La Última

Quimi Portet: "La vida es excitante, está llena de cosas que no te habrías esperado"

Músico, acaba de publicar el libro 'Cançons en bell llemosí'

15/03/2025
8 min
Regala este articulo

BarcelonaEl músico Quimi Portet (Vic, 1957) acaba de publicar Cançons en bell llemosí, un libro en el que recoge las letras de sus 130 canciones en catalán. El prólogo lo firma Quim Monzó y el epílogo es de Manolo García, con quien –entre otras muchas cosas– Portet vivió una década de locura con El Último de la Fila. Leídas sin el acompañamiento musical, las letras que escribe Quimi Portet son aún más divertidas, delicadas, poéticas o metafísicas. Por eso en la entrevista de hoy no habrá preguntas. Sólo versos de sus canciones que he seleccionado para mantener la conversación con Quimi Portet.

"La vida es un asunto complicado, hacemos lo que podemos".

— Me parece que es una obviedad tan grande que es difícil de rebatir. Hacemos lo que podemos y es lo máximo que podemos hacer. Si se piensa bien pensado, si hay alguien que hace más de lo que puede hacer es un monstruo. La gente que hace más de lo que puede ha creado grandes tragedias en la humanidad. Me viene a la cabeza Hitler, por ejemplo. Yo creo que haciendo lo que podemos ya estamos cubiertos.

"El humor es la anarquía que triunfa por unos breves instantes".

— Me parece un excelente aforismo. Tan excelente, que después digo "No sé dónde lo he visto, dónde lo he leído, quizás hasta me lo he inventado yo". Es que me parece que me lo inventé yo, pero lo encontré tan delirante, que ese día debía de estar o muy bien medicado o el carajillo, muy bien preparado. Ser de la broma es muy típico en nuestro país. En todos los grupos, en todos los pueblos, está el de la broma, y a veces somos unos pesados. Tú te vas animando, sólo falta que se ría uno para que te dé pie a continuar en ese camino. Pero en mi caso me ha permitido hacer letras de canciones y quitarle hierro a todos los pensamientos más o menos filosóficos, a la parte melancólica, al paso de los años. Ser de la broma es una protección que tienes y para la sociabilidad es excelente.

Un título de disco: 'Matamos los martes y los viernes'.

— Éste me lo dijo una señora a L'Esquirol. Fuimos a comprar butifarras con Antonio Fidel un lunes a la carnicería Can Careda, excelente, que ya ha pasado a mejor vida, ya no existe. Y la señora de allí: "Ay, Quimi, qué mal me sabe: no puedo servirte, porque matamos los martes y los viernes". Dije: "Gracias, ya tengo el título del disco". Encontré delicioso que una señora tan bonita, dulce y elegante me dijera: "Matamos los martes y los viernes".

Otra frase que es título de canción: "Cóbreme lo mío".

— Yo he pasado épocas en el País Vasco y ahí ahora lo paga todo uno y después ya lo pagará otro. Ni se habla de eso. En nuestra cultura yo había llegado a ver a una pareja besándose en los morros y a la hora de irse del bar cada uno pagarse lo suyo. Lo encontré desconcertante. ¡Que las personas se pudieran poner la lengua dentro de la boca y, al cabo de un momento, cada uno de ellos pagara un euro! Pensando en ello, con ánimo de sociólogo amateur, los céntimos, para esta cultura, son un material muy diferente que para otras culturas.

"Dime señora musa, ¿qué es mejor para la canción: hacer que se meen de la risa o naufragar en un océano de tristeza?"

— Es una pregunta seria que le hago a la musa. Estoy escribiendo una letra y ya soy un señor mayor, la parte más lírica de mi vida ya ha pasado. La parte más lírica es cuando estás enamorado, eres joven, eres tierno, estás preparado para el noviazgo, para la alegría, para la reproducción. Obviamente quedan las brasas, pero ya no hay esa llama. Entonces, si sigues escribiendo letras –que es algo contranatura, porque la música popular se inventó para el noviazgo, para encontrar novias y novios– te surge esa duda, y yo le pido a la musa si realmente es correcto utilizar el humor como material para la escritura. Cuando estás en un escenario y aplauden es muy divertido, pero por muy mal que lo hagas siempre aplauden. Sentir que se mueren de risa por algo que has dicho, esto no se puede simular. Entiendo perfectamente a los humoristas que hacen stand-up o cómo se diga. La sensación de hacer reír a la gente es espectacular, como refuerzo de tu presencia en una sociedad. Te hace sentir tremendamente útil. No me considero un humorista, pero me hace mucha ilusión que la gente se ría cuando digo una chorrada. Hacer reír a la gente realmente cuesta mucho.

