Ola Gjeilo: "El pensamiento es el gran enemigo de la improvisación"
El compositor y pianista noruego debuta en el Palau de la Música con un recital de piano y un concierto con el Orfeó Català
BarcelonaEl compositor y pianista noruego Ola Gjeilo (Skui, 1978) ha girado por medio mundo, pero, por casualidades de la vida, hasta esta semana nunca había pisado Catalunya. "De pequeño, con la familia, siempre viajábamos por el sur de Europa, pero a mi madre le temían los aviones y con el coche no bajamos nunca más abajo de Francia", explica. Esta temporada el Palau de la Música le ha brindado la oportunidad de debutar en Barcelona como compositor invitado. "Es muy emocionante actuar aquí por primera vez", dice Gjeilo, que protagonizará dos conciertos que, de alguna forma, ilustran sus dos facetas principales: la música coral y la composición para piano solo.
El viernes 5 de julio hará un recital de piano "totalmente improvisado", en el que tomará los álbumes Night(2020) yDawn(2022) como punto de partida para desarrollar nuevas piezas. "No sé qué voy a tocar el día del concierto; intento no planificar nada ya ver qué pasa", explica Gjeilo. El domingo 7 de julio el Orfeó Català y los coros de la Escuela Coral del Palau, junto con el Quartet Atenea, la guitarrista Emma Campàs, la soprano Anna Niebla, la actriz Laura Aubert y la Orquesta de Cámara Terrassa 48, interpretarán una selección de obras de Gjeilo, Tundra, The lake isle, Ubi caritas, Serenity, Northern lights, The GroundyDreamweaver, que el propio compositor acompañará desde el piano.
La improvisación es uno de los rasgos más distintivos de su obra. A diferencia de otros compositores, Gjeilo suele trabajar a partir de improvisaciones libres, que después reescribe, pule y graba para el sello Decca Classics. "No hay nada que me guste tanto como improvisar –dice–. Aprendí música de forma bastante autodidacta y desarrollé la libertad de improvisar mucho antes de aprender a leer partituras. Lo que me gusta de la improvisación es que siempre tocas música nueva, nunca sabes qué pasará a continuación".
Su proceso de creación, pues, es más bien "instintivo". "El pensamiento es el gran enemigo de la improvisación –argumenta–. Si piensas mucho, te vuelves más inseguro y rígido... Por eso cuando estoy ante el piano intento no pensar". "La gracia de los conciertos improvisados es que la energía de los espectadores te condiciona como creador", añade Gjeilo, que avanza que grabará "el concierto en el Palau con el móvil por si aparecen ideas" que quiera seguir desarrollando.
Su interés por la improvisación no puede entenderse sin la figura de su padre, "un buen saxofonista amateur" que le ha inculcado el amor por el jazz. "Siempre me ha encantado el jazz y, aunque mis improvisaciones sean más clásicas, me inspiran muchos artistas como Keith Jarrett", explica. El compositor de cine Thomas Newman, quien también trabaja con la improvisación, es otra gran influencia de Gjeilo. Pero no sólo se refleja en músicos, sino también en creadores de otras disciplinas, como el arquitecto Frank O. Gehry y el escultor Dale Chihuly. "Me gustan los artistas que son gestuales, poco cerebrales", dice.
De Aaron Copland a Bruce Springsteen
"Siempre he sabido que quería dedicarme a la música, nunca he tenido un plan B", dice Gjeilo. Los primeros pasos en el mundo de la música los dio en Noruega, pero en 2001 se marchó a Nueva York para estudiar en la Juilliard School y desde entonces ha trabajado sobre todo en Estados Unidos. Sin embargo, tanto los paisajes fríos de Noruega como el bullicio nocturno de Nueva York han motivado algunas de sus composiciones más famosas, como Dreamweaver (2023) y Dawn (2022), respectivamente. "Vivir en Manhattan es muy inspirador", explica.
"Vengo de un entorno musicalmente muy ecléctico, en el que sonaba música clásica, pero también jazz, pop y música folk noruega", dice Gjeilo, que se considera "un gran fan de Bruce Springsteen". Su música bebe especialmente de compositores estadounidenses como Aaron Copland, Samuel Barber y John Adams, así como de compositores de cine como John Williams, Alexandre Desplat y Dario Marianelli. Su gran deseo es "componer música que sea inspiradora, no en un sentido superficial o sentimental". "Sea triste, alegre o incluso dramática, me gusta que la música tenga una suerte de resolución final, como una vía escapatoria del conflicto", explica.