Crítica de ópera

Respuesta cálida, pero sin entusiasmo, en 'Antony & Cleopatra'

La ópera estadounidense llega al Liceo de la mano de John Adams

3 min
Julia Bullock en la ópera 'Antony & Clepatra' en el Liceu.
  • Composición y dirección: John Adams
  • Dirección de escena: Elkhanah Pulitzer
  • Con Julia Bullock, Gerald Finley, Paul Appleby, Adriana Bignagni Lesca, Alfred Walker, Brenton Ryan, Milan Perišic, Guillermo Batllori, Äneas Humm, Toni Marsol, Elizabeth DeShong y Marta Infante

Jake Heggie, Rufus Wainwright, John Corigliano, Philip Glass… Son algunos de los compositores estadounidenses vivos que han realizado incursiones en el mundo de la ópera. Y proceden de una tradición que se remonta a Scott Joplin y George Gershwin y que continúa con Leonard Bernstein, Aaron Copland y André Previn. Pero, indudablemente, John Adams (1947) es el más destacado de los compositores de ópera en Estados Unidos. Con un catálogo formado por títulos incuestionables como Nixon en China, Doctor Atomic y The death of Klinghoffer, su obra es injustamente desconocida entre nosotros.

Estrenada en septiembre del año pasado en San Francisco, Antony & Cleopatra es el último título escénico de Adams. Y el Liceu, antes de que lo haga el teatro Massimo de Palermo, ha acogido su estreno europeo. Junto a las óperas antes mencionadas de Adams, su última creación teatral no tiene el temple dramático ni la originalidad musical del resto de los títulos del compositor de Worcester. Inspirada en la tragedia homónima de Shakespeare y salpicada con fragmentos sacados de obras latinas sobre la historia de amor entre el triunvir Marco Antonio y la reina egipcia Cleopatra, la ópera sigue con todo detalle un relato suficientemente conocido y que se desarrolla sin sustos en el escenario. Y la música de Adams sirve bien la historia, con momentos de acertado lirismo y otros que resultan más o menos previsibles y algo cara a la galería, pero sin que haya grandes momentos ni escenas brillantes operísticamente. Sin duda, lo mejor de la partitura es la orquestación, que se plasma a cara descubierta en los interludios ricos e imaginativos. Pero la parte vocal, aunque bien escrita, no tiene excesiva originalidad ni, como decíamos, brillo.

El espectáculo que firma Elkhanah Pulitzer es sobrio, sin sorpresas, pero monótono y con soluciones gastadas, como la identificación de Octavi y su gente con el fascismo italiano de los años 20 y 30 del siglo pasado. Pulitzer no acaba de incidir en las tensiones desencadenadas en el núcleo de fondo de la obra y el conjunto resulta frío… Algo tendrá que ver la “dirección de intimidad” [sic] que consta en el programa de mano y que ha velado para que en escena los miembros del reparto no se manoseen más de la cuenta. Lo que sí funciona es la interacción de la escena con las imágenes proyectadas en pantalla, aunque –hay que insistir en ello– la idea del fascismo resulta a estas alturas poco (o nada) original.

Una escena de la ópera 'Antony & Cleopatra', con estética inspirada en el fascismo.

La monotonía de la puesta en escena también se traslada al foso, con una dirección orquestal a cargo del propio Adams que demuestra que no siempre un buen compositor es el mejor director de sus propias obras. Y la respuesta de los miembros de la orquesta fue de obediencia y poco más.

El reparto del montaje se mueve en un nivel medio-alto, sin catástrofes, pero sin que haya homogeneidad y con soluciones discutibles como la amplificación , que en algún momento presentó algún problema. Gerald Finley es un barítono experimentado y versátil, ideal para el rol de Antony, tanto vocal como físicamente. A su lado, la Cleopatra de Julia Bullock presenta algunas limitaciones en el registro agudo, mientras que al Octavio de Paul Appleby le falta personalidad. Muy bien, en cambio, Agripa de Äneas Humm, Charmian de Adriana Bignani Lesca y Enorbarbus de Alfred Walker. El cast también incluye voces de casa que supieron estar a la altura, como las de Marta Infante (Iras), Guillem Batllori (Lepidus) y Toni Marsol (Maecenas). Al término del espectáculo, la respuesta del público fue cálida, pero no entusiasta.

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