"Quiero ser cantautor y a todo el mundo tender la mano. Darme de corazón a la causa de la humanidad".

— Aquí entramos en la sátira, que no es mi terreno natural, pero en la que en algunos momentos me he metido. Hay una imagen del cantautor comprometido –muy admirable por otra parte, hablo figurativamente–, muy implicado políticamente, que es de una bondad y de una pureza intelectual y emocional que a veces da un poco de risa, porque el mundo no es tan fácil. No puede ser tan bueno. Afortunadamente, han pasado los años y existe una nebulosa de causas. Causas que parecían muy justas ahora son un desastre, y causas malas parecen ahora aceptables. Los vegetarianos, los que no son vegetarianos, maltratar a los animales, ir a los toros... Ahora la confusión es tan grande que todavía un personaje puro nos hace reír más.

"Los vegetarianos no tendrán que sufrir, ya mataremos un brócoli si vienen a comer".

— Esto es de Francesc Pujols. Hay una anécdota muy bonita, cuando invitó a una familia de Barcelona: "Vengan a comer a casa cualquier día de estos". "Vendríamos, pero tenemos un problema: somos vegetarianos". "No sufran, ya mataremos a un brócoli". La encuentro excelente, y la la puse en una canción que se llama precisamente Francesc Pujols.

"Tengo una bestia dentro de mí, que se afana y lucha por salir".

— Esto nos ocurre a todos un poco, pero no podemos olvidar que esta bestia es la que trabaja. El envoltorio que está fuera es el que estás entrevistando tú, en estos momentos. La bestia es la que escribe las canciones, en caso de cineastas es la que hace las películas, en los bailarines es la que baila... Me parece que a esta bestia le debemos un respeto. Es incómoda, es muy difícil de transportar en sociedad, pero todos la tenemos dentro. A través de la educación, la cortesía y la urbanidad conseguimos domesticarla para tener una vida más o menos agradable entre los demás. De la parte mala de la bestia ya no hablo, porque todo el mundo sabe a qué me refiero. Algún día, en la primera juventud, te excedes en el beber, por ejemplo, y ves de lo que serías capaz si te dejaran sin el caparazón.

"Al tanto que va de canto, un mantra fenomenal".

— Es una frase en catalán típica de tío. Un tío que viene con un porrón, "Ep, al tanto que va de canto" y que se aparte todo el mundo. Yo he escrito en castellano y me encanta, pero la lengua a la que estás ligado emocionalmente y de la que conoces la potencia es el catalán. Yo, que he nacido en 1957, mucho del catalán que sabía no era literario, sino que era de transmisión oral. Como letrista de música popular, que es un género menor, es una fuente inagotable de placer, para quien lo escribe y a mi me parece que para quien lo escucha. El que escribe en catalán soy yo y el que escribe en castellano soy yo, pero tengo que convertirme en un escritor en castellano, y este personaje escribe sin conocer los "al tanto que va de canto".

"Nunca olvido los nombres de pila de los curas que me hostiaron".

— Esto es verdad, es científico. Era un momento en el que se utilizaba la violencia tanto psicológica como física. Ibas bastante cagado. Yo iba a una escuela de aquí a Barcelona donde había auténtico terror. Collejas, tirones de oreja, golpes con la campana... Yo era muy buen chaval y pillé poco. Ahora fliparían, estarían todos en prisión. No lo viví como una tragedia, pero me acuerdo del nombre y apellidos de algún personaje que si me lo encontrara le pegaría con la campana.

"Hay quien cuenta los años por primaveras y cursis que se consuelan con puestas de sol".

— Cuando entras en el mundo de la poesía, hay toda una serie de clichés y lugares comunes que a veces te dan pie a la sátira de tu propio oficio. Crear una complicidad con el oyente para reírse de los que vinieron antes que tú, estaban enamoradísimos, veían una puesta de sol y se echaban a llorar. Una puesta de sol es el sol que se pone, no pasa nada más. Se entiende, porque hay épocas en la vida que estás muy enamorado y estás muy tonto. Todos hemos pasado por ahí. Yo también me he emocionado con una puesta de sol, en algún momento.

"Yo hago vida experimental basada en el principio elemental que dice que todo lo que ahora va bien más tarde o más temprano irá fatal".

