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FOTOGRAFÍA

Ramon Masats, el fotógrafo antes del icono

La galería Ana Mas Projects expone las fotografías de juventud de uno de los grandes reporteros de los años 50 y 60

RAMON MASATS El fotógrafo antes del icono
16/01/2025
4 min
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L'Hospitalet de LlobregatSólo el talento natural hizo que Ramon Masats (Caldes de Montbui, 1931) esquivara el deber de seguir con la bacalanería familiar y probara suerte en la fotografía. Tenía un don y las ideas claras. No planificaba, no reencuadraba, no retocaba: "Dónde ponía el objetivo, tenía una foto tomada", dice Laura Terré, historiadora de la fotografía especializada en el reporterismo de la posguerra e hija de Ricard Terré, uno de los amigos fotógrafos de Masats, junto a Xavier Miserachs y Oriol Maspons. Ella es la comisaria de Ramon Masats 1953-1965. Años de juventud, la exposición de la galería Ana Mas Projects, en Hospitalet de Llobregat, que recoge 61 de las primeras fotografías de Masats en copias de época. Hoy quedan muy pocos ejemplares vintage de esos autores, y están a la venta por entre 2.000 y 6.000 euros.

Hacía 15 años que el fotógrafo no exponía en Barcelona, ​​desde la antológica en La Virreina en el 2002, donde se pudieron ver sus imágenes más conocidas: la mujer que pinta el zócalo de una casa encalada de la Mancha, el hombre con el diario plegado en la cabeza, el toro tumbado como una sirena y, por descontado, el seminarista con sotana volando bajo palos de una portería para parar un gol. ¿Pero cómo empezó la carrera de ese autodidacta que sería clave en la renovación de la fotografía en el Estado?

Foto de Ramon Masats

Como todo amateur, se inicia experimentando con el lenguaje fotográfico: sombras, ángulos, formas, acciones, imágenes con las que aprendía a jugar con la luz ya dominar al abecé del medio. Enseguida se fija en la gente, en la vida de su alrededor, en detalles concretos, que serán las constantes de su posterior obra. En los años 50, Masats se pasea con la cámara por su realidad más inmediata, por Sitges, Terrassa, las barracas del Somorrostro y Montjuïc, y combina unas fotografías que podían ser más formalistas con otras más plásticas y otras documentales: unas hamacas , una grieta, una gitana con el hijo en brazos. "Ya tenía una mirada particular", dice Terré, que ha identificado la mayoría de imágenes.

El mejor reportero

Entonces las fotografías de la miseria estaban prohibidas por antipatrióticas y comunistas. "La fotografía era una herramienta de denuncia pero estos autores no tenían esa finalidad. Hacían un documentalismo que les salía de dentro, por instinto, porque la realidad les llamaba. Eran muy genuinos", dice Terré. La exposición muestra cómo Ramon Masats ya destacaba en los primeros reportajes no profesionales. Un ejemplo es la serie con la que quería documentar la Rambla de Barcelona. "Tenía una mirada subjetiva y crítica", explica Terré. No hay panorámicas sino gente haciendo cosas y detalles más abstractos: un limpiabotas de zapatos, un señor atornillando un cigarrillo, animales enjaulados, cuchillos abiertos, balcones y una corteza agujereada. Las imágenes se expusieron en 1957 en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya pero después se han visto en contadas ocasiones.

Ramon Masats, el fotógrafo antes del icono

También se exponen los primeros reportajes profesionales: un viaje caluroso a Acapulco y una visita a El Rocío, donde las caras de los penitentes y sus gestos dotan de magia y fuerza a las fotografías. una carrera que desarrolló en Madrid desde 1977. "Tenía una manera de trabajar que entonces no existía, un posicionamiento frente a la realidad. Fue el mejor reportero que hemos tenido nunca", asegura Terré. "Hacía fotos de rápida elaboración pero complejas de leer", añade.

Un personaje enmascarado en una fotografía de Ramon Masats

"Masats conecta con las corrientes europeas de ese tiempo sin conocerlas. En 1957 él y Miserachs fueron los únicos escogidos por Otto Steinert para representar la fotografía española en Bruselas", explica la comisaria. Esa generación extraordinaria de los años 50 llevó la fotografía a la modernidad sin prácticamente saberlo. Terré emparenta a Masats con dos reinventores del lenguaje como William Klein y Robert Frank. "Esa generación tuvo jóvenes con un nivel muy alto que quedaron como clásicos. Con 40 años, en la Transición, ya los habían enterrado ", lamenta la comisaria.

Un limpiabotas en La Rambla en una fotografía de Ramon Masats

Es lo que le ocurrió a Masats con la imagen icónica del cura, de 1959. "Es una condena demasiado temprano -lamenta Terré-. Es una fotografía demasiado esquemática, anecdótica. Y parece que acaba aquí su obra, cuando es más poética, ambigua, más abierta. Se ha reducido a un cliché". Sin embargo, también demuestra buen ojo e intuición: Masats sabía anticiparse a la jugada.

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