Festival de Cine de Canes

'Titane', la dosis de cine salvaje que le hacía falta a Canes

Julia Ducournau retuerce las convenciones de los géneros en este drama paternofilial de pulsión extrema y modernidad 'queer'

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Garance Marillier, Vincent Lindon, Julia Ducournau, Agathe Rousselle y Lais Salameh a la presentación de 'Titane' a Canes.

CanesLa primera media hora de Titane es una explosión de cine extremo como pocas veces se había visto en la competición por la Palma de Oro del Festival de Canes. Después del éxito de Crudo (2016), el primer largometraje de Julia Ducournau, sobre el paso a la edad madura de una estudiante universitaria que tiene que asumir su naturaleza depredadora, se había generado una expectación eufórica ante la segunda película de una de las directoras más interesantes del cine, no solo de género, contemporáneo. Como la de Crudo, la protagonista de Titane, Alexia (Agathe Rousselle retorciendo las categorías tradicionales de género) también se enfrenta con una identidad propia extraña que ella misma no sabe cómo gestionar. Bailarina de éxito en exhibiciones de automóviles, Alexia presenta una aleación metálica en el cerebro y no esconde su conexión incluso sexual con los coches.

En su primer tercio, Titane avanza a través de una explosión de referencias cinéfilas que van desde el David Cronenberg de la nueva carne y de Crash al Quentin Tarantino más desatado, pasando por las variantes femeninas y feministas de los films de psycho killers. Esta montaña rusa de citas extremas, de géneros cambiantes, se modera y se estabiliza a partir de un punto de inflexión en el que la trama se reconduce hacia el territorio del drama paternofilial atravesado por una pulsión queer ultracontemporania. Alexia se refugia en el hogar de Vincent (extraordinario Vincent Lindon), un bombero veterano que se muestra más que predispuesto a creer que esta figura misteriosa es Adrien, el hijo adolescente que le desapareció hace años. Y así entre Vincent y Alexia/Adrien se genera un vínculo inesperado que desafía las convenciones tradicionales sobre el núcleo familiar.

Otra de las referencias ineludibles de Titane es el cine radical de Claire Denis. Como Beau travail, Alexia/Adrien supone un elemento disruptivo dentro de un universo de homosocialización masculina, aquí el cuerpo de bomberos, mientras que Vincent Lindon también desprende ese insólito erotismo de las figuras paternales que encontramos en films como High life (2018). Pero Ducournau ofrece una perspectiva mucho más actual y subversiva alrededor de las categorías de género y en la reflexión sobre nuestro vínculo con unos cuerpos nada armónicos el comportamiento de los cuales no podemos controlar. En Titane, los cambios producidos por la vejez o el embarazo se observan como mutaciones viscerales raras y viscosas con las que los protagonistas intentan reconciliarse a partir de diferentes intervenciones. A pesar del tono más íntimo y emocional de los dos últimos tercios, Titane también contiene grandes momentos de humor (entre los cuales una reanimación cardiopulmonar al ritmo de la Macarena), hasta el punto de que es la película más divertida que hemos visto hasta ahora en el festival. Imperfecta pero sobradamente estimulante, ojalá esta propuesta que rompe con muchas de las inercias de los films programados en Canes encuentre su lugar en el palmarés.

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