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Un árbitro sin herramientas para penalizar al Getafe e influenciado por el VAR en manos de Gavi

El tiempo añadido y la revisión del posible penalti sobre Araujo marcaron la actuación de Soto Grado en el Coliseum Alfonso Pérez

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El árbitro, Cesar Soto Grado, revisando el posible penalti sobre Araujo durante el Getafe-Barça

BarcelonaDesde la instauración del videoarbitraje, el fútbol ha vivido una sacudida en cuanto a la duración de los partidos. La revisión de las acciones polémicas requiere tiempo y, aunque se gana en justicia, el espectáculo se resiente. Durante los últimos días, el juego efectivo ha sido el eje del debate: crea preocupación que de los 90 minutos estipulados, solo exista el balón en movimiento algo más de la mitad. El último ejemplo fue el Getafe-Barça.

Echando un vistazo a las principales ligas europeas, Francia lidera el juego efectivo con 56 minutos y 18 segundos, seguida de la Premier (55:07), la Serie A (54:40) y la Bundesliga (54:27) . La liga española se sitúa en unos preocupantes 53 minutos y 21 segundos, en la cola de la élite. En las competiciones de Argentina, Colombia o México, el juego efectivo no llega ni a los 51 minutos.

Durante el Mundial de Qatar, en diciembre del 2022, la FIFA anunció que se aplicaría un tiempo añadido amplio para incrementar el juego efectivo. La idea tuvo buena acogida y la UEFA decidió prolongar la aplicación de esta directriz a las ligas europeas. El Comité Técnico de Árbitros español (CTA) instó a los colegiados a seguir esta línea durante la segunda vuelta de la temporada 2022/23 y este año ya se aplica con todas las de la ley. Medina Cantalejo, presidente del CTA, sabía que había que ponerse manos a la obra y ha empezado a aplicar medidas para dar la vuelta a la tendencia.

La solución más fácil ya se está aplicando: un tiempo adicional extraordinariamente generoso (a veces excesivo), que añade 1 minuto por gol, 30 segundos por sustitución y todas las pérdidas de tiempo que el colegiado considere valorar. Además, también hay otras novedades, como no anotar las amonestaciones que se produzcan a finales del partido para reanudar el juego con más celeridad y/o acortar el tiempo de análisis desde el VAR.

Las quejas de Xavi, cuando el problema es otro

El entrenador del Barça, Xavi Hernández, expresó su disconformidad con el tiempo efectivo del partido en Getafe, pero Soto Grado compensó los minutos perdidos con un descuento muy amplio: 10 minutos en la primera parte y 9 en la segunda (que finalmente fueron 15). Sin embargo, la sensación es que durante el partido no se podían trenzar dos jugadas seguidas por las interrupciones constantes, por faltas o cuidados médicos, del equipo de José Bordalás. En este punto, los árbitros tienen pocas herramientas a su alcance, puesto que ni pueden evaluar una lesión con garantías –ya que no son médicos– ni pueden amonestar a los jugadores, ya que la mayoría de infracciones no merecen tarjeta. Mala pieza en el telar.

Sin embargo, el Barça podía haberse llevado los 3 puntos a Getafe: Araujo cayó dentro del área en el minuto 100. Un penalti meridiano. Desde la sala VOR, Iglesias Villanueva analizaba la jugada mientras Soto Grado describía lo visto. Finalmente, envió al árbitro de campo al monitor, pero también le alertó de una posible mano previa de Gavi. Es decir, que cuando el colegiado internacional recorrió 50 metros para revisar la acción, ya estaba condicionado por la opinión de su compañero.

Revisión insuficiente del árbitro en el posible penalti a Araujo

Soto Grado dedicó 10 segundos a certificar que la infracción cometida sobre Araujo estaba clara. Posteriormente, se centró en la supuesta mano. Lo sorprendente es que necesitó solo 30 segundos para decretar la mano de Gavi como punible. Un tiempo del todo insuficiente teniendo en cuenta que las repeticiones que visualizó ofrecían muchísimas dudas. Había que analizar muchos aspectos: la zona del brazo donde impacta el balón, la naturalidad del movimiento de Gavi o la posibilidad de evitar la mano teniendo en cuenta que el rival rechaza el esférico a escasos centímetros. Muchos ítems que el internacional de La Rioja pasó por alto y que requerían un análisis más exhaustivo. La conclusión es que negó al Barça la posibilidad de chutar un penalti en la última jugada del partido.

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