Música

The Weeknd deslumbra con un superespectáculo en el Estadi Olímpic: la mejor pista de baile de Gotham

El músico canadiense, autor del 'hit' 'Blinding lights', ofrece un magnífico concierto en Barcelona

The weeknd al inicio del concierto
3 min

BarcelonaÓpera ciberfunk, gran guiñol para denunciar la hoguera de las vanidades de la noche y la fama, militarización de la alegría cósmica de Funkadelic, pop negro de división de honor, parafernalia estética y llamaradas de heavy metal recicladas en pesimismo bailable, vestuario de secta malvada, insistentes gritos de “¡Barcelona!”... Todo esto y más es el espectáculo que ha desplegado el canadiense Abel Tesfaye, alias The Weeknd, este jueves en el Estadi Olímpic Lluís Companys, con entradas de 69,10 a 137,10 euros y el favor de un público de nuevo protagonista en un concierto de gran formato. Era previsible el entusiasmo demostrado en el encadenado de canciones como Save your tears, Less than cero y el superhit Blinding lights en el tramo final de un concierto de dos horas, en la exuberancia disco de How do I make you love me? y Can't feel my face y en la épica suplicante de Call out my name, pero la entrega ha sido igualmente intensa en muchos momentos de la actuación, incluso cuando las texturas sonoras resultaban más áridas.

Espectacular escenografía en el concierto de The Weeknd en el Estadio Olímpico Lluis Companys.

En esta gira, centrada en los discos After hours (2020) y Dawn FM (2022) pero también con notable presencia de Starboy (2016), el fondo del escenario reproduce el perfil de lo que podría ser Gotham, o cualquier otra ciudad de fachada brillante y metálica y alma carcomida por la corrupción y la desesperación. Los músicos parecen resguardados entre el decorado. Una gran pasarela atraviesa la pista, donde una figura del ilustrador japonés Hajime Sorayama, seguramente inspirada en Maria de la Metropolis de Fritz Lang, hace de mascarón de proa. Un cuerpo de baile de más de una veintena de personas bailan alrededor, como en una ceremonia sacrificial. Vestido de blanco y con la cara tapada por una máscara, The Weeknd aparece como una especie de Orfeo desafiando a dioses y demonios. Canta arriba y abajo de la pasarela, no tiene un espacio fijo, y de esta forma no privilegia a ningún grupo de espectadores. Casi a la hora de concierto, prescinde de la máscara y sonríe mientras recibe una ovación y se prepara para una nueva descarga de ritmos para bailar con los pies hundidos en la noche. Para agradecer la complicidad del público, Tesfaye improvisa un mínimo degusto de La fama, la canción que Rosalía compartió con él.

Luz tierra-aire

El impacto es abrumador durante todo el concierto. Las canciones no suenan siempre con la esperanza melódica de los discos, sino con una producción insidiosa, para que la gente entienda que se puede bailar a la sombra del mal rollo existencial. Otra cosa es la visibilidad. Las pantallas de esta puesta en escena son más pequeñas que las habituales en este tipo de shows de estadio, y solo lo muestran a él; además, hay un gigantesco globo-luna suspendido de unos cables al final de la pista que eclipsa la visión del público de la grada que da a la recta del estadio. Eso sí, desde las tribunas la visión es completa y fascinante, permitiendo ver el juego de luces de las pulseras que daban a la entrada; no son tan sofisticadas como en la gira de Coldplay, pero hacen buen trabajo iluminando la noche de espíritu de discoteca y combinadas con los focos suelo-aire disparados contra el cielo de Barcelona.

La dominación mundial

El éxito de Blinding lights, publicada en noviembre del 2019 y hoy con más de 3.600 millones de reproducciones en Spotify, debía de ser la rampa de lanzamiento para que The Weeknd dominara el mundo tan pronto como saliera a relucir el álbum After hours. La pandemia estropeó el plan previsto para 2020. Finalmente, a principios de 2022 publicó otro álbum, Dawn FM, y Tesfaye decidió que ambos discos vertebrarían una gira llamada After Hours til Dawn, un título que apela a noches de fiesta condenadas a la alienación temporal (y los fans del heavy metal también pueden establecer conexiones con el insomnio anfetamínico del directo No sleep 'til Hammersmith de Motörhead).

Para Abel Tesfaye de Dawn FM, el purgatorio es una pista de baile. Un paso te asoma al infierno, y por eso hay canciones que en directo huelen a maldad, más por la puesta en escena que por la voz, pero el siguiente paso te acerca a la luz del paraíso, y por eso está el falsete y la brillante colección de melodías que salpican al cancionero del cancionero. The Weeknd en el Estadi Olímpic, el segundo mejor espectáculo de la semana después de la subida al Col de la Loze en el Tour de Francia.

The Weeknd en el Estadi Olímpic Lluís Companys.
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