Barça

¿Por qué el Espai Barça ha pasado de 600 a 1.500 millones?

Los compromisarios, molestos por la poca información que han recibido hasta ahora del proyecto, decidirán el sábado si dan luz verde al nuevo Camp Nou

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Imatge virtual del Espacio Barça

BarcelonaPara muchos socios del Barça, el Espai Barça ha pasado de ser un proyecto ilusionante a una caja de sorpresas. En 2014 se aprobaba en referéndum y por amplia mayoría la construcción de un nuevo Camp Nou, un nuevo Palau y un nuevo Miniestadi por un coste total de 600 millones. Las obras tenían que empezar en 2017 pero se fueron aplazando. En 2020, justo antes de que la directiva de Josep Maria Bartomeu dimitiera, el coste del proyecto ya había subido hasta los 815 millones. Y, un año después, con los retoques que ha aportado la junta de Joan Laporta, el precio se ha disparado hasta los 1.500 millones.

La directiva actual ha reconocido que "no se esperaba" este aumento. Tampoco se lo imaginaban los socios. La asamblea de compromisarios del pasado domingo hizo evidente el malestar de parte de la demasiada social azulgrana, que se quejaba de la poca información que habían recibido del proyecto. De hecho, no supieron de los 1.500 millones hasta diez días antes, cuando el CEO, Ferran Reverter, desveló la cifra durante la presentación de la due diligence. Además, quedan por resolver las sospechas sobre posibles sobrecostes y derroche de recursos en los 145 millones que la directiva saliente había invertido en el proyecto, y que en buena parte están en manso del forensic.

En la asamblea, la junta pedía permiso para conseguir el crédito, y para hacerlo, esbozaba las líneas maestras de los cambios que propone en las obras del Camp Nou y del Palau —la parte más cara del Espai Barça—. Pero los compromisarios no tuvieron bastante y, después de muchas opiniones contrarias, Laporta decidió suspender la reunión, que continuará el sábado justo donde se dejó, con el debate sobre la financiación de esta obra faraónica. Ni el presidente ni su junta tienen ninguna garantía de que podrán aprobar el punto de la orden del día, a pesar de haber puesto como contrapartida que se celebraría un referéndum vinculante para que todos los socios tuvieran voz, como hicieron el 2014.

El ARA, a través de las explicaciones que ha dado el club, de las versiones de la anterior directiva y de fuentes conocedoras del proyecto, intenta argumentar los motivos que han comportado pasar de 600 a 1.500 millones, el 250% de lo que se votó hace apenas siete años y medio.

Un proyecto incompleto

Se habían hecho cálculos a la baja y no se habían incluido algunas partidas

"Si la junta anterior tardó tanto en hacer el Espacio Barça, sospecho que es porque no sabían cómo hacer para justificar el coste real de las obras", decía la vicepresidenta Elena Fort en una entrevista en el ARA la semana pasada. Así que la nueva junta entró en club y se puso a trabajar con el proyecto, detectaron una serie de carencias que hacían aumentar el precio "muy por encima" de los 815 millones que habían dicho. Solo en temas de tecnología, se calcula que había un diferencial de 100 millones de euros, y no se habían incluido algunas partidas clave, como por ejemplo los marcadores. Tampoco se contaba con la instalación de placas solares.

Entre los meses de mayo y junio, la directiva actual tuvo conocimiento de un problema añadido: las empresas que licitaban por el proyecto advertían que era irrealizable, tanto por coste como por plazos. O sea, que sería más costoso y no se podía hacer en el lapso de tiempo que quería el club. Una situación resultante de estrangular al máximo el coste del proyecto para evitar que se disparara el precio. En paralelo, y respecto al proyecto ganador del concurso de arquitectura –idea de Pascual y Ausió, con el apoyo imprescindible de Nikken Sekkei–, se había dado marcha atrás en algunos elementos estéticos para minimizar la factura. Estos dos cinturones se han desabrochado. "No es que hayamos subido el precio, es que hemos hecho un ejercicio de transparencia y realismo", comentaba Fort.

El impacto de la 3ª grada

La junta ha modificado el proyecto, mantiene la 1ª grada y amplía la oferta de palcos 'vip'

A nivel externo, el Camp Nou no tendrá grandes cambios respecto a lo que se había presentado en 2017. Pero sí a nivel interno. En vez de hacer obras en la 1ª grada y ampliar la 3ª, ahora se propone tirar abajo la 3ª y hacerla totalmente nueva. La junta actual defiende esta propuesta porque, así, "se evita que 12.500 socios abonados tengan que pasar de 1ª a 3ª". Ahora bien, esta solución también permite modificar y ampliar la oferta de palcos vip. En vez de una anilla entre la 1ª y la 2ª grada, ahora se harán dos (una sobre la otra) entre la 2ª y la 3ª grada.

