Escuché por la radio que Joan Laporta no estaba en el palco de Johan Cruyff este viernes, el día que el Barça femenino recibía el trofeo como campeonas de Liga ante su afición. Lo primero que pensé es que había tenido algún percance de salud. No puede que se pierda algo así, ¿no? Así que lo pregunté. Y la respuesta fue: "Motivos de agenda". O sea que el presidente del club no prioriza en su agenda celebrar, honrar y poner en valor el título del equipo femenino. No hay otra forma de evaluar su ausencia porque solo una causa de fuerza mayor le habría impedido estar en el palco si el trofeo lo hubieran recibido ellos, el equipo masculino.
Ahora que lo pienso, tampoco sé por qué me extraña tanto cuando hace solo una semana tampoco fue a Granada cuando el femenino cantaba el alirón. Sin embargo, quince días antes no se perdió la castaña del masculino en el Bernabéu, donde se despedían de la posibilidad de ganar algún título esta temporada. Sobre todo teniendo en cuenta que venía de programar una rueda de prensa para proclamar, eufórico, la buena nueva de la continuidad de Xavi a la misma hora que presentaban un acuerdo comercial pionero. Que el desprecio no es puntual, vamos, sino sostenido en el tiempo y con varios ejemplos incuestionables.
Él se lo pierde, porque, visto cómo van las cosas, los logros del Barça femenino son de las pocas cosas que puede celebrar. No alegrarse lo suficiente como para colocar en su lista de prioridades estar al lado de las jugadoras, aplaudirlas y festejar con la afición en un estadio prácticamente lleno, no es que sea un error, es que también es una lástima. Estoy convencida de que habrá gente a la que esto no le parezca tan grave. Son los hombres que nos explican cosas porque estamos exagerando. ¡Que tampoco hay que ponerse así, mujer! No hay para tanto. Los que no destinan ni un segundo a reflexionar sobre ello y a los que les resulta tan fácil rebatir con el argumento lógico de que nunca, absolutamente nunca, Laporta se habría perdido la consecución matemática del título o la entrega del trofeo de la Liga en su estadio al equipo masculino. Punto.
Puede que algunos también sean del club de los fanáticos, de los que creen que Laporta lo hace todo fantásticamente bien y que vamos contra él porque nos pagan Víctor Font o Florentino Pérez. Con estos, ni entro en el debate. Que tengo mucha ropa que planchar.