Barça

La estudiante de biomedicina que se ha convertido en indiscutible en la defensa del Barça

Perfil de Martina Fernández, la defensa que está cogiendo protagonismo por las bajas de Paredes y Mapi León

Pau Pedraza i Sopena
5 min
Martina Fernández entrando de titular en un partido del Barça

Barcelona"Estoy muy contenta de debutar con el primer equipo. Es un sueño que he cumplido", decía Martina Fernández (Ordis, Girona, 2004), defensa del filial del Barça, cuando debutó en Primera División en Valencia, en febrero del 2022 , convirtiéndose en la sexta más joven en hacerlo, con sólo 17 años, 4 meses y un día. Ahora acumula cinco titularidades con el primer equipo azulgrana y está llamada a repetir muchas veces más en el once inicial. Las lesiones de Mapi León, Irene Paredes y Jana Fernández le han allanado el camino.

Dos años después de aquel debut es una pieza clave para Jonatan Giráldez a la pareja de centrales y este sábado jugará el derbi catalán contra el Levante las Planes (18.30 h, DAZN). Antes, sin embargo, ha tenido que pasar muchas horas dentro de un coche recorriendo medio Catalunya para poder jugar al fútbol. El sacrificio de sus padres le ha llevado a ser una futbolista constante y con ganas de aprender. No ha parado de crecer desde que el Barça la captó, en el 2018.

La jugadora de Ordis vestida con la camiseta de la Federación Catalana de Fútbol.

"La primera temporada vivía en casa y los días que le tocaba entrenarse compartíamos los viajes con dos compañeras suyas de equipo", explica el entorno familiar de Martina, que ha atendido al ARA. Ordis, su pueblo natal, quedaba lejos de Barcelona. Más de 150 kilómetros separaban sus orígenes de su futuro. Pese a los horarios de entrenamiento intempestivos, el esfuerzo de los padres fue grande. "Marchábamos de casa a las cinco de la tarde y llegábamos pasadas las doce de la noche", recuerdan.

Este hecho conllevó un agotamiento importante para la familia. Eran distancias muy largas que cruzaban la mitad del territorio catalán en más de hora y media dentro de un coche. El futuro era incierto, pero la ambición por conseguir el sueño de ser jugadora del Barça era abismal. "Había mucho desgaste a todos los niveles, pero dada la situación y los resultados que iban acompañando, todo se minimizaba", recuerdan.

Subir y bajar de Barcelona acabó su segundo año en el Barça. La familia de la chica solicitó que residiera y estudiara en un instituto de la capital. Así fue al principio, pero a mediados de curso la pandemia obligó a Martina a volver a Ordis. Más tarde se instaló de nuevo. Esta vez, sin embargo, con su hermana mayor y otras compañeras del equipo.

El verano de 2021, en los inicios de su cuarta temporada, desde el Barça comunicaron a la familia que creaban una Masía para chicas. Una de las nueve pioneras fue Martina, que compaginaba el deporte con los estudios mientras vivía en el Centre Formació Oriol Tort. "Nos dijeron que una de las pocas plazas que había era para ella. Aunque en otras circunstancias se habría estado tres años más en casa, valía la pena esa emancipación por ir cumpliendo su deseo de ser futbolista profesional" , comentan desde la familia.

Entre Agassi y un buen restaurante

Tiene una relación muy íntima y especial con sus abuelos maternos porque han vivido prácticamente juntos. Es muy familiar, siempre llama a los padres después de los partidos e incluso dedica goles con un corazón para mamá. También es una chica que cuando ha podido subirse a su pueblo se ha reencontrado con los amigos de la infancia. "Es muy divertida, simpática, agradable y alocada", señalan. Es una persona que sabe desconectar del fútbol, pero sin dejar de pensar en lo que será mejor para tener un buen rendimiento al día siguiente.

En sus momentos libres le gusta estar con su gente y leer libros sobre la vida de grandes atletas, como los de Andre Agassi y Manel Estiarte. "También le gusta mucho la buena comida. Ir a cenar a un buen restaurante para ella es un gran plan", apuntan desde la familia. La ropa es uno de sus otros puntos débiles, al igual que los zapatos: "Si fuera por ella sólo compraría zapatillas". También escucha a Nil Moliner, el cantante catalán que ha hecho furor en el vestuario del femenino. Pero Martina tiene un gusto musical muy variado. "Un día escuchará a Lil Tjay y Luh Kel y el otro La Oreja de Van Gogh".

La biomedicina, su otra pasión

"Ella tiene la suerte de que, sin poder dedicarle todo el tiempo que debería dedicarle, tiene capacidad suficiente para sacar los estudios adelante con buenos resultados", explican orgullosos desde la familia. Siempre ha querido estudiar alguna carrera relacionada con la rama científica. Sin embargo, las prácticas obligatorias en su caso suponen una dificultad debido a las faltas de asistencia por las obligaciones con el club y la selección española.

Martina Fernández (a la derecha de todo) junto a las otras pioneras de La Masía femenina.

De ahí que el año pasado, después de ver los obstáculos que no podía esquivar, tuvo que abandonar la carrera de biomedicina. Sin embargo, encontró su sitio en un ciclo superior de laboratorio biomédico que le brindaba la semipresencialidad. Martina ha podido seguir compaginando el fútbol con los estudios.

Suerte de la insistencia de la madre

"Ella jugaba a tenis, y un día su madre vino al Borrassà porque quería jugar al fútbol", comenta al ARA Pau Quirante, el primer entrenador de Martina. La primera respuesta del técnico no le gustó demasiado a la madre: el equipo estaba completo y no había sitio para Martina.

La futbolista catalana (segunda por la izquierda) junto a sus compañeros del Borrassà.

Sin embargo, la insistencia hizo que Martina pudiera entrenar con el equipo de chicos para probar si le gustaba o no, aunque no le aseguraban hacerle la ficha deportiva. "Al tercer día de entrenamiento le dije a su madre: «A esa niña el día que podamos le hagamos ficha». Era una chica fuera de lo normal", admite Quirante con una sonrisa de oreja a oreja y orgullosa de ver -la triunfar.

Allí estuvo tres años, hasta que en el primero infantil –entre 13 y 14 años– fichó por el Girona. Pero la categoría se le quedaba pequeña. "Decidimos, aunque no tenía la edad, ponerla con el cadete-juvenil. Jugaba con chicas de 19 años", explica Boris Nadal, el técnico que la tuvo en el club rojiblanco. Su ambición de ir mejorando la llevó, después de dos temporadas a la capital gerundense, a fichar por el Barça.

Martina con el Girona FC.

El esfuerzo de los padres ha permitido que ahora Martina sea quien es. Quien le iba a decir a su madre que después de tener que insistir para apuntarla al equipo de fútbol del pueblo de al lado la misma chica marcaría, unos años más tarde, su primer gol en la Champions en un estadio sueco. Y se lo dedicaría a ella haciendo un corazón. Bendita insistencia de la madre.

stats