"Me da miedo retirarme, no sé si las empresas me querrán"
La waterpolista catalana Bea Ortiz conversa con el ARA después de haber sido elegida mejor jugadora del mundo de 2024

Sabadell"Si hace unos años me dicen que llegaría a ser la mejor jugadora del mundo no me lo hubiera creído", asegura Bea Ortiz (Rubí, 1995) mientras mira con satisfacción el trofeo que le acredita como la mejor waterpolista del mundo. "Ha sido un camino duro, muchos días fuera de casa, pero es un plus por seguir con más fuerzas y que se me reconozca mi trabajo de todo el año", añade. El año 2024, sin duda, nunca lo olvidará. hay más, y seguramente más importante. "He vuelto a ser feliz jugando a waterpolo, hacía mucho que no disfrutaba tanto", afirma. aliviada.

Los padres de Bea querían apuntarla a hacer cursillos de natación cuando ella sólo tenía tres años. sí jugaban a waterpolo desde pequeños. Yo siempre iba a la piscina con mis padres mientras ellos entrenaban, y allí conocí la que hoy en día. es mi mejor amiga. Jugaba en waterpolo y gracias a ella ya mis hermanos quise probarlo cuando tenía 8 años", recuerda en conversación con el ARA. Ortiz empezó en las categorías inferiores del Club Natació Rubí antes de fichar por el Sabadell. "Con el Rubí, cada semana jugaba cuatro partidos con cuatro categorías diferentes. Tengo muy buen recuerdo. Ojalá mi último año de waterpolo lo pueda acabar en Rubí", destaca.
De no saber si seguir jugando a waterpolo a marcar cuatro goles en una final olímpica
"La preparación para los Juegos Olímpicos fue muy dura. Estuvimos concentradas todo el mes de diciembre con la selección para poder disputar el Campeonato Europeo de Eindhoven en enero y el Mundial de Doha en febrero", dice. En Eindhoven se colgaron la plata y en Doha, el bronce. "Todas teníamos claro que no queríamos perder ningún final más y que si estábamos en París era porque queríamos ganar el oro. Cuando llegué a los Juegos, vi las caras de todas mis compañeras y estaba segura de que le íbamos a ganar" , confiesa. Y así fue, España venció en la final ante las australianas por 9 goles a 11. Ortiz marcó cuatro.
Pero esos cuatro goles nunca habrían subido al marcador si meses antes no hubiera pedido ayuda para poder seguir jugando al máximo nivel: "Llegué en mayo muy saturada, me acuerdo que le decía a mi pareja que no sabía si seguir, que no sabía si tenía ganas de hacerlo", rememora. "He necesitado ayuda para poder trabajar la mente. Le dije a mi psicóloga que no podía más, pero que quería ganar el oro olímpico. Sin lugar a dudas la mente es más importante que el físico", añade.
Este 2025 Ortiz llegará a la treintena y milita en el CN Sabadell, de quien asegura que tiene "equipo para ganar cualquier cosa". Sin embargo, ahora mismo sólo piensa en "seguir disfrutando del waterpolo y dejar de sufrir". Es consciente de que está cada vez más cerca del final. "Me da miedo retirarme. No sé lo que vendrá cuando acabe el waterpolo, ni si las empresas me querrán. Estoy preparada académicamente –ha estudiado un grado en Comunicación Audiovisual, un máster en Dirección y Producción cinematográfica y ahora está estudiando un otro máster en DIRCOM–, pero no tengo la experiencia que las empresas piden porque estoy mañana y tarde entrenando. con la selección, me paso muchas semanas fuera de casa", concluye la actual mejor jugadora del mundo.