Dos matrimonios en el ring en una magnífica 'Un dios salvaje'
Pere Arquillué sobresale en la dirección de los actores y actrices en el Teatro Goya con la obra de Yasmina Reza

'Un dios salvaje'
- Autoría: Yasmina Reza
- Traducción: Pablo Macho Otero
- Dirección: Pere Arquillué
- Intérpretes: Pere Arquillué, Ivan Benet, Laura Conejero y Laura Aubert
Yasmina Reza domina la comedia de situación, ya sea en una fábula sobre la amistad (Arte) o la falta de empatía de dos matrimonios desconocidos confrontados por una pelea de sus hijos en éste Un dios salvaje que conocimos hace catorce años en el mismo Teatro Goya de Barcelona en una propuesta dirigida por Tamzin Townsend, de la que Roman Polanski hizo una película poderosa. Un dios salvaje es también la obra que Pere Arquillué ha escogido para dirigirla al Teatro Goya.
La anécdota, como ocurría en Arte, donde el motivo de la disputa era un cuadro en blanco, es casi anecdótica porque la habilidad de Reza pasa por el diseño de los personajes y por un crescendo de diálogos que van envolviendo las relaciones desde la educada amabilidad hasta el desenfreno verbal, despojando a los personajes y sus miserias. Un ritmo trepidante que quiere aproximarse a un teatro de ideas, pero sólo pasa por encima. En este caso se trata de dos matrimonios que se encuentran para afrontar la pelea de sus hijos en el patio del colegio con el resultado de uno de ellos lesionado en los dientes. Como dice la madre del damnificado, Montserrat, algo hay que enderezar para que no vuelva a ocurrir. Y con esto los cuatro parecen estar de acuerdo, pese a las diferencias en los adjetivos y otras cosas.
La dirección de Arquillué, sobre una nueva traducción de Pablo Macho Otero que reubica la acción en los barrios altos de Barcelona y con un elegante y minimalista espacio escénico de Max Glaenzel, se decanta por el humor desde el inicio como motor de la función. Un humor que, además de los gags verbales de la autora, engloba también la actitud y la gestualidad y que ciertamente funciona en grande aunque desfigure un poco la amargura del drama que se esconde detrás de los personajes.
Arquillué sobresale en la dirección de los actores y las actrices. Se ha reservado para él el papel del machista abogado enganchado al móvil, al que dota de un escepticismo cómico y una displicencia provocativa. Laura Aubert es Sushi, la madre del agresor y esposa del abogado. Al principio elegante y ponderada, su vis cómica estalla cuando le toca vomitar. Impresiona la sensacional evolución de Laura Conejero (Montserrat) desde la impostada afabilidad a la explosión emocional, que el tranquilo y compresivo Miquel de Ivan Benet eleva a la máxima potencia cuando caen las máscaras. Un dios salvaje ha sido siempre un éxito y la nueva propuesta lo tiene todo para ratificar su excelencia. No se lo pierdan.