Estreno teatral

"Me he levantado a las cuatro de la mañana y ha merecido la pena": Angélica Liddell provoca incomodidad y algún desmayo en Temporada Alta

El artista estrena 'Seppuku. El funeral de Mishima' antes de que salga el sol en el Teatre de Salt

Un momento de 'Seppuku'
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GeronaEn estos tiempos de colas virtuales y entradas que se esfuman en pocos minutos, el festival Temporada Alta vivió a finales de verano una situación insólita: las entradas para las dos funciones del espectáculo Seppuku. El funeral de Mishima, de Angélica Liddell se agotaron en sólo cuatro minutos. "Creía que fallaba el sistema. Nunca nos había pasado", explica el director del festival gerundense, Narcís Puig. El hito era aún más prodigioso porque el artista convocaba al público en el Teatro de Salt en una hora insólita: a las cinco y media de la mañana, tanto para el estreno de la obra, este sábado, como también para la función que hará este domingo.

Desafiando el frío gélido y las calles todavía dormidas, este sábado los cerca de 200 afortunados que consiguieron entradas esperaban encontrar tras las puertas del teatro una experiencia única. "Puede ser fabuloso o quizás nos está tomando el pelo a todos. Terebrante no me gustó nada, pero Vudú (3318) Blixen me fascinó. Con Liddell todo es así. Quiero ver qué me propone y si está justificado", decía Cristina Martínez antes de ver la función, y añadía: "No sé si hay un punto romántico al generar un ambiente en esa hora concreta o simplemente está jugando con todos nosotros". La expectación que despierta Liddell se cuenta con números –con más de 500 personas–, hay más de 500 personas apuntadas la de tres jóvenes que, abrigados hasta las orejas, se han acercado a la taquilla a las cinco y cuarto de la mañana para ver si pescaban entradas.

Dos bolsas de sangre humana

En el escenario, Liddell levanta una liturgia de veneración y poesía hacia el escritor japonés Yukio Mishima. La creadora se sirve de su figura para reclamar la muerte y enaltecer el suicidio. Lo hace con imágenes poderosas, como cuando se viste con ropa de difuntos y lee sus vidas, y con tres monólogos profundos y afilados sobre el arte y la inmundicia humana. Pero en Seppuku también existe provocación e incomodidad. En uno de los momentos más desagradables del espectáculo, dos enfermeros extraen dos bolsas de sangre en Liddell y uno de los intérpretes que le acompañan, Kazan Tachimoto. Luego, utilizan la sangre para la puesta en escena. Todo ello ha generado malestar en platea y un desmayo entre los espectadores.

Como suele ocurrir con las obras de la creadora, a la salida de la función no había ni veredicto ni unanimidad, pero sí había muchas ganas de compartir impresiones entre el público. Abril Buñuel y Carmen Izquierdo, dos de las espectadoras más jóvenes de la sala, han venido desde Barcelona para ver a Liddell en directo por primera vez. "Había leído algunas cosas y cuando supe que se ponían a la venta las entradas, estuve refrescando la página web hasta que las logré", explica Buñuel. Pocos minutos después de salir del teatro, todavía les cuesta poner palabras a la experiencia que se llevan. "Ha sido un viaje fortísimo, muy impactante. Es la primera vez que me hacen ver la muerte desde otra perspectiva", añade la espectadora.

Espectadores en la salida de la función de 'Seppuku', en el Teatro de Salt.

Entre el público de este sábado también se encontraban fieles seguidores del artista, como Íñigo Muñoz, que ha viajado expresamente desde Berlín para asistir al estreno. "Ya lo hacen antes y ahora aún lo soy más. Me ha encantado. Lo he visto todo desde la primera fila, mirándola a los ojos. Estoy contentísimo", explica Muñoz, entusiasmado. Tampoco ha salido nada descontenta Cristina Martínez, que cuando ha entrado no las tenía todas. "Nos hemos levantado a las cuatro de la madrugada y ha merecido la pena. Ya podrían hacer más espectáculos a estas horas. Ahora ya tenemos el día hecho", ha dicho, antes de irse de fin de semana con su pareja.

"Es alguien que se moja"

Pero no todo el mundo ha salido satisfecho del estreno. De hecho, durante la escena de la sangre, algunos espectadores han decidido marcharse de la sala. "Una de las gracias de Liddell es precisamente que no tiene la voluntad de ser amable con el público. Plantea puntos de vista distintos a lo políticamente correcto, de lo que ha asumido la mayoría de la sociedad. Es alguien que se moja. A veces hay gente que se puede sentir ofendida, pero el arte es eso", señala Puig. Temporada Alta tiene una larga relación con Angélica Liddell y ya sabe, por experiencias anteriores, que sus proyectos son poco convencionales, no sólo en cuanto a la forma y el contenido sino también por los condicionantes que solicita el artista –con Terebrante, por ejemplo, pidió como figurantes a dos mujeres con el pelo largo dispuesto a cortárselo en escena mientras se paseaban con dos niños pequeños de la mano.

En esta ocasión, los figurantes han sido fáciles de encontrar –el artista necesitaba a cuatro chicos de entre 16 y 19 años–, pero el horario de la función ha implicado cambiar radicalmente la jornada del equipo del teatro –acomodadores y taquilla, especialmente– y, sobre todo, modificar el trabajo del bar. "Hemos tenido que pedirles que hicieran cafés y desayunos a las seis de la mañana, tanto antes como después de la función", apunta el director, que añade que en el marco del festival, ya les gusta tener propuestas que les sacan de la normalidad.

Seppuku. El funeral de Mishima se ha estrenado en el marco de la Semana de programadores del festival, que ha acogido a un centenar de profesionales de una decena de países diferentes. El montaje ha compartido cartelera con otras producciones como Garganta de Oriol Pla y Pau Matas, Manual para seres vivos de La Mula y Picaza de Lorena Nogal. Seppuku. El funeral de Mishima es una coproducción de Temporada Alta, el Teatro Nacional de Estrasburgo, el Wiener Festwochen Free Republic de Viena y el Festival Grec. El vínculo con este último garantiza que, al menos, habrá una nueva oportunidad para ver el montaje en Cataluña. Será en julio, durante la siguiente edición del Festival, en Barcelona.

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