El catecismo musical de Emilio Aragón

Godspell, el musical es fruto de la nostalgia. De dos, de hecho. La de Emilio Aragón, que conoció la obra cuando tenía catorce o quince años en una producción en la que actuaba su hermana, y la de Antonio Banderas, que parece haber actuado en una producción realizada en Madrid en los años setenta. Banderas compró la iniciativa de Aragón para su Teatro del Soho de Málaga, donde el espectáculo ha triunfado durante unos meses.

Godspell es una adaptación ligera y muy naïf de El Evangelio según san Mateo que nació en Estados Unidos en los años setenta, quizás como réplica o contestación propagandística al polémico y ya clásico Jesucristo superstar. Es posible que en aquellos atormentados años el mensaje de adoración radical de la figura de un Jesús que adoctrina desde una supuesta humildad tenga una razón de ser, pero mucho nos parece que en la actualidad tanto el planteamiento argumental lleno de parábolas ingenuas, como el infantil tratamiento de los acólitos, sólo nos proporciona una sesión de catequesis escolar que podría patrocinar a la reaccionaria Conferencia Episcopal Española.

Afortunadamente, salvan la propuesta la música, con las adaptaciones que ha hecho Aragón, incorporando ritmos más actuales, las enérgicas coreografías de Carmelo Segura, el vestuario de Gabriela Salaverri, que apunta a una interesante mezcla circense, y la buena dirección del mismo Aragón, que transmite a un elenco comprometido la pasión que le despierta la obra. Es necesario citar y elogiar, pues, la energía positiva y las buenas voces de un joven conjunto de intérpretes muy cualificado y compenetrado: Adrián Salzedo, Alberto Ladrón de Guevara, Andro Crespo, Érika Bleda, Iván Amigo, Juls Sosa, Lucía Ambrosini , Noemí Gallego, Nuria Sánchez y Raúl Ortiz.

Podría decir que este musical ha envejecido mal y podría decir incluso que está bastante lejos de ser un clásico del género. En cualquier caso, para mí, es un clásico de segunda. Este tipo de catecismo musical me hace imaginar una sesión del conservador Ejército de Salvación en un college de Cincinnati con muchos adeptos que en su estreno aplaudieron con ganas. Ahora ya lo saben. Ustedes mismos.