— Esto es científico, básicamente. Cuando te emocionas mucho, al final toca varapalo. Está muy bien emocionarse, lo bien que lo hacemos, nos ha salido muy bien, pero siempre hay que guardar en el depósito un poco de gasolina para cuando no va tan bien. A veces, tú mismo te animas tanto que te estrellas contra una pared. Eso que llaman ahora ser un motivado.

"Expulsados del cielo por pecados que nunca hemos cometido, hemos caído en el más delicioso de los infiernos".

— Muy guapo. Tiene muchos años y apenas me reconozco en esta frase. Sé que la hice yo, porque me sé de memoria la canción. El catolicismo, nuestra religión corporativa, se basa en esto, que naces malo. Tienes un pecado de unas manzanas o unas serpientes o no sé qué. Naces malo, te vas confesando y si al final te portas muy bien y eres muy, muy sosínb irás al cielo para siempre, pero lo normal es que vayas al infierno y las pases canutas. "El más delicioso de todos los infiernos" es la vida. La vida es un asunto complicado, hacemos lo que podemos, pero es algo divertido, sobre todo para los que hemos tenido un poco de suerte. La vida es excitante, está llena de cosas que no te habrías esperado. Yo quería ser músico, pero si me hubieran dicho que sería así, nunca me lo hubiera creído. Es un infierno, pero tiene cosas muy atractivas.

"No nos hacemos ilusiones, somos muertos de vacaciones".

— Esto, con perdón, lo encuentro brillante. Cuando era pequeño y tenía mucha fiebre, entendía muchas cosas. Después, de mayor, en épocas muy remotas, he intentado con alguna sustancia volver a ese estado. Tenías mucha fiebre y entendías qué era esto, y nunca lo he vuelto a entender nunca más. Lo que está claro es que estamos aquí, que es algo inquietante, porque no sabemos qué ocurrió antes ni qué va a pasar después. Lo más probable es que no ocurra nada. Es muy desconcertante que exista todo esto. Te levantas, te afeitas –los que todavía nos afeitamos–, te duchas, te pones unas gafas, es rarísimo todo lo que hacemos. Me parece que fue un pequeño hallazgo, aunque sea literario: somos muertos de vacaciones. Es una imagen divertida. La mayor parte del tiempo universal no estamos.

"Sólo una cosa dice mi testamento, háganme una lápida que diga así: este chico progresa adecuadamente".

— Esto me gusta mucho. Soy padre y durante unos años, cuando mi hija era pequeña, volvía de la escuela cada mes con un papel que decía: "Eugenia progresa adecuadamente". Hacía mucha gracia. ¿Y yo? ¿Progreso adecuadamente?, me preguntaba. Como objetivo en la vida, progresar adecuadamente es muy bonito, porque en el fondo es de una vacuidad... Quiere decir que ha pasado un mes más, que ha hecho una caca bonita. Es un objetivo humilde y prosaico, y que te lo pongan en una lápida es ya fantástico.

Pero una de tus últimas canciones dice también: "Epitafio: la vida está sobrevalorada".

— Efectivamente, visto desde el punto de vista de un fallecido, yo te diría que sí.

La pasada temporada, en esta entrevista, siempre preguntaba a los invitados por una canción de El Último de la Fila. ¿Cuál es la tuya?

— Voy a decir una mía para hacerme el chulo: a mí me gusta mucho Mar antiguo. No es de las más conocidas, pero es muy bonita.

Las últimas palabras de la entrevista son las tuyas.

— Feliz Navidad. Es algo que siempre queda bien.

Albert Om conversando con Quimi Portet en el Hotel 1898 de Barcelona.
Un nieto que ya dice "tortilla"

Quimi Portet ya es abuelo. Y estos días, un anciano contento, porque su nieto de poco más de un año ya dice "tortilla". Celebramos este hito, hablamos del restaurante de Puiglagulla, en Osona, que él todavía sigue frecuentando, y de Tardes de soledad , la última película de Albert Serra. Quimi añade a la conversación tauromáquica una historia que le contó el músico Antonio Fidel: las últimas palabras de Paquirri, en 1984, cuando el toro ya lo había cogido en la plaza de Pozoblanco y lo llevaban en ambulancia hacia el hospital militar, donde acabaría muriendo: "Tó pá ná, tó pá ná".

La entrevista la grabamos en una sala de la segunda planta del Hotel 1898, junto a la Rambla de Barcelona. En el ascensor, Quimi se mira al espejo y se lleva la misma sorpresa, dice, de cuando se ve en la ducha: "¿Quién es éste? ¿Soy yo?"

Albert Om es periodista
stats