¿Por qué nunca se había representado la primera obra de teatro de Joan Brossa?
Proyecto Ingenu recupera 'El golpe desierto' en la Fundació Joan Brossa - Centro de las Artes Libres
Barcelona"Decidí a escribir teatro porque buscaba otra dimensión en la literatura plana", decía Joan Brossa (1919-1998) en una entrevista en la revista Sierra de Oro en 1991. Desde muy joven, Brossa intentó ensanchar el espacio de la poesía, dotarla de un soporte físico que traspasara la letra escrita. La primera probatura, en este sentido, fue El golpe desierto: sueño escénico en 2 actas y 5 cuadros, una pieza de teatro que escribió en febrero de 1944, cuando tenía 25 años. El texto original se publicó por primera vez en 2014, en el sexto volumen de la colección Poesía escénica de Arola Editors, pero nunca se había llevado a escena. La compañía Projecte Ingenu pondrá remedio con una adaptación libre del texto original, dirigida por los coreógrafos Andrés Corchero y Ana Pérez, que se podrá ver del 6 al 28 de junio en la Fundació Joan Brossa - Centro de las Artes Libres.
Aunque El golpe desierto tiene una estructura claramente dramatúrgica, "de primeras, es imposible representar, sobre todo porque tiene 58 personajes", dice Pérez. "Cuando la lees por primera vez, no entiendes nada; es una locura, un sueño escénico", añade. Sin embargo, el imaginario de Brossa convenció a los directores, que consideran que "es un texto muy seductor, lleno de fuerza visual y con escenas realmente emotivas". La filóloga Gloria Bordons, especialista en el autor, les ayudó a descifrar el texto antes de empezar los ensayos. "Bordons nos dijo «Tómese la libertad absoluta de representar la obra como crea conveniente; la misma libertad con la que Brossa escribía y creaba» –explica Pérez–. Sería pretencioso decir que hemos hecho la obra que él habría querido, pero sí que hemos trabajado con la misma actitud que él, dándonos libertad para fluir".
Entre la víspera y el sueño
El golpe desierto coincide con los inicios literarios de Brossa, que pronto se interesó por la experimentación formal de las vanguardias. "Lo primero que escribió fueron los poemas hignagógicos de 1940 –explica Glòria Bordons–. Tenía 21 años. Había ido a la guerra, en el frente republicano de la Batalla del Segre, y después de hacer el servicio militar en Salamanca se metió de lleno en el mundo del surrealismo y el dadaísmo". "En esa época, Brossa estaba muy influido por la psicología de Carl Jung y por las imágenes hipnagógicas, que son las que aparecen en el estado entre la víspera y el sueño", añade Pérez.
Para disfrutar deEl golpe desierto es importante "no buscar un argumento o una narrativa", dice Pérez, que aconseja a los espectadores que se enfrenten a la obra tal y como contemplarían un paisaje. "Te puedes estar media hora palplantado en la Rambla, por ejemplo, mientras van pasando cosas delante de ti: ahora ves a un personaje, ahora sientes el canto de un pájaro, ahora te emociona algo que ves –dice Pérez–. No pretendes entender el paisaje, sino simplemente recibir lo que puede ofrecerte. Es un poco lo que ocurre en esta pieza.
Los personajes deEl golpe desierto son saltimbanquis, prestidigitadores, payasos y otras figuras que remiten al mundo del circo. Sin embargo, la propuesta de Proyecto Ingenu huye un poco de esta visión: "Nosotros no hemos trabajado con personajes del circo. Son personajes singulares, pero reales; son así, no están disfrazados". La pieza se sitúa en un espacio difuso entre el mundo real y el de los sueños, y es precisamente en este contexto onírico que hay que situar a personajes aparentemente estrambóticos como "una mujer que lleva veinte años encerrada en un armario y se sacude el cabello para salir al exterior".
Como la obra data de los primeros años de la posguerra, es tentador relacionarla con la experiencia de Brossa en el frente republicano durante la Guerra Civil. Pérez resalta que "el texto tiene un aire de la época de la guerra, pero no de forma evidente". Y añade: "Es como cuando escribes un poema, que de alguna forma intuyes de qué va, pero los significados no se exponen directamente sino que se sugieren". El propio Brossa lo explicaba, en 1998, en una entrevista en elHoy: "Fui descubriendo por mí mismo que el teatro podía decir cosas, que podía ser impresionante sin hablar, podía tener gesto, ballet. Y descubrí también el teatro con mensaje. Era más bien teatro poético, y la poesía refuerza el mensaje" .