Música

Los Rolling Stones en Madrid: 54.000 gargantas con la lengua fuera

Arranca 'Sixty', la primera gira europea sin Charlie Watts y quién sabe si la última de la mítica banda británica

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Concierto de los Rolling Stones en Madrid

Madrid"Es nuestro primer tour sin Charlie [Watts]. Lo echamos mucho de menos", anunciaba Mick Jagger antes de cantar Sad, sad, sad, seguramente la única nota triste de una noche de fiesta que, como no podía ser de otro modo, culminaba con (I can't get no) Satisfaction. Acompañadas de repiques de batería, las pantallas reflejaban unas imágenes del más veterano de los Rolling Stones, que murió el agosto pasado a los 80 años debido a un cáncer de garganta. El recuerdo inicial dejaba paso a la esperada salida al escenario del grupo encabezado por Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood, que celebraba su 75.º aniversario con confeti y ante las 54.000 personas que llenaron el estadio Wanda Metropolitano de Madrid.

La última cita de la banda británica en el Estado había sido en el Estadio Olímpico de Barcelona en 2017 y en la capital española lo esperaban desde que tocaron por última vez en 2014 en el Santiago Bernabéu. "¿Real Madrid? ¿Atlético de Madrid? El mejor fútbol está en Madrid", Jagger buscaba complicidades, que con seis días en la ciudad había tenido tiempo de vivir la victoria de los blancos en la Champions, pasearse por el Retiro y fotografiarse con el Gernika en el Reina Sofía, aunque esté prohibido. ¿Quién puede para los pies al inagotable cantante de los Stones? Jagger se metía al público en el bolsillo con sus movimientos de pelvis, especialmente en Miss you, la canción que abría una segunda parte de concierto llena de hits.

Se rumorea que la gira Sixty, con 14 conciertos por Europa coincidiendo con las seis décadas de vida de Stones, puede ser su último baile. Y no se lo quisieron perder aquellos que sacaban del armario las chaquetas negras de cuero y las botas en un día caluroso para revivir tiempos pasados, ni tampoco jóvenes que querían vivir esta experiencia. "Solo nos sabemos una canción, pero nos han dicho que no nos lo podemos perder", admitían Alonso, Pepe y Miguel, tres adolescentes que iban a su primer concierto de rock como quien va a hacer unas copas a la calle Ponzano. Los Stones como acontecimiento histórico propiciaba esta mezcla.

Keith Richards, ovacionado

"¡Fantástico, Madrid! Suena muy bien", se congratulaba Jagger, justo después de darse la mano con Richards, el compañero de viaje con quien ha mantenido una relación de amor-odio durante su inseparable trayectoria. El guitarrista, en un segundo plan durante el primer tramo del concierto, tenía su momento de protagonismo interpretando Happy y Slipping away. Los espectadores también agradecían este paréntesis más melódico, y ovacionaban a Richards, para después explotar con los últimos ocho clásicos.

Jagger andaba poco a poco por la pasarela al ritmo de la música como si fuera un Midnight rambler, un viaje de más de diez minutos lleno de energía que empezaba con la armónica del frontman y acababa con aquel perfecto ruido de guitarras, bajo, piano y batería a todo trapo que solo se aprecia en directo. Con Start me up ya había gente encima de los hombros de su amigo haciendo volar la camiseta y dando saltos, y Paint it black, Sympathy for the devil y Jumpin Jack Flash fueron una fiesta de electricidad. Ya solo quedaba el bis de Gimme shelter, en el que el dúo que forman Jagger y Sasha Allen (coros) se acompañaba de imágenes de bombardeos en Ucrania. Y, claro, (I can't get no) Satisfaction, con Steve Jordan, el relevo de Charlie Watts, apretando los dientes en los últimos golpes de batería y 54.000 personas con la lengua fuera.

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