"Necesitamos carne para 'La forza del destino"
Nicola Luisotti lleva la batuta en la reposición en el Liceo de la producción de Jean-Caude Auvray protagonizada por Anna Pirozzi, Brian Jagde y Artur Ruciński
BarcelonaEl director italiano Nicola Luisotti transmite tanta pasión como contundencia al hablar de la ópera La forza del destino, de Verdi, que regresa al Gran Teatre del Liceu con la producción del director de escena francés Jean-Claude Auvray que se estrenó en París en el 2011 y que ya se representó en el teatro de la Rambla en 2012. "Es una ópera que necesita cantantes increíbles y con una fuerza física increíble. Los cantantes de barroco no pueden cantarla. Necesitamos carne, ¡gente que pueda empujar el canto!", exclama Luisotti, que lamenta que sin cantantes adecuadas óperas como esta dejarán de representarse.
Todo esto lo explica en rueda de prensa en el Liceu, donde dirigirá la orquesta en las ocho funciones que se representarán del 9 al 19 de noviembre. A su lado se encuentran la soprano italiana Anna Pirozzi, el tenor estadounidense Brian Jagde y el barítono polaco Artur Ruciński, voces principales del primer reparto. El segundo lo encabezan la madrileña Saioa Hernández, el italiano Francesco Pio Galasso y el mongol Amartuvshin Enkhbat, que debuta en el Liceu. "No podemos tener un mejor reparto para La forza del destino –dice el director artístico Víctor Garcia de Gomar–, porque no es tan fácil encontrar a alguien que pueda cantar los papeles de Don Carlo y Donna Leonora". "Es casi imposible", añade Luisotti.
De hecho, ha sido posible porque Anna Pirozzi, toda una experta en el papel de Leonora, aceptó participar a última hora para sustituir a la también italiana Maria Agresta, que finalmente renunció porque "aún no se siente preparada para asumirlo", según explica Garcia de Gomar. "Me avisaron hace un mes, y lo cancelé todo para venir al Liceu, porque es mi ópera preferida. Hice esta misma producción en París a finales del 2022", recuerda Pirozzi, que admite que es "una amante de producciones clásicas" como esta, con una puesta en escena "austera y sin grandes objetos escénicos". Brian Jagde, que fue Don Álvaro en París en el 2019, también agradece la puesta en escena de Auvray, y por extensión la reposición que hace Leo Castaldi. Todo ello para contar una historia basada en el drama de Ángel de Saavedra, duque de Rivas, que empieza con la muerte accidental del marqués de Calatrava, padre de Don Carlo y Donna Leonora. Don Carlo acusa a Don Álvaro, amante de Leonora, y el azar arranca el macabro baile de un destino trágico para unos personajes que van cambiando de país (de España a Italia), de nombre y de identidad con el trasfondo de la guerra de Sucesión austríaca (1740-1748), que Auvray trasladó a mediados del siglo XIX y al contexto de la unificación italiana.
Según Castaldi, Auvray supo trabajar a favor de los cantantes: "Todas sus decisiones están pensadas para que los intérpretes estén en las mejores condiciones para expresar su arte". Es decir, para que puedan asumir como es debido tour de force de los dos primeros actos y para que la soprano llegue en plenitud al aria Pace, pace mio Dio del último acto. "¡Es una bestia, esta ópera!", asegura Jadge. Nicola Luisotti está de acuerdo. Para el director italiano, La forza del destino, una tragedia fatalista que Verdi transforma en "melodrama" fatalista pero con margen para la redención, es "una gran ópera, larga y muy compleja". "He dirigido Lohengrin, de Wagner, que solo tiene un cambio de tempo al final del primer acto; es larga pero no es difícil. Con Salomé, de Richard Strauss, debes estudiar muy bien la partitura, pero la orquesta lo hace todo, apenas debes dirigir. En cambio, La forza del destino es muy complicada", asegura Luisotti, contento de que en esta producción se mantenga la ópera tal y como la pensó Verdi, sin recortar ninguna parte. "Es un desafío, pero hay que hacerlo porque... ¿por qué recortar la belleza?", añade.
Para poder afrontar el desafío con garantías, Luisotti cuenta con la experiencia verdiana de cantantes como Anna Pirozzi y Artur Ruciński, que en febrero brillaron en el Liceu en Il ballo in maschera, tal y como constató el crítico del ARA, Jaume Radigales. Y el mismo elogio merece Brian Jadge, que debutó "poderoso" en el teatro de la Rambla en el 2019 con La Gioconda de Ponchielli, en la que compartió protagonismo con una Pirozzi descrita por Radigales como una cantante "extraordinaria por la calidad del instrumento, por el sentido expresivo y por la musicalidad exitosa a lo largo de una función agotadora".