El público de Calella de Palafrugell canta 'Mi abuelo' con fuerza y al unísono
El Ayuntamiento de Palafrugell había anunciado que no formaría parte del repertorio por la polémica en torno a su compositor
BarcelonaPor primera vez en 48 ediciones, la cantada de habaneras en Calella de Palafrugell no debía acabar con Mi abuelo. Sin embargo, hay tradiciones difíciles de romper y el público no hizo caso a la decisión que se había tomado desde la comisión artística de la cantada después de que el documental de 3Cat, Muros de silencio. Gran Escala 2000, vinculara a su compositor, Josep Lluís Ortega Monasterio, con una trama de explotación sexual.
No hubo ni un momento de duda ni ninguna timidez por parte del público. La cantada de habaneras debía acabar con todos los grupos (Neus Mar, Peix Fregit, Terra adentro y Port-bo) sobre el escenario con tres canciones: Marinero de tierra adentro, La hermosa Lola y La gaviota, pero ni siquiera la presentadora, Míriam Riau, pudo terminar de anunciarlo, porque empezaron a oírse gritos y tuits, y el público sacó los pañuelos. Riau insistía y pedía por favor que la dejaran despedir, pero no fue posible. Entonces, desde el escenario, se anunció que se cantaría Mi abuelo, pero que primero terminaría el repertorio programado, lo que tampoco fue fácil. Hubo silbidos, menos cuando se cantó La hermosa Lola. Cuando terminaron las tres canciones, el público cantó al unísono Mi abuelo, aunque no todo el mundo se sabía el estribillo. Había también una parte del público enfadada porque la otra parte no había dejado que escucharan las demás canciones.
Hubo controversia hasta el final. Incluso, el Ayuntamiento de Palafrugell desmintió que se hubieran dado órdenes para que los grupos no cantaran si el público lo hacía. En un comunicado, afirmaron que "tenían toda la libertad, como no podría ser de otra forma, para actuar como consideraran". El consistorio también afirmó que se había dicho en el último encuentro que hicieron con los grupos y reafirmó también la decisión tomada para cerrar la cantada. Pero al final, Mi abuelo, sonó con fuerza.
La cantada de habaneras se remonta al año 1966. Entonces, ese primer encuentro de cantores se celebró en la taberna de Can Batlle. El éxito del encuentro animó a los organizadores a repetirlo al año siguiente, con una cantada más formal en la playa de Calau. En 1969, la Asociación de Amigos de Calella, que en aquella primera época organizaba la Cantada de Habaneras, decidió trasladarla a la plaza Port Bo, donde todavía se celebra actualmente.