Música

Sinfonismo olímpico en la playa de San Sebastián

La OBC homenajea a los grandes eventos deportivos en la primera jornada de 'Clásica en la playa'

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La OBC, en la playa de San Sebastián.

BarcelonaHay quien tiende a pensar que el deporte y la cultura tienen una relación irreconciliable, pero en realidad no es más que una falsa dicotomía. La Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC) lo demostró este jueves por la noche en la playa de San Sebastián de Barcelona, ​​con el escenario haciendo de contrafuerte del Hotel Vela. Bajo la batuta de Ludovic Morlot, los músicos de la OBC ofrecieron una degustación sinfónica que, pese a ser de un gran eclecticismo estilístico, quedaba ligada por el espíritu de las competiciones deportivas. Desde elOlympic fanfarede John Williams hasta elJavelinde Michael Torke, pasando por elZadok the Priestde Händel –el famoso himno de la Champions–, el repertorio sirvió para inaugurar la Regata Cultural de la Copa América de vela. "El 2024 será un año olímpico", explicó José Sanchís, del equipo de L'Auditori, al principio del concierto.

Lo que es digno de medalla, sin embargo, es la iniciativa Clásica en la Playa del Auditorio, el Liceo y el Palau de la Música, cada vez más consolidada. Una vez más, las tres grandes instituciones han sacado a la orquesta a la calle para acercarla a barceloneses y turistas quizás no acostumbrados al sinfonismo. Unas 30.000 personas no se perdieron la cita, en la que participaron como invitados especiales el Orfeó Català, la soprano Serena Sáenz, la mezzosoprano Rinat Shaham, el tenor Freddie de Tommaso, el cantante Arnau Tordera y el barítono Josep-Ramon Olivé . Entre toallas, bikinis y comida para llevar, algunos de los asistentes comentaban que, pese a no conocer el repertorio, les había emocionado mucho "sentir a tantos músicos en acción, totalmente compenetrados".

Grandes multitudes en el concierto de la OBC en la playa de San Sebastián.

Clásica para todos los gustos

"Tocar en una ciudad tan maravillosa, junto a esta playa, es una experiencia única en el mundo", dijo Ludovic Morlot en un breve discurso en catalán. En esta edición, la OBC se superó con un variado programa, seguramente diseñado con el objetivo de mostrar diferentes caras del sinfonismo. El coral de la Novena Sinfonía de Beethoven dio paso a un aria deLa traviata, de Verdi, en el que Sáenz lució especialmente. A continuación, interpretaron ¡Nesun dorma! de Turandot, de Puccini, con De Tommaso a la cabeza. Y también la apertura deEl holandés errantede Wagner, "como homenaje a los marineros y pescadores del barrio de la Barceloneta", según Sanchís. Los espectadores que nunca habían asistido a un concierto de orquesta tuvieron la oportunidad de ver que, música clásica, hay para todos los gustos.

Ahora bien, no todas las actuaciones fueron musicales: también hubo una de la Guardia Urbana, que tuvo que avisar a un grupo de jóvenes que, encaramados a las estructuras de calistenia, estorbaban el ' escucha de¡O fortuna! y Fortune plango vulnera, de la cantata Carmina burana, de Carl Off. Pero el concierto acabó con una interpretación muy emocionante delBarcelonade Freddie Mercury, protagonizada por Sáenz y Tordera, que trasladaron al público a los Juegos Olímpicos de 1992 con una elegancia vocal muy remarcable. Este viernes será el turno de la Orquesta del Gran Teatro del Liceo, bajo la dirección de Gustavo Dudamel y con la violinista María Dueñas y el violonchelista Pablo Ferrández como invitados especiales.

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