Una deportista valiente contra el islamismo radical

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Ebrar Karakurt, jugadora de voleibol turca

BarcelonaEsa gente que saca pecho diciendo que los deportes no son importantes. Que no interesan. Que no deberíamos hablar de ello. Satisfechos, pensando que, cuando lo dicen, parecen más listos que el resto del mundo, más listos que quienes no tienen ningún problema para emocionarse con la hazaña de un deportista. Aquellos que dicen que en los deportes hay valores muy negativos, algo cierto, como si entre los productores y directores de cine no hubiera la misma purria, pero con corbata, en lugar de chándal. Como si no tuviéramos a políticos, empresarios y editores machistas, homófobos, corruptos.

Aquellos que ignoran los deportes deberían hacer algo de caso a lo que ocurre en los estadios y pabellones. No para disfrutar del espectáculo, ya que puede ser normal que no te guste lo que ocurra, sino para evitar que manden las ideas que no nos gustan. Para evitar que sea el odio quien tenga el control del discurso en plataformas que lleguen a miles de personas. Después de más de un siglo de machismo, por fin el deporte es escenario de la lucha feminista, por ejemplo. Sin tantas mujeres valientes que han hecho camino, ahora no tendríamos a tantos señores nerviosos y ofendidos, porque por primera vez se sienten cuestionados y juzgados. Sin darse cuenta de que ellos han hecho lo mismo toda su vida: juzgar, burlarse y no escuchar a las mujeres.

El deporte es una plataforma más en la que luchar. Ni la mejor, ni la peor. Una más. Y no podemos dejarla en manos de los intolerantes. Estos días lo hemos visto con el caso de la jugadora de voleibol femenino turca Ebrar Karakurt. Por primera vez en la historia, la selección femenina turca ha ganado la prestigiosa Liga de Naciones FIVB derrotando a los mejores equipos del mundo. En un país en el que el deporte se sigue con pasión, la gente salió a los balcones para celebrar el triunfo. Ahora bien, los políticos de extrema derecha y los islamistas se asustaron. Una de las estrellas del equipo es Karakurt, que lleva el pelo corto teñido de rosa y nunca escondió que es lesbiana.

Yeni Akit, uno de los principales diarios islamistas, tachó el triunfo de "vergüenza", ya que permite a Karakurt sonreír. En Turquía, ser homosexual no es delito, pero cada vez hay más voces que piden que sea castigado por la ley. Cuando los islamistas publicaron un artículo pidiendo que la dejaran fuera de la selección, Karakurt, valiente, colgó una imagen en las redes sociales donde se veía a una jugadora de voleibol que saltaba rompiendo cadenas. Ha recibido amenazas de muerte y un montón de insultos. También millones de mensajes de soporte. Cuando lo dejó con su pareja, fue protagonista de un editorial de Yeni Akit que la criticaba por haberlo hecho público durante el Ramadán. Ahora que es campeona ha colgado un mensaje en las redes donde dice: "Estoy en la cima del mundo, sus críticas no me llegan".

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