Una parte importante del sobrecoste del Espai Barça radica, precisamente, en la construcción de esta 3ª grada, de unos 400 metros de fachada y elevada 20 metros sobre el suelo. "Los precios no son lineales. Hacer la 2ª grada cuesta más que la 1ª. Y la 3ª, más que la 2ª", justificaba Ferran Reverter. El proyecto, actualizado, también incluye ideas de movilidad y servicios que ha recopilado el equipo de trabajo de después de ver otros estadios de nueva construcción, en Europa y en los Estados Unidos. "Un Powerpoint lo aguanta todo, pero los cálculos son claros. Gastarse mucho dinero hoy para recuperar mucho más el día de mañana", dice una de las fuentes consultadas.

Propuesta de mejora de la 3ª grada del Camp Nou, con dos anillas de palcos 'vip'.

La comparación con otros estadios

Remodelar el Camp Nou costará unos 900 millones, en la línea otros estadios como el Bernabéu, que cuesta 850 millones

Consciente de que "el aumento del precio costará mucho de explicar", el equipo de trabajo del Espai Barça decidió comparar las obras de remodelación del Camp Nou con los otros proyectos que se habían hecho, sobre todo en Europa, en los últimos años. El ejemplo más reciente, cercano y aplicable al estadio azulgrana es el Santiago Bernabéu. El campo del Real Madrid, de 81.000 localidades, cuesta 850 millones de euros. El estadio del Tottenham (Londres), uno de los que sirvieron de inspiración para reformular el proyecto del Camp Nou, se eleva hasta los 1.200 millones, a pesar de que solo tiene capacidad para 62.000 espectadores. En contraposición, el del Olympique de Lyon, que también tiene 60.000 asientos, costó 500.

Las comparaciones, sin embargo, no siempre son equiparables. El Camp Nou, construido en 1957, tiene bastantes deficiencias que hay que corregir antes de la remodelación integral. Además de los casi 2 millones invertidos en reparaciones urgentes, la junta de Bartomeu ya había detectado problemas por resolver en diferentes partes de la estructura, y que motivaron pasar de los 600 a los 815 millones de presupuesto. Ahora habrá más cambios. "Buena parte del dinero que ponemos en reparaciones irán a fondo perdido", comentan los gestores actuales.

El Palau dispara el presupuesto

El pabellón ampliará la capacidad hasta los 15.000 asientos y pasará de 90 millones a 420

Mientras que el Camp Nou acabará costando el doble del que se había dicho el 2014, el coste del nuevo Palacio se multiplicará casi por cinco. La principal justificación es en el cambio de aforo, que pasa de 10.000 a 15.000 localidades. La primera razón es deportiva, por la exigencia de la Euroliga. Pero la otra gran razón fundamental es la posibilidad de acoger conciertos y espectáculos de gran formato. El diseño del Palau, con una grada mucho más alta que el resto, se entiende mejor si se piensa en el pabellón como un gran teatro. Los promotores internacionales piden superar las 20.000 localidades para aspirar a las giras de los principales grupos y artistas. Los cálculos del club son que, en el Palau, caben hasta 22.000 (7.000 en la pista).

Poder hacer conciertos y espectáculos, casi semanales, será una vía de ingresos para el club, que deposita muchas esperanzas en esta vía de negocio. El presupuesto incluye, además del Palau, el pequeño Palau y la pista de hielo. Y, en comparación con otros pabellones ya construidos recientemente, está muy por debajo de los más de 1.500 millones que costó el O2 de Londres (20.000 localidades) o los casi 1.000 que costó el O2 Arena de Praga (18.000 asientos), pero bastante por encima de los 320 millones que costó Mercedes-Benz Arena de Berlín (16.000) o los 250 que costó el WiZink Center de Madrid (18.000).

La predisposición de Goldman Sachs

El fondo de inversión, con quien el club acostumbra a hacer tratos, está en la 'pole' para financiar el Espacio Barça

La junta de Bartomeu había pactado con Goldman Sachs la financiación del Espai Barça por valor de 815 millones. Pero, con la pandemia, la financiera puso el freno y dejó el acuerdo en punto muerto. A finales de aquel verano se retomaron las negociaciones. Después de solicitar dos estudios de viabilidad del proyecto, dieron luz verde a la financiación. Ahora el precio ha subido descaradamente, pero Goldman Sachs continúa siendo la financiera mejor situada para pagar la fiesta a pesar de que, según el club, no es la única interesada.

Las condiciones que el club propone a la asamblea son un crédito a devolver en 30 años —después de los primeros cinco de carencia, mientras se hacen las obras— a "un tipo de interés de mercado" y a devolver "solo con el dinero extra que se genere a partir de la explotación del Espai Barça". Es decir, sin condicionar el resto de ingresos de la entidad. Es, a grandes rasgos, lo que proponía la junta saliente de Bartomeu. Los compromisarios no podrán leer la letra pequeña del acuerdo y solo votarán en función de las líneas maestras que ha anunciado la directiva actual. Este sábado se sabrá si confían o no.

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