El Camp Nou bate el récord mundial y es el escenario del inicio de una nueva era (5-2)

Las culés hacen temblar los cimientos con 91.553 aficionados en sus gradas y entran, de nuevo, en los libros de historia

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Las jugadoras del Barça celebrando un gol contra el Madrid

Barcelona91.553 personas. Una cifra para la historia, un dato para el recuerdo. Las culés rompieron una nueva barrera y el Camp Nou reunió a 91.553 aficionados para batir el récord mundial de asistencia en un encuentro de fútbol femenino. Todos los culés reunidos en el estadio han luchado, empujado y disfrutado de un Barça gigante. Las de Jonatan Giráldez han protagonizado un partido excelso que quedará siempre en la memoria de todos como el inicio de una nueva era. Estas jugadoras están abocadas a hacer historia: levantamos el triplete, marcaron una época y ahora comienzan una nueva era con el Camp Nou como escenario.

El Barça ha aprendido la lección. Tras el partido de ida, donde sufrió como nunca frente al Real Madrid, las culés han salido a morder. No había tiempo ni espacio para la especulación y el conjunto de Jonatan Giráldez salió a llevarse la eliminatoria sin rodeos. El dominio azulgrana ha sido total y desde el pitido inicial se han instalado en terreno rival. Las acciones de peligro han sido continuas. Aquellos indicios de descomposición que mostraron en el Di Stèfano se han convertido en orden y acierto y, en el minuto 8, Mapi León ha puesto su nombre en el marcador. Muy lejos de la portería, casi pegada a la línea de banda a tres cuartos de campo, la aragonesa puso un centro en el área pequeña, que se envenenó, superando a una Misa Rodríguez muy avanzada. Primer gol en el Camp Nou con los aficionados como testigos. Primer tanto de las futbolistas del Barça en el templo culé que ha levantado a todo el mundo de su asiento.

La ventaja en el marcador, sin embargo, se ha desvanecido en un santiamén. Irene Paredes, dentro del área, tocó el balón y la colegiada Stephanie Frappart señaló la pena máxima. Mientras las madridistas se apoderaban del balón por primera vez en el partido, el Camp Nou ha actuado como el fortín que es. Con unos silbidos ensordecedores, los culés han hecho muy grande la portería de Sandra Paños mientras Olga Carmona colocaba el balón en los once metros. La portera, a pesar de adivinar la dirección del lanzamiento, no pudo parar el balón. El marcador volvió a mostrar el empate.

Revuelta culé

Con el 1-1 en el marcador, el feudo culé ha parado el tiempo. Mientras su equipo se recolocaba sobre el verde, desde la grada de animación han empezado a levantar las cartulinas que el club ha dejado en los asientos. Poco a poco, los culés se ha ido sumando hasta que, todo el estadio, ha mostrado un mensaje de empoderamiento y reivindicación (More than empowerment) mientras sonaba el himno a capela. El Camp Nou es su casa, parece que hayan jugado siempre y este miércoles han roto un nuevo techo de cristal para volver siempre que el club sea valiente.

Las futbolistas, animadas por su afición, han luchado contra un Madrid seco de ideas. Las azulgranas han jugado prácticamente los primeros 45 minutos sobre el terreno de juego. La posesión, sin embargo, no ha sido efectiva y las ocasiones de gol no han terminado de ver portería. Con el primer tiempo agotado, la segunda parte empezaba con el cambio en el marcador, esta vez, a favor del Real Madrid. Zornoza, desde los cuarenta metros, ha visto a Paños adelantada y le ha superado con un disparo larguísimo, bombeado y letal. El 1-2 reinaba en el Camp Nou, ante incredulidad de los culés. Las futbolistas de Jonatan Giráldez, sin embargo, no estaban preocupadas. Son el mejor equipo del mundo y, en su templo, la exhibición estaba asegurada.

Por detrás en el marcador, algo poco habitual, las culés sacaron su orgullo. Su carácter ganador, sus galones como campeonas de Europa y su sed de goles ha dado la vuelta al marcador en cinco minutos. Jenni Hermoso ha habilitado a Aitana Bonmatí en la frontal del área. La 14 se ha despejado de la defensa blanca para dejar totalmente vendida a Misa y empatar de nuevo el partido. La discípula de Johan Cruyff, emblema de la Masia, se ha besado el escudo con los ojos cerrados. Su amor culé debía tener premio en el templo. De pequeña venía a ver a sus ídolos. Hoy, ella ha sido la aclamada y enaltecida como la gran líder que es.

Instantes después, Claudia Pina ha repetido la estampa histórica. Con el escudo del Barça bien pegado a los labios, corriendo hacia sus compañeras, la de Montacada y Reixac ha celebrado el tercer tanto de las locales. Con un chute desde el vértice del área, que ha hecho entrar el esférico por la escuadra de la portería blanca, ha animado la fiesta en el Camp Nou.

Nadie podía detener el arrebato culé y menos cuando Alexia Putellas ha entrado en escena. La de Mollet del Vallès, que venía de pequeña a ocupar su localidad en el feudo culé, ha hecho levantar a todos los culés en el cuarto gol azulgrana. Con una reverencia, Putellas se ha rendido a su afición, aquella que la venera, aquella que la ama y que la corona como la reina de una nueva era. La futbolista de las grandes citas, de los partidos importantes. Alexia siempre está ahí y lidera un cambio desde el ejemplo y el compromiso que enamora a todos los azulgranas.

Cuando el Barça huele sangre, no tiene freno. Siempre con ganas de más, con una marcha más que sus rivales, con un extra de sed de victorias. Cada una de las futbolistas de Jonatan Giráldez ha disfrutado sobre el césped. El fútbol que ellas defienden es espectáculo, estilo y elegancia. No tienen rival y sobre el césped del estadio azulgrana es imposible hacer que se arrodillen.

A medida que iba anocheciendo, más brillaban los flashes de los móviles de los asistentes en el Camp Nou. Como el que guía, los culés han señalado a sus futbolistas el camino hacia una nueva goleada. La guinda del pastel la ha puesto Graham Hansen. La noruega ha aprovechado un rechace defectuoso de la defensa blanca para sumar el quinto tanto azulgrana. Con las manos arriba, con los diez dedos bien abiertos, Graham ha cerrado el marcador recordando que han llegado para quedarse. Han roto el techo de cristal, han cogido el poder que les corresponde.

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