Baloncesto - Liga Femenina Endesa

La chica que nunca imaginó ser profesional a 200 metros de casa

Anna Palma compite con un Cadí La Seu que se ha convertido en un ejemplo europeo de resiliencia

Anna Palma, jugadora urgelense del Cadí La Seu.
01/12/2025
3 min

La Seu d'UrgellEl Cadí La Seu no ha empezado la temporada con los resultados que esperaba, pero sigue siendo uno de los mayores ejemplos de resiliencia del baloncesto europeo. El equipo de la Seu d'Urgell, que tan sólo tiene 12.831 habitantes, ha normalizado mantenerse en la Liga Femenina Endesa. "El Cadí La Seu es un proyecto que tiene muchos años y que cada vez lo tiene más difícil. Tienes que jugar contra los mejores equipos sin el mismo presupuesto. Es un club que tiene mucha gente detrás, pendiente de que todo salga bien. Es un proyecto que ha ido creciendo mucho, pero que cada año cuesta más. Tener un equipo en la máxima categoría le da mucha vida a una ciudad como la Seu d'Urg.

La jugadora urgelense se ha consolidado en la élite del baloncesto jugando a tan sólo 200 metros de la casa donde creció. "Poder llegar a competir en la máxima división con el equipo de mi ciudad es un sueño que no había imaginado", reconoce la alera, que está jugando una media de 18:55 minutos con Isaac Fernández. El Cadí La Seu, que tan sólo ha podido sumar dos victorias en las primeras siete jornadas, pero que exhibe una propuesta de juego valiente y atrevida, visita el domingo la pista del Lointek Gernika Bizkaia.

Anna Palma durante un partido contra el Baxi Ferrol.

Palma está acostumbrada a no ser casi nunca el centro de los elogios. “No sé si soy referente para las siguientes generaciones, pero al final, mi ética de trabajo es muy regular. A veces no se me ve mucho, pero siempre estoy allí haciendo cosas. Esto es un ejemplo importante porque es muy difícil ser siempre la primera de la fila. difícil", recuerda.

Cuando tiene tiempo, la alera colabora con los entrenamientos de los equipos de la cantera. "A mí me gusta mucho entrenar, me lo paso muy bien. Hay muchos niños y niñas que vienen aquí a intentar aprender a jugar baloncesto y la experiencia de ser jugadora permite que les pueda enseñar algo. A mí me gusta. Si al final somos de aquí y tenemos un equipo en la máxima categoría, también lo tenemos que aprovechar para que la canalla nos vea", nos viene.

Anna Palma protegiendo la pelota.

Palma recuerda su etapa en el Programa de Detección y Perfeccionamiento de la Federación Catalana. "Yo lo hacía aquí, en la Seu d'Urgell. Iniciativas así están muy bien y en zonas como esta, donde el nivel no es el mismo que en Barcelona, ​​es muy interesante. Era un momento para aprender cosas nuevas y conocer gente nueva. Yo tenía diez o doce años, pero me hizo ver que yo quería dedicarme a esto. Fue mi punto de inflexión", fue mi punto de inflexión, de alto rendimiento dedicado exclusivamente al baloncesto femenino.

Jugar con Cataluña, un regalo

Palma terminó jugando con la selección catalana absoluta, que hace un par de años disputó un partido amistoso contra Ucrania en Girona. "Jugar el partido del centenario fue un regalo precioso. Vestir la camiseta de la selección catalana siempre es un orgullo y más cuando lo has hecho desde pequeña, pasando por diferentes combinados de formación. Es una experiencia que no todo el mundo puede vivir. Yo hice muchas amigas y me lo pasaba muy bien", asegura.

Su trayectoria puede ser un ejemplo para las jugadoras que ahora se inician en el mundo del deporte. "Cuando yo empecé a jugar no había mucho baloncesto femenino en la tele. Es verdad que yo me fijaba mucho en Alba Torrens o Silvia Domínguez porque eran dos de las jugadoras que llevaban muchos años jugando, pero no era fácil tener referentes", analiza.

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