Fútbol

El cromo que le faltaba al PSG, el nuevo poder en la sombra del fútbol europeo

El club francés ha evitado sanciones mientras su presidente se ganaba la complicidad de las autoridades de la UEFA

Messi y el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi
11/08/2021
6 min

Barcelona"Ici c'est Paris". Justo al aterrizar en París, a Messi le pusieron una camiseta con el lema del PSG. Una frase que conecta la ambición de los propietarios del club, cataríes, con la tradicional soberbia parisiense. La capital francesa, tan bonita, con tanta historia, tan orgullosa, no necesita nada más para venderse al mundo. "Esto es París", dicen altivos, mirando por encima del hombro al resto del mundo. En Francia, la mitad del país no los puede ni ver, a los parisienses. Y ahora menos, una vez han fichado a Messi. Si París es una ciudad fascinante con unos ciudadanos que no siempre caen bien al resto de los franceses, el debate sobre el PSG es igual de visceral. O lo aprecias o lo odias. De hecho, hay mucha más gente que lo odia, porque el club más popular de Francia sigue siendo el Olympique de Marsella.

Lionel Messi era el cromo que le faltaba en su colección, al PSG. Llevaban años buscándolo, hablando con sus familiares, sondeándolo, intentando seducirlo. No lo habían podido hacer nunca, a pesar de haberse reunido con Jorge Messi en Miami, Ibiza o Doha. La respuesta siempre era la misma: Leo seguiría en el Barça. Y, cosas del fútbol, si ahora el argentino ya es futbolista del PSG es gracias a la incompetencia de la directiva de Josep Maria Bartomeu, que dejó arruinado al Barça. Un Bartomeu que no la podía ni ver, a la directiva del PSG, y que siempre denunciaba que era "un club estado". En eso tenía toda la razón el expresidente azulgrana. En cambio, en esta tragicomedia en muchos actos, Bartomeu no supo qué hacer con el dinero que recibió de los franceses cuando le quitaron a Neymar. Ahora Messi les llega libre de traspaso. De hecho, en el mismo verano han fichado sin pagar al capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, y al capitán del Barça, Lionel Messi. Y, como no han tenido bastante, han fichado al mejor portero de la última Eurocopa, Donnarumma, a Achraf del Inter y a Wijnaldum del Liverpool. Una jugada que no habría sido posible sin unos contactos en las altas esferas del fútbol europeo.

Esta historia, sin embargo, empezó el 23 de noviembre de 2010, cuando Sandro Rosell llevaba pocos meses como presidente de un Barça todavía con Guardiola. Ese día se vivió una reunión en el Palacio del Elíseo con el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, el príncipe Tamim bin Hamad al-Thani y el presidente de la UEFA, Michel Platini. Sarkozy propuso a Al-Thani invertir en el PSG, entonces en crisis, y Al-Thani pidió el apoyo de Platini en la carrera para organizar el Mundial de 2022. Y así el PSG cambió de manos. Platini, hasta entonces defensor de que el Mundial de 2022 tenía que ser en los Estados Unidos, acabó defendiendo la candidatura de Catar. Y este estado, además de dar trabajo al hijo de Platini, compró al PSG, como quería Sarkozy, el verano de 2011, y puso al frente a Al-Khelaifi.

El proceso de selección de Catar como sede del Mundial de 2022, por cierto, sería el origen de una investigación de la justicia norteamericana que cambió por siempre jamás más a la FIFA, porque cuestionó su manera de escoger sedes del Mundial y cómo luchaba contra la corrupción. Justo la temporada del Mundial, de hecho, el PSG ha conseguido dominar el mercado como nunca lo había hecho, puesto que buena parte de los fichajes que ha hecho han sido sin pagar traspaso. La apuesta del emirato por el fútbol como embajador para vender una imagen positiva de un estado en el que se vulneran los derechos humanos inicialmente los llevó a cerrar con Sandro Rosell un contrato para patrocinar al Barça. Rosell, de hecho, hacía años que tenía negocios con ellos gracias a las academias de fútbol Aspire. Una relación que empezó bien y acabó mal, a medida que PSG y Barça competían por jugadores y para mandar en Europa. Al poco de ver cómo los franceses fichaban a Neymar, el Barça rompería el contrato con Qatar Airways, en 2017. Y la guerra entre los dos clubes pasó a ser abierta.

En París, Al-Khelaifi se había ido reuniendo con periodistas, políticos y empresarios. Trazó planes para cambiar la imagen del club, para convertirlo en un gigante creando una nueva imagen global con acuerdos con Michael Jordan y empresas de moda. Y fichando a futbolistas mediáticos, de Ibrahimovic a Neymar. En menos de dos años el PSG pasó de estar a punto de quebrar económicamente a ganar la Liga casi cada temporada. Ahora bien, de momento, la Champions, el trofeo más deseado y que en Francia solo ha ganado el Marsella, no llega. Por eso siguen fichando a cracs cada verano. En 11 años han gastado más de 1.200 millones de euros en fichajes.

