Crítica de teatro

Tres mujeres y una depresión

'El origen del mundo' es una comedia familiar para descubrir a la autora Lucia Calamaro en el Teatro Akademia

'El origen del mundo' con Alicia González Laá, Queralt Casasayas y Annabel Totusaus.
2 min
  • Autora: Lucia Calamaro
  • Intérpretes: Alicia González Laá, Queralt Casasayas, Annabel Totusaus
  • Dirección: Guido Torlonia
  • Teatro Akademia (Hasta el 12 de enero)

Hasta hace poco no conocíamos a la dramaturga italiana Lucia Calamaro, pero en noviembre el Teatro Tantarantana estrenó La vida suspendida y ahora el Teatro Akademia estrena El origen del mundo, ganadora del premio Ubú y de la que el Teatro Piccolo de Milán acaba de realizar una producción con dirección de la autora. Ambas son una especie de comedia familiar.

En La vida suspendida Calamaro analizaba el mundo del recuerdo en el seno de una familia de padre, hija y el fantasma de la madre que se negaba a olvidarse. En El origen del mundo se vuelca en la depresión de una madre confrontada con la tierna ingenuidad de la hija, el pragmatismo de la abuela y las cuidadosas reflexiones de las terapeutas que frecuenta sin éxito alguno. De hecho, hay bastante información psicológica de tipo académico y pedagógico en un texto que funciona a trompicones y que incide hasta el cansancio en los rasgos enfermizos que aíslan a las víctimas de este trastorno. La escena final cierra una serie de situaciones con las que la autora ilustra –muy claramente pero sin dramatismo– el vacío y el desconcierto que contamina la vida de quienes sufren la insoportable ligereza del ser, convertida ya en una epidemia social.

Digo sin dramatismo porque la autora regatea el realismo y cubre las situaciones con una pátina de comedia trufada de humor que disimula el fondo dramático. Queda patente en el fantástico juego interpretativo con el que Queralt Casasayas muestra tanto la confusión de la hija como las peculiaridades de la terapeuta y, sobre todo, con la aparición de la abuela, una Annabel Totusaus que clava uno tras otro los gags y que, la verdad, parece venir de otra comedia. Un humor que le iría en grande a la madre que interpreta a Alicia González Laá cuando al inicio de la función se enfrenta al apetito nocturno frente a un frigorífico con la puerta abierta mientras reflexiona sobre su condición anímica.

Una propuesta fría de Guido Torlonia, tanto en la dirección de las actrices como en el juego escénico. Alicia González Laá sobresale con la carga de la depresión sin espacio para giros, mientras que Annabel Totusaus aporta una chispeante comicidad, aunque es Queralt Casasayas quien captura la atención del espectador de principio a fin. Genial.

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