Música

La última gira de Joan Manuel Serrat

El cantautor se despedirá de los escenarios el 23 de diciembre de 2022 en el Palau Sant Jordi

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Joan Manuel Serrat en concierto en el Auditorio del Foro el diciembre de 2018.

BarcelonaJoan Manuel Serrat dejará los escenarios con una gira que empezará el 27 de abril en el Beacon Theatre de Nueva York y acabará en el Palau Sant Jordi de Barcelona el 23 de diciembre de 2022. Serrat, de 77 años, quiere despedirse “personalmente” del público con el que ha compartido “vida y canciones durante más de medio siglo”. Y lo hará con una gira de despedida titulada El vicio de cantar. Las razones de este adiós arriba del escenario las explicó ayer en una entrevista en El País. Tiene la voluntad de “recuperar la vida familiar y cumplir con cuestiones íntimas y necesarias”, y sobre todo la determinación de no marcharse a la francesa, sino ante el público, que espera que el 8 de diciembre se publiquen los detalles de la gira en la web del artista.

Obviamente, las circunstancias pandémicas han precipitado la decisión. El confinamiento y las restricciones provocaron “la imposibilidad de continuar con el oficio de cantar en directo”, dice. Antes, una caída de Joaquín Sabina, el 12 de febrero de 2020, los había obligado a cancelar la gira conjunta, y después el covid impidió cualquier intento de reanudación. “No me gustó sentirme despedido por una plaga. Por eso me planteé ir al lugar más natural para hacerlo, con el público delante, lleno de gratitud y alegría”, afirma Serrat en una entrevista en la que también explica que la gira pasará por América Latina y que los conciertos en verano serán en España. La despedida de los escenarios, sin embargo, no implica que deje la música, porque asegura que seguirá componiendo y no descarta la publicación de algún disco.

La noticia de la última gira llega cuando se cumplen 50 años de la publicación de Mediterráneo (1971), el disco que hace tres años revisó en directo en una gira que dejó para el recuerdo conciertos memorables como el de L'Auditori del Fòrum, en Barcelona, en diciembre de 2018. En esas actuaciones, síntesis antológica de una carrera legendaria, Serrat desplegó primero el repertorio de Mediterráneo y después dedicó el segundo bloque a pasear por un catálogo inmenso tanto en castellano como en catalán; ningún cantautor puede mostrar una trayectoria tan sólida en dos lenguas. Cantó Machado y Foix. Fue la voz de la canción popular española (la de Tío Alberto y Pueblo blanco), y el arrebato poético de Cançó de matinada y la emoción de Cançó de cuna. Evocó amores y anhelos en Lucía y removió nostalgias costumbristas en Temps era temps... Involuntariamente, quizás, Serrat estaba explicando un legado que ha acompañado a varias generaciones y que ha influido en muchísimos artistas.

Su manera de hacer canción popular es un hilo que conecta con el Kiko Veneno de Échate un cantecito. De su sentimentalismo y del perfume de la nostalgia han bebido Joan Dausà e Ismael Serrano. El Serrat de las almas profundas y oscuras de la Mediterránea sobrevuela los paisajes de las canciones de Extremoduro. Los retratos costumbristas de métrica cuidadosa de Manel y Los Enemigos tienen aliento serratiano. La ironía del amante de Conillet de vellut ha vestido las canciones de despecho de Andrés Calamaro. Las palabras de amor sencillas y tiernas han sido un ideal perseguido por todo tipo de cantautores. Estopa querrían vivir entre los versos de Tu nombre me sabe a hierba, y Joan Garriga bailar en la noche de San Juan de Fiesta. Y el hilo podría seguir eternamente, porque Serrat dirá adiós pero no se marchará.

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