Obituario

Muere la cantante de ópera Teresa Berganza a los 89 años

La mezzosoprano madrileña ha sido un gran referente en el mundo de la lírica

La cantante Teresa Berganza en una imagen de archivo de 2013.
Marta Porter
13/05/2022
3 min

BarcelonaLa mezzosoprano madrileña Teresa Berganza ha muerto este viernes por la mañana a los 89 años, tal como han confirmado a Efe fuentes familiares. Su nombre y su voz han sido siempre asociados al rol de Carmen, de Bizet, con quien se sentía identificada por su carácter fuerte, independiente y muy vital que la llevó a actuar por todo el mundo al considerar que en la España de los años 50 no había las condiciones óptimas para hacer ópera. Era miembro de la generación de cantantes de ópera más internacional del estado español, desde Victoria de los Ángeles a Plácido Domingo, pasando por Montserrat Caballé, Josep Carreras, Jaume Aragall, Pilar Lorengar y Alfredo Kraus.

Dotada de una voz portentosa y cálida, sus interpretaciones destacaban por la técnica vocal, la musicalidad y la interpretación escénica. Teresa Berganza tuvo una carrera larga, de cerca de 60 años, que dedicó a la ópera y posteriormente a los recitales. Debutó en Aix-en Provence con la ópera Così fan tutte de Mozart, en el papel de Dorabella, con una crítica de la prensa francesa que decía: “Ha nacido la mezzosoprano del siglo”.

A pesar de que de joven había estudiado piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo, empezó a cantar a los 17 años acompañando a cantantes como Juanito Valderrama, Juanita Reina y Carmen Sevilla. Al ver que tenía buena voz, la maestra Lola Rodríguez Aragón la preparó para la ópera y debutó cinco años después. 

Berganza destacó en la interpretación de papeles mozartianos como Cherubino de Las bodas de Figaro, y Rosina en El barbero de Sevilla, como Angelina en La Cenerentola de Rossini, en varias óperas de música barroca –Purcell, Händel, Monteverdi– y con Carme, de Bizet junto a un joven Plácido Domingo y bajo la dirección de Claudio Abbado, papel que debutó en el Festival de Edimburgo en 1977.

La voz de Berganza paseó por los teatros más importantes del mundo: La Scala de Milán (debut en 1957), la Royal Opera House de Londres (1959) y el Metropolitan Opera House de Nueva York (1967), el Festival de Glyndebourne (1958), en Alemania, Canadá, Japón y un largo etcétera, y lo hizo junto a voces tan famosas como Maria Callas, en Medea el 1958 en Dallas, que la "adoptó" y de quien siempre dijo que había aprendido mucho, o con Josep Carreras en Werther (1979); con directores como Herbert von Karajan en Las bodas de Figaro en el Festival de Salzburgo (1972). También se atrevió con propuestas más arriesgadas como la versión cinematográfica que hizo Joseph Losey de Don Giovanni (1979). Debutó en el Liceo en 1971 con La Cenerentola y no volvió hasta 30 años después, en 2002, en un recital con su hija, la soprano Cecilia Lavilla. En 1992 participó en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Entre sus grabaciones más famosas destacan varios discos dirigidos por Claudio Abbado como Carmen con Plácido Domingo, La Cenerentola y El barbero de Sevilla; también grabó Orfeo ed Euridice, de Gluck; un Don Giovanni dirigido por Lorin Maazel; una Madama Butterfly con Josep Carreras y en 2005 hizo un disco  recopilatorio, Brava Berganza!, para celebrar sus 50 sobre los escenarios.

Al abandonar los escenarios, a los 75 años, inició una brillante tarea de pedagoga impartiendo clases magistrales en todo el mundo. Entre sus alumnos destaca la soprano María Bayo.

Entre los muchos reconocimientos internacionales que recibió destaca el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1991. Fue la primera mujer y cantante en ser numeraria de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Fue nombrada Commandeur de L'Ordre des Arts et des Lettres de Francia y en Londres recibió el premio Internacional de Ópera por toda su carrera.

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