Arda Turan, un capricho, una bota y muchas polémicas
Retirado en verano, el ex jugador del Barça y del Atlético de Madrid fue homenajeado en el Metropolitano
Barcelona"El problema de los sueldos del Barça no era por culpa de Messi sino por operaciones como las de Arda Turan". La frase la dijo Javier Faus, ex vicepresidente económico del Barça, durante un almuerzo de trabajo con periodistas, mientras valoraban lo que entonces todavía era un incipiente aumento de la masa salarial del club. Y eso que todavía no se habían cerrado las incorporaciones ruinosas de Dembélé, Coutinho y Griezmann. El centrocampista turco, que llegó al Camp Nou el verano de 2015, fue homenajeado el domingo en el campo del Atlético de Madrid, el club con el que vivió grandes tardes de gloria. No en Barcelona, donde su paso generó controversia desde el primer día hasta que se acabó marchando por la puerta trasera a su país natal, donde este verano acabaría colgando las botas a regañadientes a los 35 años.
Su fichaje fue un capricho de Luis Enrique. El Barça acababa de ganar Liga, Copa y Champions y había elecciones. La secretaría técnica tenía en la cabeza otras intenciones: Ilkay Gündogan (Borussia Dortmund), con el que estaba pactado el traspaso y acordado el salario y tenía pasada la revisión médica... Pero entró en escena el entrenador azulgrana: "Luis Enrique se empecinó con él. Con las elecciones por el medio, Bartomeu no quería oír a hablar de polémica y dio marcha atrás cuando Gündogan ya estaba buscando casa en Barcelona", recuerda un miembro destacado de la antigua directiva, que también explica que Bartomeu no se atrevió a llamar a Gündogan y delegó el trance a Jordi Mestre, su vicepresidente económico.
En realidad, en el momento del fichaje mandaba Ramon Adell como presidente de la gestora. Bartomeu, sin embargo, "seguía moviendo los hilos", admiten los antiguos directivos. Luis Enrique, a pesar de estar de vacaciones, hizo una presión asfixiante. "Parecía que la historia del Barça dependía de aquel fichaje", recuerda Adell al ARA. Incluso se "planteó dejar el cargo" porque, técnicamente, una gestora no podía fichar, así que para cubrirse incluyó en el contrato una cláusula para poder deshacer la operación después de las elecciones. Ganó Bartomeu y no hizo falta. El Barça acabó pagando 42 millones, entre fijos y variables, y le hizo un contrato por cinco temporadas con un sueldo de hasta 12 millones brutos. Una cifra muy alta, y más por un jugador que no podría debutar hasta enero, puesto que el Barça estaba sancionado por la FIFA. Aquel verano, y con la misma fórmula, también llegó el lateral Aleix Vidal.
El Real Madrid tenía informes negativos sobre Arda Turan
El fichaje fue muy celebrado en el Real Madrid. Según recordaba el ex agente Josep Maria Minguella, Miguel Ángel Sánchez –mano derecha de Florentino– llamaba cada día preguntando si la operación ya estaba hecha. Y es que en Chamartín tenían informes que evidenciaban que el rendimiento de Arda ya iba de bajada. Cuando se completó el traspaso "brindaron con champán". Eran sospechas con fundamento, puesto que el rendimiento de Arda nunca estuvo nunca a la altura: solo 55 partidos en dos años y medio, y 15 goles. La llama se fue apagando hasta que en enero de 2018 se acabaría marchando cedido al Basaksehir, en una operación que tenía como único objetivo ahorrarse el máximo de dinero posible de su salario. Aún así, en Barcelona se seguía pagando parte de la ficha. Un día, cuando en la Ciutat Esportiva le preguntaron por qué había querido marcharse del Atlético de Madrid, la respuesta que dio fue sorpresiva: dijo que estaba "harto de Simeone" y que quería ir a un club "donde no tuviera que correr tanto".
Las polémicas de Arda Turan en el Barça
Todo el mundo sabía que Arda era un jugador con carácter, como lo demuestra ese episodio en el que tiró una bota a un asistente. Pero nadie se imaginaba la magnitud de la tragedia. No consta que dejara muchos amigos en el vestuario azulgrana, y en los despachos recuerdan sobre todo los líos extradeportivos. Era frecuente verlo de fiesta en populares locales de ocio nocturno de Barcelona, y la entidad tuvo que intervenir varias veces por conflictos con los vecinos, sobre todo por problemas de aparcamiento. La situación era tan caótica que llegó a tener línea directa con Román Gómez Ponti, antiguo jefe de los servicios jurídicos, que se encargaba personalmente de taparle las vergüenzas.
Pero en Turquía, una vez devuelto a su tierra natal, las cosas fueron a peor. Fue sancionado con 16 partidos para coger, perseguir y amenazar a un árbitro asistente. Y una noche que había salido de fiesta, en una discoteca se encontró con el cantante Berkan Sahin, que lo había acusado de acosar a su pareja. El jugador le rompió la nariz al artista y, una vez en el hospital, disparó –él dice que por error– una pistola para la que no tenía licencia. Fue condenado a 20 meses de prisión, que no llegó a cumplir. Y también abandonó de malas maneras la selección turca, en este caso a raíz de una pelea con un periodista mientras estaban en el avión, donde la expedición volvía de disputar un amistoso.
Arda rescindió la cesión con el Basaksehir en enero de 2020, cuando todavía le faltaban seis meses de contrato con el Barça. Volvió a Barcelona, pero no obtuvo permiso para entrar en la disciplina del primer equipo azulgrana. Ese verano, a pesar de su historial, firmaría por el Galatasaray, por dos años, donde acabó apartado del equipo por estar claramente fuera de forma –incluso se perdió el duelo de Europa League contra el Barça–. En verano no encontró equipo y se retiró. Como resumía un antiguo miembro del área deportiva del Barça: "Arda, así como Aleix, son los típicos fichajes de entrenador que se hicieron porque veníamos de ganar una Champions. Son la demostración del peligro que supone que un técnico decida los fichajes".