Música

Una noche haciendo terapia con Robbie Williams

El cantante inglés se autocorona "el rey del entretenimiento" frente a 32.000 personas en el estadio del Espanyol

Concierto de Robbie Williams en el RCDE Stadium por la gira 'Britpop'.
06/07/2025
3 min

Cornellá de LlobregatSi Elizabeth Taylor bautizó a Michael Jackson como "el rey del pop", Robbie Williams se autoproclama "el rey del entretenimiento" en los conciertos de la nueva gira Britpop. Y se da un par de horas para que el público le reconozca todo. himnos imbatibles, un puñado de versiones para hacer karaoke (Guns N' Roses, Bon Jovi, Blur, Ricky Martin, Oasis, etcétera) y la autocompasión de quien ha dicho que "ya tenía problemas mentales antes de ser cool" (y ya nos lo explicaba: "sonido self aware, sonido full of shit").

Hace años que los conciertos de Robbie Williams se han convertido en parte de su terapia como colosal narcisista que es, pero también, admitámoslo, son terapia para sus fans, el lugar que les ofrece para refugiarse de "la vida dura" y "una realidad salvaje". está en buena forma física y vocal y, por supuesto, se lo dice a él mismo ya quienes le daban por amortizado: "¡Miradme, de nuevo a los estadios!"

Robbie Williams en el inicio del concierto de la gira Britpop 2025.
Robbie Williams en el inicio del concierto de la gira Britpop 2025.

Con Rocket, el single del nuevo disco que saldrá en otoño, disparado como en un cohete, Robbie Williams ponía el cronómetro en marcha a las nueve y media de la tarde este sábado, en un estadio del Espanyol que no estaba lleno (los precios iban de 90 a 168 euros), pero con 32.000 personas entregadas a la entrega. "¿Esto es entretenimiento?", se preguntaba él mismo. Para los presentes, está claro que sí. Williams es transparente: promete que hará lo necesario para que te lo pases bien, y si tiene que hacer de crooner, no se le caerán los anillos para cantar My way y New York, New York. "Esto los Oasis no te lo hacen", soltaba, en referencia al regreso de los hermanos Gallagher justo este fin de semana.

El primer tramo del concierto era una secuencia de temas que requerían una energía extrema (Rocket, Let me entertain you, Monsoon, Rock DJ) y, sumado al calor infernal, parecía que Williams no era capaz de llegar a cantarlo todo y lo entregaba al público. Bajaba el ritmo con Love my life, en una de las múltiples dedicatorias a su mujer ya sus cuatro hijos, protagonistas constantes de sus discursos de autosuperación e incluso de las imágenes, consciente de que buena parte del público esta noche tenía a los niños con sus abuelos. Con la maravillosa Strong y una Road to Mandalay en versión pasacalles se encaminaba hacia el centro de la pista. Desde aquí, sólo con un guitarrista en el escenario, jugaría a ver qué trozos de canciones suyas reconocía al público (todas, claro).

Con lo impecable Something beautiful y una Millenium llena deinputs cerraba el segundo bloque del concierto. Robbie Williams suele andar por la fina línea entre el atrevimiento y el kitsch, y suele caer en el exceso: demasiados efectos visuales, fondos de pantalla de catálogo, fotos de su vida, ahora ha añadido peligrosamente la IA y los juegos con el deepfake y una docena de bailarinas surgidas de un show televisivo de hace tres décadas. "Deje de querer ser guays y disfruta", recomendaba al público enfundado en un traje rosa chicle. Aunque se ría de TikTok, Robbie Williams es el chuman de la vieja guardia del pop que mejor se ha adaptado a la era de los reeles: ritmo picado, decenas de canciones troceadas, un grupo de momentos para la foto, discursos emocionales sobre terapia y la apariencia como si fuera espontáneo.

Con el concierto en su momento álgido, el cantante, ya sobrado vocalmente, encaraba la recta final paseándose con las imbatibles: Come undone, She's the one, Feel y Angels. Alguien que ha montado una gira de estadios con la excusa de un único single nueve y canta una veintena de temas de los que sólo tres son de los últimos veinte años, es muy consciente de su carrera y de lo que le mantiene aquí arriba. Lo sabe él y lo sabe el público, que en este punto le entregaría con agrado el título que reclama: es probable que Robbie Williams sea "lo mejor entertainer del planeta".

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