Las obras (y las contradicciones) del grafitero Banksy entran en el Disseny Hub

'The art of protest' recoge 70 obras originales del grafitero provenientes de colecciones privadas

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L'entrada a la muestra 'Banksy. The arte of protesto'

BarcelonaEl grafiti de un guardia real orinando en una pared da la bienvenida a la nueva exposición del Disseny Hub. En una esquina, la firma: Banksy. Es una obra de 2002, cuando empezaba a estallar el fenómeno del grafitero antisistema que ha mantenido su identidad en secreto hasta hoy, cuando su obra se cotiza por millones en subasta. Alguien la debió arrancar de la pared del barrio londinense de Shoreditch y la vendió a un coleccionista. Junto con una septuagésima de obras más, se expone desde este viernes en el Disseny Hub, en una de las más grandes exposiciones que le han dedicado nunca, con piezas originales u obras únicas. El otro trozo de muro original que se expone en el vestíbulo viene de Los Angeles y muestra una de sus características ratas con el texto: "Estoy fuera de la cama y vestido, ¿qué más quieres?"

Banksy. The art of protest es un extenso y atractivo recorrido por la obra del artista, con algunos de sus iconos más reconocibles: la niña con el globo con forma de corazón, la reina-mona, la niña del napalm dando la mano a Mickey y McDonalds, el policía con cara de smiley... Son piezas de pequeño formato, sobre todo serigrafías numeradas, series que pone en circulación para vender a coleccionistas. Como todo lo que rodea al artista, el sistema de autentificación también es insólito. Banksy es autor de una serie de billetes con la cara de Lady Di, que se pueden ver en la muestra. Cuando vende un original entrega medio billete y se queda la otra mitad, y esta es la prueba que usa su empresa, Pest Control, para dar por bueno un dibujo. Todas las obras de la muestra, coproducida por Sold Out y el Disseny Hub Barcelona, han sido autentificadas, al contrario de las obras que todavía se pueden ver en el Espacio Trafalgar, que son reproducciones a medida real. También hay obra suya auténtica en el nuevo museo Moco.

"La obra de Banksy está en un momento de transición. Primero pasó de la calle a las galerías, cosa que no consiguen todos los artistas. Y el siguiente paso es de las galerías a los museos. Creo que será recordado por estas piezas", dice Alexander Nachkebiya, comisario de la muestra, que ya han visto tres millones de personas en otras ciudades. A Barcelona llega con nuevas piezas inéditas y un espacio audiovisual inmersivo. También hay una colección de fotos de Steve Lazarides, donde se ve al artista haciendo un grafiti; una reproducción de su taller; un reportaje del parque de atracciones terrorífico Dismaland; otro del hotel que pintó en Palestina, una instalación con cámaras de videovigilancia, y un viaje con gafas 3D por algunas de sus obras.

Las contradicciones del artista

Pero lo más interesante es entrar en la obra y la figura del artista. Cuanto más enigmático, más comercial resulta, y, a pesar de que contradice su discurso, también le da un altavoz más grande para difundir sus lemas antisistema. Banksy pinta contra el capitalismo, el consumismo, la policía, los estados, el muro israelí, el poder... Pero justamente se aprovecha de este sistema y de los medios para difundir y vender su obra. En algunas de las piezas se ríe del mercado del arte, un mercado que lo ha hecho multimillonario: el récord en subasta son los 21 millones de la obra de la niña y el globo que autodestruyó en directo.

En Barcelona se expone el espray de pintura vacío que firmó y vendió por miles de euros, emulando la jugada de Mierda de artista de Piero Manzoni para poner de relieve la absurdidad del sistema. También se puede ver una ilustración de una subasta con el título Idiotas. O toda una hilera de personajes antisistema que pasan por caja para comprar camisetas con el lema Destroy capitalism. Es lo que hace el visitante cuando acaba el recorrido expositivo: pasar por la tienda de souvenirs para feriarse con pósteres, tazas o llaveros, ya que buena parte de su obra urbana se puede reproducir, puesto que no la ha firmado y no tiene derechos de autor. El público acaba escenificando el título de su documental oficial, Exit through the giftshop. Banksy muestra sus propias contradicciones, que son también las del espectador, que puede cuestionar la operación comercial que rodea al artista y la exposición, pero a la vez disfrutar con el sentido de su obra. La entrada, por cierto, cuesta 16,50 euros y estará abierta hasta el 13 de marzo.

The art of protest explica el paso de Banksy por Barcelona (que explicó en su libro Wall and piece), donde dejó algunos grafitis, en especial dentro de las jaulas de los animales del zoo. También se muestran algunas piezas sorpresivas, como una estera hecha con chalecos salvavidas de refugiados que sirve para recaudar fondos benéficos; un casco de policía recubierto de espejos que se titula Met Ball; un dibujo de Lenin con patines y el símbolo de Nike, y las series dedicadas a las ratas y a los artistas, como Warhol, Keith Haring y Quentin Tarantino.

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