Arqueología

Ötzi, el hombre de hielo, ni era de piel clara ni tenía pelo

Un nuevo análisis genético de la momia demuestra que solo tenía un 8% de genes de ascendencia europea

Dos técnicos examinan la momia 'Otzi'
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BarcelonaEl Ötzi que conocemos tiene el pelo largo y es de piel clara. Así lo reproducen en el Museo de Arqueología de Tirol del Sur, creado específicamente para acoger una de las momias más famosas del mundo, y así también pudimos verlo en la película Ötzi, el hombre de hielo (2017). Sin embargo, un nuevo análisis genético del Instituto Marx Planck de Antropología Evolutiva e Investigación ha cambiado totalmente su imagen: tenía la piel oscura, probablemente era calvo y solo el ocho por ciento de sus genes son de ascendencia europea, según publica la revista Cell Genomics.

La momia de Ötzi la encontraron el 19 de septiembre de 1991 los excursionistas alemanes Helmut y Erika Simon en las montañas alpinas de Ötztal, en una zona de Tirol del Sur situada entre Austria e Italia. En el nacimiento de un arroyo alimentado por el deshielo vieron una figura humana que parecía luchar por salir de la masa de hielo. La momia en cuestión tenía la piel relativamente oscura, pero se pensaba que se había oscurecido cuando se momificó en el glaciar entre el 3350 y 3120 aC, es decir, hace más de 5.000 años. No solo la imaginación ha hecho que la imagen que nos ha llegado sea la de un hombre blanco y de frondosa melena: en el 2012 se publicaron los primeros análisis de ADN de Ötzi. Entonces se aplicaron técnicas de secuenciación sobre el hueso de la cadera izquierda y se determinó que tenía los ojos marrones, era del grupo sanguíneo 0 y era intolerante a la lactosa.

Aquella primera investigación aseguraba que seguramente estaba emparentado con las poblaciones que habitan en las actuales Córcega y Cerdeña. El estudio del 2012 también llegaba a la conclusión errónea de que en sus genes estaba el rastro de pastores esteparios de Europa del Este. El antropólogo Albert Zink, coautor del estudio publicado ahora en Cell Genomics e investigador del Instituto de Momias de Bozen (Italia), explica en Eurac Research que estos resultados son erróneos porque se contaminaron con el ADN moderno.

La reproducción del Museo de Tirol.

Más asiático que europeo

Ötzi era un 92% anatolio. Hace unos 8.000 años, los primeros agricultores de Anatolia empezaron a emigrar a Europa mezclándose con los cazadores recolectores que vivían allí originalmente. "Ötzi tenía un poco menos del 8% de su ascendencia genética de los cazadores recolectores europeos. Ninguno de sus contemporáneos europeos, cuyos genomas tenemos disponibles, y hay cientos, comparte tanta ascendencia con los primeros agricultores de Anatolia como Ötzi', detalla el arqueogenetista Johannes Krause, del Instituto Max Planck. Todo ello, según Krause, sugiere que provenía de una población relativamente aislada que tenía poco contacto con otros grupos europeos, y que en la región no vivían tantos cazadores recolectores como se creía. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para saber si Ötzi es una excepción o si es representativo de su región. Para llegar a alguna conclusión es necesario tener más datos de otros hallazgos de esqueletos de Tirol del Sur.

Otro error ha sido presuponer que tenía pelo. "En realidad, solo se encontraron varios pelos individuales con Ötzi, y nunca se investigó si realmente provenían de él, o qué tipo de pelo eran. Podrían haber sido de su barba. En general, cuando los cadáveres se encuentran durante tanto tiempo en los glaciares o en el agua, el pelo cae, porque se pierde la epidermis superior", explica Zink. Nadie imaginó que era calvo o, al menos, que tenía una pérdida de pelo avanzada.

Las enfermedades "modernas" de Ötzi

En los genes de Ötzi también se halló una predisposición a la diabetes tipo 2 y la obesidad, lo que también puede sorprender a muchos que piensan que se trata de enfermedades de las sociedades modernas. "Estos resultados muestran que no podemos hablar de enfermedades de estilo moderno, ya que no se han desarrollado solo a consecuencia de nuestro estilo de vida, sino porque existe una predisposición a tenerlas que se remonta muy atrás", detalla Zink. El hallazgo también constata que la enfermedad puede no manifestarse, aunque esa predisposición esté presente. Ötzi probablemente no tenía diabetes, no tenía sobrepeso, pesaba unos 50 kilos, y hacía mucho ejercicio. Pero sí tenía arterioesclerosis: tenía un riesgo de ataque cardíaco o derrame cerebral. Seguramente, las circunstancias de su tiempo hicieron que tuviera una vida extremadamente saludable. Medía metro sesenta y tenía, al morir, unos 45 años, una edad bastante avanzada para la esperanza de vida de aquellos tiempos. No tuvo un ataque al corazón, sino que murió en circunstancias bastante violentas: herido por la espalda, se habría arrancado la flecha (él o alguien que lo acompañaba) y habría muerto mientras huía hacia la cima.

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