Aitana Bonmatí: "Me encantaría estar muchos años en el Barça, pero también tengo que valorar otras cosas"

BarcelonaLa autoexigencia es la piedra angular de Aitana Bonmatí (Sant Pere de Ribes, 1998). La 14 azulgrana se ha convertido en un emblema del Barça por su juego y compromiso con los colores y valores de la entidad culé. Su futuro todavía no está claro, pero ella no se ve vistiendo otros colores que no sean los azulgranas, de momento. Tiene ofertas sobre la mesa, y en pocas semanas tendrá que tomar una decisión.

¿El año 2021 ha sido el mejor de tu carrera deportiva?

— En cuanto a éxitos colectivos, sí, es obvio. Hemos ganado el triplete con el Barça y el título más importante en el ámbito europeo como es la Champions.

Después de una temporada redonda como fue la pasada, y viendo cómo está yendo la presente, ¿es complicado mantener el nivel?

— Es muy complicado. Crec que incluso nosotros mismas no damos suficiente valor a todo lo que estamos haciendo. Ganar cada partido y hacerlo por goleada no es nada fácil. No le damos valor y estamos asumiéndolo como una normalidad que no le tenemos que dar. Fijémonos en lo que pasó hace unos días con el Chelsea. Se han quedado fuera de la Champions después de perder 4-0 contra el Wolfsburg, un equipo que no está en su mejor momento. Te das cuenta de que un candidato al título queda eliminado en la fase de grupos. Ostras, demos valor a lo que estamos haciendo. Es cierto que es complicado el ritmo que nos hemos marcado, pero al final contamos con una ilusión y una ambición que son claves. Si no hay ilusión, no importa ni el físico ni nada. Ojalá la tengamos todas muchos años, yo personalmente la tengo, y tengo muchas ganas de ser mejor y superarme año tras año.

Con el triplete en el bolsillo, ¿cómo se afronta una temporada en la que el mínimo que se os pedía es igualar la gesta?

— La verdad es que no he sentido ningún tipo de presión en cuanto al grupo. No lo estamos sintiendo en el vestuario. Las cosas salen solas y fluye todo de forma que ni siquiera te paras a pensar en lo que te piden desde fuera. Yo no he sentido ningún tipo de presión y la clave es seguir en la misma línea que la temporada pasada, disfrutando como lo estamos haciendo. Cuando te lo pasas bien, todo sale.

¿Hay momentos de frustración?

— Es cierto que hay momentos de frustración, pero no te hablo del grupo, sino de momentos de la temporada. Hay momentos en los que vamos al máximo y no tienes espacio ni tiempo para ti. No tienes tiempo ni de respirar. Es más por eso que por otra cosa que siento frustración a veces. Personalmente, soy una jugadora que se pone mucha presión encima. Siempre quiero dar el máximo de mí y estar cada partido al 9 o al 10 de lo que puedo. No me conformo con un 7. A veces me dicen que he hecho un buen partido, pero yo recuerdo que he fallado dos pases y para mí he hecho una mierda de partido. Yo misma me pongo mucha presión, pero es cierto que lo he aprendido a gestionar bastante.

¿El cambio en el banquillo te ha favorecido?

— Creo que sí. Todos los cambios son positivos. Es cierto que cerramos una etapa muy bonita, pero cambiamos de entrenador e incorporamos algunas piezas al staff, a pesar de que es cierto que la mayoría del cuerpo técnico sigue siendo el mismo. Estamos cambiando en cuestión de entrenamientos, de piernas nuevas, de conceptos de juego. El año pasado aprendimos muchísimo, pero esta temporada estamos aprendiendo una barbaridad. Viene un entrenador nuevo, otras cosas, y es diferente. Tú como jugadora tienes que estar cambiando tu mente, aceptando y adaptándote a los conceptos nuevos de lo que quieren de ti, y esto es brutal y una cosa que motiva.

Es una forma de manteneros siempre alerta.

— Totalmente. Gracias a todo lo que nos están enseñando, te das cuenta de que aunque lo hayas ganado todo no quiere decir que no lo puedas hacer mejor. Todavía se puede mejorar una barbaridad. Ahora estamos incorporando al sistema otros movimientos y formas de jugar y son igual de buenos que los de antes. Estos no los conocíamos y por lo tanto nos tenemos que concentrar mucho más en esto, y es una experiencia nueva para nosotros.

¿Cómo recibió el vestuario la llegada de Giráldez?

— A mí me sorprendió, puesto que a Jonatan lo conozco desde que tenía quince años, de la selección catalana. Con Lluís coincidí en la catalana, con Jonatan también... Me sorprendió, ya que siempre había sido parte de mi staff técnico, pero nunca había sido mi entrenador. Fue el hecho de decir: "Ostras, será el primer entrenador, a ver cómo va". No tenía ninguna duda de que de fútbol sabe una barbaridad. El vestuario lo recibió con los brazos abiertos.

Estás todavía pendiente de cerrar tu futuro. ¿Te ves como una one-club-woman?

— No quiero mojarme, puesto que no hay nada cerrado ni oficial. Es cierto que he recibido ofertas de diferentes equipos, y la del Barça, que obviamente es la primera que escucho. Dentro de unas semanas decidiré mi futuro y me encantaría estar muchos años aquí, pero también tengo que valorar otras cosas. No me gustaría hablar de dinero, porque por dinero no es. Creo que lo más importante es que una persona sea feliz y que esté bien allá donde está, no el dinero. Yo seguiré en función de donde más feliz esté y donde mejor me encuentre.

¿Qué te puede proponer un club que no sea el Barça para tentarte a marchar?

— Los equipos que me quieren me han demostrado que me quieren para ser la pieza clave del equipo y para liderar el proyecto. Me han demostrado que me han visto jugar y que me han analizado al 100%. Me hacen saber que, con mi incorporación, el equipo cambiaría y mi rol sería primordial. Al final esto es lo que me pueden ofrecer afuera, pero creo que no encontraría afuera el nivel de entrenamientos que tenemos aquí, el nivel táctico que tenemos aquí, el estilo de juego... No creo que lo encuentre, pero sí puedo encontrar que me quieran como una pieza importante y que me lo hagan ver.

¿En el Barça te sientes como una referente y una pieza clave del equipo?

— No sé si el club lo hace, yo me baso en lo que estoy jugando últimamente. He jugado en casi todos los partidos importantes, menos alguno. Mi rol en el equipo ha cambiado en estos últimos años y sí me considero una pieza relevante dentro del juego.