Crónica

Robe, deuda saldada hasta primavera

Después de cancelar la gira de despedida de Extremoduro, el de Plasencia presentó 'Mayéutica' en el Palau Sant Jordi

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Robe Iniesta este sábado al Palacio Sant Jordi

BARCELONAEntre las funestas consecuencias provocadas por el covid en el sector de la música en directo, una de las más sangrientas ha sido la cancelación de giras que eran, presuntamente o con seguridad, despedidas. Por ejemplo, las de Elton John y Paul McCartney, que son dos adioses que no tiene pinta de que se vayan a recuperar. Salvo las distancias, a pesar de que si comparáramos las audiencias multitudinarias que tienen en Barcelona no lo serían tanto, algo parecido significó la supresión definitiva del último espectáculo de Extremoduro en la ciudad. La banda de Plasencia, enfadada con la promotora de aquel tour, ha explicado que retomarán los conciertos previstos en algún momento, pero los seguidores de Robe Iniesta tuvieron el sábado un premio que compensa los meses de imaginar que quizás no los verían una última vez: asistir al final de la ronda estatal de presentación de Mayéutica, nuevo trabajo en solitario del veterano músico extremeño.

A falta de grandes giras internacionales, el Palau Sant Jordi pasó de un día al otro de David Bisbal a Robe Iniesta. Y con él algunas de las históricas canciones de Extremoduro, el grupo más icónico de toda aquella generación de bandas de rock duro castizo que hicieron fortuna entre los años noventa y principios de los dos mil. El sábado superábamos la hora de show (fueron tres) sin que nadie recordara que había nuevo material que presentar. Buen síntoma, puesto que las más de 8.000 personas que se acercaron a Montjuïc en una noche especialmente gélida suficiente trabajo tenían entonando sin perder la voz el puñado de himnos que rellenaron el entremés del concierto. A sus 59 años, Robe mantiene el magnetismo y carisma intactos, y su ademán, poético y casi mesiánico con el pecho al aire, cosas que lo han convertido en uno de los grandes héroes del rock español de marras. Y esto se nota entre los acólitos, que lo veneran mientras él recita entre canciones y suma arreglos de clarinete, violín o incluso saxo, para convertir el Palau en un karaoke multitudinario desde el primer verso. Es normal, sonaron casi seguidas Si te vas, Golfa, El camino de las utopías y So payaso. Si quedaba alguien triste por la cancelación de Extremoduro, la deuda quedaba saldada.

Pero esto solo era el vermut de la comida. Iniesta venía a presentar un trabajo con una narrativa que enlaza con La ley innata (2008) y que está concebido como una gran canción de tres cuartos temprano con varios pasajes interiores. Pensada a partir de teorías socráticas, Mayéutica fue una explosión de energía rock y de cierta retrospecció primitiva que la audiencia apreció a base de saltos a pie de pista. Un reconocimiento merecido no solo por la longitud de la detonación (se mantiene casi todo el minutaje en lo más alto), sino también por el remarcable esfuerzo de los siete músicos que estaban sobre el escenario. Un espectáculo 100% Robe, que se entiende desde la lógica rock de principio a fin y que se cerró con una última ráfaga de hits atemporales (Stand by, La vereda de la puerta de atrás). Se despidió prometiendo que volverá en primavera. ¿Será con Extremoduro? Ya lo veremos.

El líder de Extremoduro presentó su último trabajo en solitario, 'Mayéutica'.
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