Liga de Campeones

El "dentista" de Guardiola amenaza a la apisonadora de Flick

Gian Piero Gasperini ha hecho de la Atalanta de Bérgamo uno de los equipos más divertidos y ofensivos del continente

Gian Piero Gasperini
Liga de Campeones
28/01/2025
4 min
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Barcelona"Es como Cruyff y Guardiola", dice PapuGómez, el argentino campeón del mundo que jugó su mejor fútbol en el Atalanta a las órdenes de Gian Piero Gasperini. Luego se pelearon, pero el futbolista sigue hablando bien del técnico italiano. "Pasaron cosas, ambos tenemos carácter. Pero aprendí mucho", admitía hablando en la prensa de su país. Hace ya muchos años que el fútbol italiano enterró el viejo concepto defensivo del catenaccio. Más de una década en la que diferentes entrenadores como Antonio Conte, Luciano Spalletti, Walter Mazzari, Eusebio di Francesco o Gasperini se formaron admirando la escuela neerlandesa y la del Barça. Nombres que han repensado la filosofía futbolística de la Serie A, haciéndola una liga ofensiva con más goles que otros campeonatos. "Que todavía nos pregunten si somos defensivos es ridículo", ha llegado a admitir públicamente al entrenador del rival del Barça. Quien piense que en Italia todavía se busca ganar por 1-0 se ha quedado en el siglo XX.

Gasperini, de 67 años, ha trabajado mucho hasta tener el reconocimiento de casi todo el mundo, en el fútbol europeo. El Atalanta compite de tú a tú con gigantes de la Champions, convertido en un equipo de moda que suele pasar de los 100 goles marcados cada año. En Bérgamo se frotan los ojos, de hecho. El Atalanta, club bautizado así en honor de una diosa clásica, sólo era conocido por la fidelidad de sus aficionados, gente tan pasional que llegaron a hacer entrar un tanque en una fiesta, pasando por encima de coches pintados con los colores del Brescia, su eterno rival. Bérgamo, ciudad lombarda que durante décadas aportaba mano de obra para las obras de Milán, es una villa preciosa de gente muy orgullosa. Cuesta encontrar a alguien en Bérgamo que no sea aficionado de Dea, como se conoce a un club que tenía apenas una copa ganada en los años 60. Un club ascensor, que iba entre Primera y Segunda, hasta que un ex jugador convertido en empresario, Antonio Percassi , llegó a la presidencia. En base a una escuela de fútbol siempre exitosa, fue haciendo buenos fichajes hasta encontrar a Gasperini al técnico que les ha hecho tocar el cielo: han jugado los cuartos de la Champions, finales de Copa y en el 2024 levantaron el Europa League pulverizando en la final al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso (3-0).

Formado en la Juve y enamorado de Cruyff

El binomio Percassi-Gasperini ha revolucionado el fútbol italiano. Han modernizado el estadio, fichan barato para vender caro y marcan más goles que la mayor parte de clubes europeos. Para Gasperini, Bérgamo es su nuevo hogar. De hecho, le han hecho hijo honorífico de la ciudad. Pero él es piamontés, nacido en Grugliasco, un pueblo que con el paso del tiempo ha acabado convertido casi en un barrio de Turín. De joven jugó a su amada Juve, compartiendo equipo juvenil con Paolo Rossi.

Cuando era joven, Gasperini sí conoció el fútbol defensivo italiano. De hecho, debutó en el primer equipo de la Juventus en un partido de Copa a las órdenes de Giovanni Trapattoni, un técnico de la vieja escuela, a mediados de los años 70. Pero no tenía lugar en un equipo con jugadores internacionales, así que se marchó en Palermo. Durante más de quince años fue un buen centrocampista en clubes como el siciliano y especialmente el Pescara, donde dejó buen recuerdo. Después volvió a casa, en la Juve, para empezar a entrenar en categorías inferiores, época en la que coincidió con Carlo Ancelotti, que llama maravillas. "Es uno de los mejores entrenadores que conozco", afirma el técnico madridista.

Gasperini se enamoró de la escuela neerlandesa gracias al Barça de Cruyff y al Milan de Sacchi. jugar con tres centrales y me dijeron defensivo. En verdad era más ofensivo, porque los laterales hacían de extremos y pedía a los centrales iniciar las acciones", razona. "No entiendo lo de esperar el error del rival. Quiero ser protagonista", añade un hombre que conseguiría un ascenso de Tercera a Segunda con el modesto Crotone calabrés, antes de empezar a brillar en el club más antiguo de Italia, el Genoa. Entrenó al club genovés dos veces, llevándolo a Europa y encadenando una buena racha de victorias al derbi contra el Sampdoria De por medio fue fichado por el Inter, pero duró dos meses. la forma de entender el juego del piamontés, que siempre juega con tres centrales. Más adelante el técnico de Santpedor declaró que jugar contra él era como "ir al dentista".

De los problemas en Génova a ser un referente en Bérgamo

Gasperini acabó volviendo al Genoa y logró hacer frente al Inter de José Mourinho. El portugués le definió como el técnico mejor preparado de la Serie A. Pese a los buenos resultados, Gasperini acabó haciendo las maletas por culpa de un caso que acabó en los juzgados. Genoa vivía una guerra entonces entre los aficionados y el propietario, Enrico Preziosi. Dentro de las legítimas protestas de los aficionados contra un empresario que llegó a ser condenado por intentar sobornar a rivales, algunos ultras radicales aprovecharon la ocasión para pedir dinero a los jugadores, a los directivos ya Gasperini a cambio de no insultarles. El técnico se plantó, denunciándolo en rueda de prensa.

La mayor parte de la afición no entendía por qué algunos radicales se metían con un entrenador que llevó al equipo hasta la sexta posición, pese a los problemas internos. De hecho, les denegaron la licencia para jugar la Europa League pese a haberse clasificado en ella. Tipo de los violentos y de la mala gestión, Gasperini dejó el club y aterrizó en el Atalanta, donde todo cambiaría. En Bérgamo ha encontrado el espacio ideal para sacar adelante sus ideas. Aunque cada tres por cuatro el club vende a sus mejores jugadores, se rehacen y siguen compitiendo. Este año son terceros en la liga y visitan Barcelona con el reto de ganar, para poder acabar entre los ocho primeros de la Liga de Campeones. El equipo que jugaba derbis locales de Bérgamo con el Albinoleffe en la Serie B en el 2003 ahora se sienta en la misma mesa del Barça gracias a un técnico sin miedo a nada. Ni dentro ni fuera del campo.

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