beach Boys, y también por las sucesivas crisis y problemas de salud mental que le llevaron a recluirse durante dos décadas en su mansión, alejado de los estudios y los escenarios. Es imposible valorar la obra de Wilson sin imaginar por un momento todo lo que podría haber creado si a finales de los 60 el consumo de LSD durante las sesiones de grabación de Smile no le hubiera provocado un colapso nervioso.
Nacido en 1942 en California, Wilson era el mayor de tres hermanos y el hijo de un compositor frustrado por su falta de éxito. Wilson y sus dos hermanos, Dennis y Carl, junto con su primo Mike Love y un amigo, Al Jardine, fundaron en 1961 The Beach Boys, un grupo de rock and roll juvenil con especial cuidado por las armonías vocales: Surfing USA, Surfer girl y Fun, fun, fun fueron algunos de sus primeros logros, canciones de melodías adictivas hasta decir suficientemente que evocaban el estilo de vida adolescente de la California de los 60. Pero Wilson no se conformaba con crear golosinas pop para conquistar la radio y las listas de éxitos. Alguna cosa le empujaba a experimentar con las melodías e instrumentación; a introducir capas de melancolía bajo la luz del sueño californiano. I get around y California girls son dos ejemplos.
'Pet sounds', la obra maestra
En 1964, después de una crisis nerviosa, Wilson decide dejar los conciertos en manos del resto del grupo para concentrarse en las grabaciones. Con recursos y tiempo, la ambición artística le lleva a experimentar cada vez más como compositor e intérprete, creando arreglos que abrían nuevos caminos en la música pop. El clímax de este período es el magistral disco Pet sounds (1966), coronado por el mítico sencillo Good vibrations. No es ningún secreto que los Beatles –y especialmente Paul McCartney, fan absoluto del tema God only knows– escucharon a fondo este disco, que marcó una camino que culminaría en la psicodelia de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967).
A pesar de la incomodidad de algunos de los Beach Boys –sobre todo de Mike Love– con la dirección experimental que imprimía en la banda, Wilson perseveró en su investigación musical y se embarcó en la creación de un nuevo álbum, Smile, un proyecto tan ambicioso y complejo que debía ser "una sinfonía adolescente dedicada a Dios". Por desgracia, el cóctel de drogas y fragilidad emocional del músico echaron por tierra las sesiones de grabación, marcadas por el comportamiento errático y paranoico del músico, cada vez más atrapado en su laberinto mental. Smile adquirió categoría de leyenda, de gran obra maestra maldita del rock. Incapaz de completar el disco y de recordar sus propias ideas, Wilson se encerró en su mansión de Bel-Air mientras los Beach Boys seguían haciendo discos y giras sin él.
Las décadas de los 70 y 80 son años de reclusión, litigios y grabaciones esporádicas, y también de la nefasta influencia del falso terapeuta Eugene Landy, que se aprovechó de la mala salud mental de Wilson para controlar sus finanzas e incluso su carrera: llegó a firmar Wouldn't it be nice. Un segundo matrimonio y un diagnóstico profesional de trastorno bipolar y esquizofrenia encarrilaron la vida y la carrera de Wilson, que en 1999 se embarcaba en su primer tour en solitario y en 2004 hacía realidad lo que parecía impensable: completar su disco maldito, Smile.
Los últimos veinte años del músico transcurrieron entre giras, homenajes y discos más o menos reseñables. Consagrado y aclamado, Wilson protagonizó documentales y biopics cómo Love and mercy. El músico incluso se reunió con los Beach Boys y actuó en Barcelona en el 2012, pero el recuerdo más vivo que tenemos hoy los fans catalanes de Wilson es seguramente la emocionante actuación que ofreció en el 2016 en el Primavera Sound, dedicada casi íntegramente al disco Pet sounds. Acompañado, entre otros, por su hermano Carl Wilson, fue uno de esos conciertos en los que las lágrimas caen sin vergüenza ni disimulo.