"Al-Khelaifi no parará hasta hacer del PSG el mejor club de Europa. Así satisface a los parisienses, que siempre quieren ser los mejores. Y, de paso, conecta con su manera de ser, porque quiere ganar siempre", explica el periodista parisiense Nicholas Jucha. De hecho, Jucha ya decía hace unos meses que "no es una casualidad que ahora quiera a Messi". "Ficharlo sería un golpe de imagen increíble, un nuevo paso adelante. La idea es que el club gane dinero solo, sin tener que necesitar a los fondos árabes, y ganar la Champions, claro". Con Messi habrá que pagar muchos salarios, pero llegarán más ingresos. Y la clave para el PSG es poder generar ingresos solo, para evitar posibles sanciones de la UEFA. Unas sanciones que no han llegado, de momento.

Neymar posando con Khelaifi el día de su presentación con el PSG.

En 2018 el PSG evitó ser sancionado a pesar de ser investigado por la UEFA por no respetar las normativas del fútbol europeo. El ente investigador, formado por agentes independientes, estudió los ejercicios económicos de los años 2015, 2016 y 2017, y llegó a la conclusión de que eran "aceptables", a pesar de que los principales patrocinios provienen de Bein Sports, el banco de Catar y Aspetar, que en el fondo pertenecen al mismo propietario, la familia real de Catar. Haciendo trampas legales, sin embargo, los patrocinios de empresas creadas por fondos soberanos cataríes patrocinaban a un club comprado por ellos, para evitar pérdidas que fueran en contra de las normativas de la UEFA. Hecha la ley, hecha la trampa. De hecho, en 2017 los parisienses ya hicieron de las suyas cuando, después de pagar 220 millones por Neymar al Barça, ficharon a Kylian Mbappé por 180 fingiendo que era una cesión el primer año para cuadrar el presupuesto.

Posible financiación ilegal

Según informaciones publicadas por la filtración Football Leaks, el PSG habría recibido más de 1.800 millones de euros de Catar de manera supuestamente ilegal, mientras sus dirigentes se reunían con mandatarios de la FIFA y la UEFA, que eran conscientes de que necesitaban el dinero catarí. En París, más de uno considera que para que el PSG se saliera con la suya ha sido clave el ascenso del presidente catarí del club dentro del ECA, la organización de clubes europeos, y la UEFA. De hecho, Al-Khelaifi fue investigado por corrupción por haber cedido una villa de lujo al número 2 de la FIFA, Jérôme Valcke, cuando se negociaba la venta de los derechos televisivos de los próximos Mundiales. Fue absuelto.

Ahora es uno de los grandes aliados del presidente de la UEFA, Aleksandr Ceferin, en la lucha contra la Superliga. Si Madrid, Barça y Juve apostaron por declarar la guerra a la UEFA, Al-Khelaifi optó por apoyarlo, y consiguió cambios en la normativa relativa a los fichajes que los ha ayudado. Al poco del inicio de la guerra por la Superliga, Ceferin anunciaba que "relajaría" el fair play que se aplica a los clubes europeos para facilitar fichajes después de la crisis, una medida que beneficiaba a los clubes que tienen una fuente de dinero extra, es decir, los que tienen estados detrás, como el PSG o el City. El Barça y el Madrid, endeudados por haber gastado demasiado, salían perdiendo. Especialmente el Barça, el club más endeudado del Viejo Continente.

En Francia, el PSG también ha conseguido que esta temporada los clubes tengan más flexibilidad con los presupuestos que en España. El PSG ha liderado la campaña, con éxito, para que la liga francesa permita todos los fichajes de jugadores hasta el 2023, sin atender ningún balance económico, como medida para superar la crisis. Un hecho que les permite fichar a todos los jugadores que quieren, a pesar de que sí es cierto que tendrán que quitarse de encima a algunos jugadores para rebajar una masa salarial que con Messi supera los 600 millones de euros. Menos que la del Barça, de hecho. Para entender cómo Messi ha acabado en el Parque de los Príncipes, hay que explicar cómo el Barça se ha hundido solito después de años de mala gestión. Y cómo el PSG ha ido haciéndose más y más rico, gracias al dinero catarí y a los contactos que ha tejido Al-Khelaifi en las principales instituciones europeas del fútbol, que ahora mismo viven en guerra contra el Barça, el Madrid y la Juve. Una guerra que no ha acabado, pero que, de momento, no ganan estos tres clubes.

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